El reciente conflicto entre Israel e Irán, que se extendió durante apenas 12 días, dejó profundas huellas geopolíticas en Medio Oriente y confirmó transformaciones estratégicas de alto impacto global. En conversación con DF, el director de la Academia de Guerra del Ejército de Chile, el coronel Manuel Provis, entregó un detallado análisis desde la óptica militar, abordando los principales movimientos tácticos de los actores involucrados.
El Mossad, una pieza clave para Israel
El 7 de octubre de 2023 Israel inició un proceso meticuloso, con una estrategia por fases que a Provis le recuerda la empleada por el mismo país en la guerra de Yom Kipur de 1973. Según relata, las fuerzas israelíes actuaron primero en Gaza, luego en el sur del Líbano –donde golpeó a Hezbolá con la operación Viper– y más tarde en Siria, debilitando o desactivando los frentes que componían el “anillo de fuego” que rodeaba al Estado hebreo. El punto culminante de esta ofensiva, afirma, fue el ataque del 12 de junio de este año contra Irán, mediante la operación “León Ascendente”, que -según detalla- incluyó más de 200 aviones y la destrucción de instalaciones nucleares críticas con tecnología de última generación y municiones guiadas.
Este éxito, subraya Provis, no se explica sin el rol clave del Mossad, que infiltró a personal en Irán, saboteó puntos neurálgicos y entregó inteligencia que permitió un bombardeo eficaz contra blancos de interés militar. “El Mossad facilitó que estas bombas inteligentes fueran dirigidas con exactitud, lo que además evitó el despliegue terrestre y redujo las bajas”, explica.
En paralelo, el sistema de defensa antimisiles conocido como Domo de Hierro demostró su eficacia. A pesar del alto volumen de cohetes lanzados por Irán, la mayoría fueron interceptados y los que lograron traspasar la cúpula causaron daños menores. “Es un sistema tecnológico de primer nivel que protegió la infraestructura y minimizó el impacto del ataque”, destaca el director de la Academia.

Coronel Manuel Provis, director de la Academia de Guerra.
La operación quirúrgica de EEUU
Por otra parte, el coronel Provis califica la intervención estadounidense como “una operación limitada, buscando su propio beneficio”. Especifica que Donald Trump consiguió exhibir la fuerza de EEUU con una operación “quirúrgica”, que no incurrió en los costos económicos y humanos que implicaron conflictos del pasado reciente, como Irak o Afganistán.
Para entender las motivaciones de esta acción, Provis recurre a marcos históricos. A su juicio, el mundo ya no responde al paradigma de la “trampa de Tucídides”, que anticipaba un conflicto entre una potencia en ascenso y otra dominante, sino a lo que denomina “la trampa de Heidelberg”, basada en el retiro de una potencia que ya no desea ejercer liderazgo global. “Trump no quiere asumir el liderazgo internacional como antes, pero tampoco deja de mostrar fuerza”, resume.
Adicionalmente, indica que la operación logró alinearse con la política trumpista de America First, exhibiendo resultados rápidos, sin tropas terrestres, y reforzando la cohesión interna con su base. Además, logró que Europa aumentara su gasto militar (en 5%) tras la intervención, la cual antecedió a la Cumbre de la OTAN en la Haya.

El avión B2 y la bomba antibunker que cargaba fueron los protagonistas de la intervención estadounidense.
Ormuz, la carta que se guardó Irán
La respuesta militar de Irán fue considerada débil por el director de la Academia de Guerra. Aunque lanzó cohetes y logró saturar parcialmente el sistema de defensa israelí, su impacto fue limitado. Pero recalca que Irán conservó una importante herramienta estratégica: el estrecho de Ormuz.
Según Provis, el control del estrecho representa una de las principales fuentes de poder de Irán. Por allí transita el 20% del petróleo mundial, con Arabia Saudita como el mayor exportador y China liderando las importaciones, además es una ruta de comercial crucial para India, Japón y Corea del Sur. “Cerrar el estrecho desataría un desequilibrio económico global”, advierte. Aunque hasta ahora no ha ejercido esa presión, es un recurso disponible en caso de una futura escalada.
Además, destaca que Irán enfrentó solo a dos potencias militares –Israel y EEUU– sin recibir apoyo directo de sus aliados históricos. “Rusia está centrada en Ucrania y no tiene capacidad de ayuda militar; China es pragmática y mientras Ormuz funcione, no intervendrá; Pakistán e India tienen otros frentes”, explica. Pese a ello, destaca que Irán logró salir del conflicto sin un colapso político interno evidente.

Aunque vulnerado por varios misiles iraníes, el Domo de Hierro de Israel demostró su fortaleza.