Argentina le pide ayuda al FMI, 10 años después de romper con el organismo
En 2006, el fallecido presidente Néstor Kirchner rompió relaciones con el organismo, al que culpaba por la crisis. El actual gobierno, que afronta una nueva debacle económica, podría pagar un alto costo por revivir el fantasma de aquel complejo episodio.
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En diciembre de 2001, Argentina dejó de pagar su deuda con el Fondo Monetario Internacional y se declaró el default. El 6 de enero de 2006 y tras duras negociaciones, el entonces presidente Néstor Kirchner, puso fin a las obligaciones del país con el organismo multilateral, cancelando de una sola vez US$ 9.800 millones, poco más de un 10% de lo que debía.
Pero el pago no marcó una normalización de las relaciones. Todo lo contrario. Después de pagar sus compromisos, el fallecido mandatario rompió definitivamente las relaciones con el organismo, al que acusaba de haber impuesto condiciones demasiado exigentes a cambio de su ayuda.
"Había algunos que les convenía que el Fondo viva aprentando permanentemente a la Argentina. Se terminó. Tenemos decisión soberana. Somos los argentinos los que construimos nuestro destino", concluía antes de ser sacado en andas de la tarima", decía un exhaltado Kirchner ante una multitud de emocionados partidarios que lo sacó en andas de la tarima.
Pero tras el quiebre con el Fondo, la economía trasandina quedó completamente aislada del financiamiento, y el gobierno tuvo que echar mano a los ahorros de los jubilados.
Recién una década después, en septiembre de 2016, bajo la administración del actual presidente Mauricio Macri, las relaciones se normalizaron.
Hoy, el complejo recuerdo de ese episodio vuelve a pesar sobre la economía trasandina, luego de que el mismo Macri anunciara este martes que el país inició conversaciones con el FMI para recibir una "línea de apoyo financiero" y que más tarde fueron confirmadas por la propia Christine Lagarde.
Argentina vuelve ahora a necesitar apoyo del Fondo, luego de que el derrumbe del peso, la moneda emergente que más ha caído a nivel mundial, desatara una corrida cambiaria, poniendo mayor presión sobre los precios, en momentos en que la inflación se dispara por sobre el 25%.
"Hace minutos hablé con Christine Lagarde, su directora, y nos confirmó que vamos a arrancar hoy mismo a trabajar en un acuerdo y esto nos va a permitir fortalecer este programa de crecimiento y desarrollo, dándonos un mayor respaldo para enfrentar este nuevo escenario global", dijo Macri. de este modo, aseguró, su gobierno espera "evitar crisis como las que hemos tenido en nuestra historia".
El peso argentino había retomado este martes sus caídas, a pesar de que el banco central aplicó un alza de casi 13 puntos porcentuales a la tasa de interés en un breve lapso de siete días, elevándalo los tipos a 40%, uno de los más altos a nivel mundial.
Tras el último anuncio de Macri, sin embargo, los mercados están dando un respiro a la moneda local.
Pero sin lugar a dudas de que recurrir a la ayuda del FMI será una decisión compleja, que debe haber tenido un costo para las actuales autoridades, que llegaron al gobierno con la promesa de reimpulsar la economía, y que ahora reviven el recuerdo de traumáticos episodios del pasado.