Una nueva medición del Índice de Efectividad en la Evaluación Ambiental (IEFEA), el cual busca responder la interrogante sobre qué tan probable es que un proyecto de inversión sea calificado favorablemente dentro de un plazo razonable, fue revelada por Pivotes.
Tras consignar en su debut que este indicador ha caído 62% en casi 20 años, en la primera entrega trimestral correspondiente a los meses de julio-agosto-septiembre de 2025, la nueva entrega del centro de incidencia alcanzó el 23%, una leve alza respecto al 20,8% registrado en el segundo trimestre de este año.
En esto, explican desde Pivotes, pudo incidir el clima político y económico de poner mayor atención a este tema, a lo que podría sumarse la preocupación del Servicio de Evaluación Ambiental (SEA) por cumplir los plazos. Sin embargo, recalcan, la baja en la efectividad de la evaluación ambiental debe seguir manteniendo la alerta.

Por área, Saneamiento es el sector con la menor efectividad de la evaluación ambiental con un 3,8%. Minería y Energía alcanzaron un 36,6% y 32,7%, respectivamente.
Y si bien el sector minero ha tenido un repunte en los dos últimos años, al desmenuzar el comportamiento del área por región, hay una sorpresa no tan alentadora. En la Región de Antofagasta, cuyo corazón es minero por las grandes inversiones que allí se impulsan, el IEFEA llegó al 21%. Si bien en el trimestre se aprobaron US$ 6.035 millones, no se calificaron US$ 22.721 millones, dando cuenta de un rendimiento especialmente bajo.
El director de Incidencia de Pivotes, José Antonio Valenzuela, explicó que “esto no habla de la inversión total que está evaluándose en Antofagasta, sino la inversión que bajo el test que fija este indicador de efectividad debió haber sido calificada (considerando días totales) y no lo fue entre plazos. En este caso, es un monto muy alto”.
Consultado por la causa de este rendimiento, Valenzuela aseguró que “este es un sistema que se ha ido volviendo más complejo, y esto se expresa sobre todo en la forma en que intervienen los organismos del Estado, la cantidad de información que se pide”.
“Todos los proyectos se tienen que evaluar en una dimensión indígena, arqueológica, de agua, de fauna. Y no todos los proyectos necesariamente tienen riesgo en esas áreas”, sostiene.
Entre las regiones con montos de inversión relevantes en juego, pero que no superan el 40% en este indicador, están –por ejemplo- Biobío, que llegó al 32%, y Coquimbo, con un 38,1%.
En tanto, la Región de Arica y Parinacota tuvo un IEFEA de 84,9%, mientras la Región Metropolitana registró un 56,6%. Valparaíso, eso sí, es un caso que merece mayor revisión, ya que se han rechazado más proyectos que los que se han aprobado, con US$ 4.765 millones sin calificar y un IEFEA de 0,6%.
¿Cuáles son las perspectivas para el próximo “IPC” de la evaluación ambiental? Valenzuela espera que se mantenga la tendencia al alza del indicador, pero reconoce que es improbable observar cambios radicales. “Creo que esto sin reformas institucionales y de incentivos del sistema, va a mantenerse en una meseta de mala efectividad por un largo tiempo. Esto necesita una reforma al Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental (SEIA)”, sentencia.