En 2013 Chile tendrá el buque científico más moderno del mundo
El navío Cabo de Hornos, de la Armada, contempló una inversión de US$ 62 millones.
Por: Equipo DF
Publicado: Martes 5 de julio de 2011 a las 05:00 hrs.
Por Francisca Orellana
También fue alcanzado por el tsunami del 27 de febrero del año pasado, pero tendrá un final feliz: en el primer trimestre de 2013 Chile contará con uno de los cinco buques científicos más avanzados del mundo. Se trata del AGS 61 Cabo de Hornos, que está siendo reconstruido por Asmar en Talcahuano y le permitirá a la Armada contar con un navío para investigación, luego que diera de baja en agosto de 2010, el Vidal Gormaz por exceder su vida útil.
Con una inversión de US$ 62 millones a cargo del Ministerio de Defensa -a través de la Armada- y de la Subsecretaría de Pesca, el Cabo de Hornos debió haber sido lanzado al mar el mismo día que ocurrió el maremoto, pero el impacto de las olas lo llevaron a varar y provocaron daños en sus estructuras y en las instalaciones de Asmar -junto a la situación de emergencia nacional- obligaron a postergar el inicio de sus operaciones y comenzar reparaciones, principalmente de las estructuras externas. Sólo en febrero pasado fue sacado desde donde quedó sobre el suelo y llevado al Dique Seco 2, para que nuevamente flotara en el mar, señala Sergio Diaz, jefe de Proyecto Medusa de Asmar, que tiene la misión de sacar adelante el proyecto. Se estima que su reconstrucción bordearía otros US$15 millones, cubiertos por seguros.
El buque, de 74,1 metros de largo y 15,6 de ancho, tiene siete pisos y capacidad para 68 personas, entre científicos, oficiales y miembros ligados a la Armada. Y para asegurar una operación silenciosa, el buque tiene propulsión eléctrica y medidas especiales para aislación de vibraciones y ruido que permitan a los peces “acercarse a distancias bajas para ser estudiados con equipos hidroacústicos”, dice.
Usos para la ciencia
Para Diaz, la potencialidad del Cabo de Hornos será enorme, pues permitirá no sólo estudiar la presencia de hidratos de gas, fuente de energía que “ha sido mencionada su existencia frente a las costas de la Octava Región; sino también estudiar el movimiento de las placas tectónicas de hasta 8.000 metros de profundidad, poder hacer un mapeo submarino hasta los 10.000 metros, hacer pesca para muestreo y estudio de especies hasta los 1.500 metros, entre otros”, dice.
Dado sus múltiples usos, no descarta tampoco que se pueda arrendar a la comunidad de ciencia internacional.
También fue alcanzado por el tsunami del 27 de febrero del año pasado, pero tendrá un final feliz: en el primer trimestre de 2013 Chile contará con uno de los cinco buques científicos más avanzados del mundo. Se trata del AGS 61 Cabo de Hornos, que está siendo reconstruido por Asmar en Talcahuano y le permitirá a la Armada contar con un navío para investigación, luego que diera de baja en agosto de 2010, el Vidal Gormaz por exceder su vida útil.
Con una inversión de US$ 62 millones a cargo del Ministerio de Defensa -a través de la Armada- y de la Subsecretaría de Pesca, el Cabo de Hornos debió haber sido lanzado al mar el mismo día que ocurrió el maremoto, pero el impacto de las olas lo llevaron a varar y provocaron daños en sus estructuras y en las instalaciones de Asmar -junto a la situación de emergencia nacional- obligaron a postergar el inicio de sus operaciones y comenzar reparaciones, principalmente de las estructuras externas. Sólo en febrero pasado fue sacado desde donde quedó sobre el suelo y llevado al Dique Seco 2, para que nuevamente flotara en el mar, señala Sergio Diaz, jefe de Proyecto Medusa de Asmar, que tiene la misión de sacar adelante el proyecto. Se estima que su reconstrucción bordearía otros US$15 millones, cubiertos por seguros.
El buque, de 74,1 metros de largo y 15,6 de ancho, tiene siete pisos y capacidad para 68 personas, entre científicos, oficiales y miembros ligados a la Armada. Y para asegurar una operación silenciosa, el buque tiene propulsión eléctrica y medidas especiales para aislación de vibraciones y ruido que permitan a los peces “acercarse a distancias bajas para ser estudiados con equipos hidroacústicos”, dice.
Usos para la ciencia
Para Diaz, la potencialidad del Cabo de Hornos será enorme, pues permitirá no sólo estudiar la presencia de hidratos de gas, fuente de energía que “ha sido mencionada su existencia frente a las costas de la Octava Región; sino también estudiar el movimiento de las placas tectónicas de hasta 8.000 metros de profundidad, poder hacer un mapeo submarino hasta los 10.000 metros, hacer pesca para muestreo y estudio de especies hasta los 1.500 metros, entre otros”, dice.
Dado sus múltiples usos, no descarta tampoco que se pueda arrendar a la comunidad de ciencia internacional.
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