Ante más de 500 empresarios brasileños, el ministro de Hacienda del gobierno interino, Henrique Meirelles, insistió ayer en que el principal problema de la economía más grande de Sudamérica es el gasto fiscal.
“Tuvimos una agudización de la trayectoria de largo plazo del crecimiento de los desembolsos públicos”, dijo la autoridad, quien detalló los planes de la nueva administración -que asumió mientras la presidenta Dilma Rousseff atraviesa un juicio político en el Senado- de poner un techo al gasto del Estado.
Esa medida se concretaría en las próximas dos semanas, cuando Hacienda presente al presidente interino, Michel Temer, una propuesta de reforma constitucional (PEC, su sigla en portugués) para anclar los gastos en todas las carteras del Fisco.
No será un proyecto fácil. Un reportaje publicado ayer por el diario Estadao mostró que los líderes de los siete mayores partidos en el Congreso no han comprometido su apoyo irrestricto a la agenda de Temer. Un punto polémico será limitar los gastos en salud y educación, que no convence a partidos que pertenecen a la base de apoyo de Planalto.
“Estamos en un proceso de diálogo y discusión, como debe ser en una democracia”, dijo ayer Meirelles. Agregó que, si no se aprueba el paquete de medidas, el gasto público podría subir hasta 21% del Producto Interno Bruto en los próximos diez años.
Junto con controlar el gasto, el nuevo gobierno brasileño evalúa vender activos estatales para obtener liquidez. También busca evitar un aumento de la carga impositiva, aunque, según Meirelles,“nunca se pueden descartar eventuales aumentos de impuestos que serían transitorios, pues la carga tributaria bruta de Brasil ya es elevada”.
Sobre la reforma al sistema de pensiones, una de las más anticipadas, manifestó que “va a ser discutida con la sociedad de forma realista, transparente, con calma y tranquilidad. Estamos levantando informaciones y haciendo propuestas”.
Retomar el crecimiento
Aunque las expectativas del mercado apuntan a que este año la economía brasileña verá su tercer año consecutivo de contracción económica -tras cerrar 2015 con un crecimiento negativo de 5,89%-, los expertos creen que 2016 será levemente mejor.
Ayer, economistas consultados por el banco central en la encuesta semanal Focus promediaron una previsión de contracción de 3,81% hacia el final de 2016. La cifra representa una mejora en comparación con la registrada la semana anterior (un crecimiento negativo de 3,83%) y con la de hace cuatro semanas (de 3,89%).
El ministro Meirelles aseguró que el crecimiento se retomará en los meses siguientes, como consecuencia de las medidas anunciadas por el gobierno.
Brasil dará a conocer mañana el comportamiento de su PIB durante el primer trimestre del año. Las expectativas apuntan a que una contracción del 6% entre enero y marzo.