La escasez de agua entre la Primera y Tercera regiones se ha
convertido en un problema que las mineras han debido abordar desde las
fases más iniciales de sus proyectos.
Dos de ellos han
enfrentado especiales desafíos para conseguir los derechos de
aprovechamiento del recurso: Caserones, más conocido como proyecto
Regalito, de la nipona Lumina Copper, liderado por el ex vicepresidente
corporativo de Codelco Norte, Nelson Pizarro. Y la Fase V de Minera
Escondida, que amplía la capacidad de procesamiento de la firma para
mantener la producción del mayor yacimiento de cobre del mundo.
Entre ambos, sumarían inversiones por unos US$ 3.000 millones.
En
el caso del primero, la empresa de capitales nipones debió abrir un
poder de compra en el Valle de Copiapó para adquirir los derechos. Ya
han comprado algunos de ellos entre los agricultores del lugar, pero
aún están en ese proceso.
El principal objetivo de la minera
es maximizar todo lo posible el consumo de agua por tonelada, llegando
al nivel récord de 0,36 metros cúbicos (m3) por segundo por cada
tonelada de cobre. Además, Caserones impulsa -en conjunto con la
Dirección General de Aguas (DGA) y los agricultores de la zona-, una
iniciativa pionera para ayudar el uso eficiente del agua en la zona:
evitar la evaporación, a través de la limpieza de canales y en el
tranque Lautaro, entre otras mitigaciones.
Por su parte,
Escondida Fase V -proyecto que aún no ha sido aprobado por el
directorio-, también está tras el recurso. Hace casi un año, la firma
presentó un Estudio de Impacto Ambiental (EIA) para usar los derechos
de agua hallados por una empresa especializada en su búsqueda, en la
zona de Pampa Colorada. La minera, antes de adquirirlos presentó el EIA
ante la Corema de Antofagasta, que finalmente lo rechazó.
“Estimó
que el aprovechamiento de los 1.000 litros de agua por segundo
otorgados, afectaría los bofedales de la zona, pese a la mitigación por
riego que propuso la empresa”, dijo el titular de la DGA, Rodrigo
Weisner.
La firma cuenta con un proyecto que tampoco ha sido
aprobado por el directorio, para desalinizar agua de mar, el que
ascendería en forma preliminar a unos US$ 120 millones.
El negocio del agua
Experiencias como estas han detonado la aparición de un nuevo mercado: las firmas especializadas en la búsqueda de agua.
De
hecho, la empresa que ofreció los derechos de Pampa Colorada a
Escondida es de Isidoro Quiroga, socio de Eléctrica Pilmaiquén, con
activos en el rubro salmonero y activo inversionista bursátil. Otra
empresa especializada en el negocio es Nazca.
De esta forma,
hoy el agua en el norte del país vale oro o cobre. Esta industria vende
los derechos entre la Primera y Segunda regiones en nada menos que
entre US$ 100 mil por cada litro por segundo y han llegado hasta US$
130 mil por cada litro por segundo, con operaciones en torno a los US$
50 millones.
Otro negocio surgido de la escasez es el mercado
secundario: antiguos propietarios de derechos de agua, usualmente
agricultores, que deciden vender los que no utilizan antes que pagar
por mantenerlos. Esto fue lo que hizo Caserones. Trascendió que este
mercado paga bien, pero no tanto como el anterior.
“Hay mineral,
hay inversión y hay mercado, lo que no hay es agua”, sostuvo Winston
Alburquenque, abogado de Vergara y Cía. especializado en derecho minero
y derechos de agua.
El profesional afirma que esas soluciones
surgieron como respuesta a la política más conservadora para el
otorgamiento de derechos por parte de la DGA, así como el actuar de
algunas coremas regionales que han llegado a revertir los derechos ya
aprobados por ese organismo. La otra alternativa ha sido la
desalinización de agua de mar.
Weisner explicó que esa vía es
bastante costosa, porque a la inversión en la planta se debe sumar el
uso de energía para llevar el agua desde el nivel del mar hacia las
faenas. “Extraer agua de un pozo cuesta en promedio
unos US$ 0,5 a US$ 0,6 por cada m3 por segundo y
desalinizar cuesta unos US$ 1,6 por cada m3”, manifestó.
Por eso, según Alburquenque, lo más conveniente es tener un mix de derechos y de agua desalinizada.