Chile pareciera perder terreno en materia de seguridad pública, tal como se percibe a nivel de la opinión pública. De hecho, el país experimentó un deterioro en la última medición del índice desarrollado por la Iniciativa Global contra la Delincuencia Organizada Transnacional (GI-TOC, por su sigla en inglés) basada en Ginebra, donde se ubicó en el lugar 76, el cual se compara desfavorablemente con el puesto de 86 de 2023. O sea, mientras más cerca del inicio del listado, peor.
Este indicador, que incluye a 193 países, es una herramienta multidimensional que evalúa el nivel de criminalidad y la resiliencia ante la delincuencia organizada a través de tres pilares fundamentales: los mercados criminales, los actores criminales y la resiliencia.
En este contexto, y considerando una escala de 1 a 10, Chile registró este año un puntaje de 5,48 de criminalidad, correspondiente al promedio de 10 mercados criminales y cuatro tipos de actores criminales. Dicho nivel implicó un alza de 0,30 punto respecto a la medición anterior.
De las dimensiones que se miden, aquella de mercados criminales marcó un 5,37 como reflejo de aumentos en las subdimensiones de trata de personas y comercio ilícito de bienes sujetos a impuestos especiales, pero con descenso en el comercio de productos falsificados.
En tanto, la dimensión de actores criminales alcanzó una puntuación de 5,6 puntos debido a un mayor peso de actores extranjeros.
De esta manera, el país quedó detrás de El Salvador (5,45) y Sierra Leona (5,42), pero por delante de Moldova (5,53) y Zimbabwe (5,55).
Sudamérica como región tiene un promedio 6,13 en criminalidad y países como Estados Unidos y Reino Unido alcanzaron un 5,87 cada uno, China 6,32 y Japón 4,25.
La calificación más alta -es decir, quien anota mayor crimen organizado- es Birmania, con 8,08, y Colombia 7,82. Al otro extremo están Tuvalú (1,53) y Nauru (1,72), dos naciones de Oceanía.
Según el Investigador del Programa Política y Sociedad Civil de LyD, Francisco Alcorta, “los datos muestran que en los últimos años el crimen organizado ha avanzado en el país, mientras que nuestra capacidad para combatirlo no ha podido seguirle el ritmo”.
Resiliencia
El GI-TOC también mide la resiliencia de los países frente a la delincuencia, reflejada en un promedio basado en 12 indicadores que representan las esferas política, jurídica, económica y social de la sociedad y, que en conjunto, tienen el potencial de brindar respuestas integrales y eficaces al crimen organizado.
A diferencia de la criminalidad, cuanto mayor sea el índice de resiliencia de un país, más eficaces serán sus medidas de respuesta.
El puntaje de Chile es de 6,17, sin exihibir cambios respecto a 2023, lo cual lo posiciona en el lugar 34 de los 193 países. En comparación, Sudamérica marcó 4,66.
De los indicadores, ocho se mantuvieron en el mismo nivel que hace dos años, mientras que hubo una baja en sistema judicial y detención y un alza en políticas y leyes nacionales.
De esta manera, Chile se mantiene detrás de Eslovenia (6,21) e Italia (6,38); pero por encima de Barbados (6,13) y Polonia (6,08). En tanto, los mejores rankeados son Finlandia y Liechtenstein con 8,42 cada uno, mientras que los con calificación más baja son Birmania (1,46) y Afganistán (1,5).