Problemas de representatividad

- ¿Cómo explicas el desprestigio de las instituciones políticas y del Congreso?
- Tiene que ver con la conducta de quienes desempeñan los cargos, pero independientemente de ello, en el caso de Chile no es particularmente inadecuada respecto a lo que vemos en el mundo. Nuestros parlamentarios no son menos competentes o menos prudentes. Se dan equivocadamente dos argumentos que a mi juicio son muy desafortunados: que los parlamentarios son conflictivos. Quien dice eso ignora la esencia de la vida parlamentaria o el sentido más profundo de los parlamentos, que son uno de los grandes espacios democráticos donde se hacen las deliberaciones, donde se enfrentan cara a cara posiciones y se llega a acuerdos. La segunda gran falacia es que estos no son problemas que le preocupan a la gente, lo que subestima a los ciudadanos y sugiere jerarquizar la construcción institucional a un sistema de preferencia regido por la inmediatez completa. Esa es una invitación radical al populismo. El problema de fondo aquí es el de la representatividad.



- Se habla de ilegitimidad y de la necesidad de una Asamblea Constituyente…


- El punto principal no es la Constitución del 80, porque ha tenido una infinidad de reformas, entre otras las de 1989 y de 2005, donde se terminaron los enclaves autoritarios. El debate principal está radicado en el sistema electoral, es decir, con el modo que se eligen los representantes y se expresan las mayorías y minorías, esencia del juego democrático. Hay una discusión que no tiene que ver con la técnica electoral -que va de los sistemas binominales a los absolutamente proporcionales- sino que con la sensación totalmente consolidada, que nuestro sistema electoral es de muy baja competencia. No hay nadie en Chile que lo pueda refutar. Lo que hay es una cuestión institucional pendiente, asociada a un nivel muy bajo de prestigio de instituciones a lo que hay que agregar el valor del voto entre territorios.

- ¿Estás de acuerdo con impulsar una Asamblea Constituyente?
- Existe una ceguera, un no querer ver la necesidad de iniciar una conversación que modifique este déficit institucional de representatividad, que es lo que lleva a buscar soluciones a través de caminos que no existen en nuestro ordenamiento institucional, como la Asamblea Constituyente. Esto ha tenido una ruta lógica: este tema no existía y hoy está sobre la mesa por la incapacidad del sistema de auto reformarse.

- ¿Qué opciones existen?
- Tomar conciencia de la situación y buscar un mejor sistema de representación. El verano pasado, el presidente Piñera llamó a los ex mandatarios para consultarles sobre las reformas políticas, pero de ese ejercicio el presidente no sacó ninguna conclusión: no tomó en cuenta lo que le dijeron acerca de la importancia de que él se pusiera a la cabeza impulsando las reformas necesarias. Al contrario, cediendo toda capacidad de iniciativa y de conducción, el gobierno ha dicho que deben ser los partidos los que deben ponerse de acuerdo. Creo que hay luces positivas ya que un conjunto de diputados de RN y la Concertación, presentaron un proyecto que estuvo a punto de ser aprobado y que, a nuestro juicio, cambia el ambiente respecto a la transformación institucional. Hubo rechazo de la UDI y también faltaron votos de RN e incluso del PC, para dar el puntapié inicial.



- Eso confirma que a los partidos no les interesa cambiar el sistema…


- En la medida que no se construya un camino constitucional y este se visibilice, estaremos en problemas. Se puede avanzar en los acuerdos entre RN y la DC donde hay aspectos importantes y en el compromiso que tome un futuro candidato a presidente, para construir una nueva Constitución sobre la base de los mecanismos existentes, pero que pasan siempre por una reforma del binominal. Podemos construir un camino institucional, pero si se siguen sacando cuentas alegres y desoyendo el descrédito de las instituciones, la suma de apoyos a un sistema de Asamblea Constituyente va a ir creciendo. Ignacio Walker ha señalado que no hay que dramatizar el tema lo que significa que esto está adquiriendo una densidad mayor y es una campanada de alerta para construir soluciones viables, aunque para materializarla, se requiere la aprobación por dos tercios de ambas cámaras y luego el apoyo mayoritario en un plebiscito.



- ¿Y si se sigue por este camino?


- Podemos llegar a tal extremo de deterioro de las instituciones, que no sólo sean irrespetadas sino que comiencen a tornarse inútiles. Aquí comparto lo que ha señalado por Ricardo Lagos que sintéticamente ha dicho que lo importante para construir un nuevo ambiente es ponernos de acuerdo para cambiar el sistema binominal, lo que va a permitir que se genere un camino distinto, que opere a través de las instituciones.



- ¿Por qué hemos llegado a una situación tan compleja?


- Tenemos un gobierno que ha sido incapaz de ir resolviendo los problemas que habitualmente va planteando la vida social. La acumulación de dificultades ha llevado a tener la sensación de un problema serio de legitimidad que no puede ser desatendido y al que debe dársele soluciones en los ámbitos y espacios institucionales que hoy existen.



- El término de Asamblea Constituyente genera en muchos, bastante temor…


- Algunos han planteado que detrás de toda esta discusión está el fantasma “Chavista” o lo que se quiere es pasar de un cierto actual veto minoritario a una dictadura mayoritaria. Tengo la sensación que ese no es el camino ni el diseño que este país va a construir.