Indonesia se debate entre el progresista Jokowi y el nacionalista Prabowo
El presidente saliente, Susilo Bambang Yudhoyono, hasta ahora el primer y único jefe de Estado elegido de forma directa, termina su segundo mandato, último por límite constitucional, caracterizado por un sostenido crecimiento económico.
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Indonesia deberá elegir en las elecciones presidenciales del próximo miércoles si pone su futuro en manos del autocrático Prabowo Subianto, un polémico ex general, o del carismático y popular gobernador de Yakarta, Joko "Jokowi" Widowo.
El presidente saliente, Susilo Bambang Yudhoyono, hasta ahora el primer y único jefe de Estado elegido de forma directa, termina su segundo mandato, último por límite constitucional, caracterizado por un sostenido crecimiento económico, consolidación democrática y el apaciguamiento de tensiones étnicas y territoriales.
Sin embargo, su insuficiente contundencia contra la corrupción y las desigualdades sociales lastran las aspiraciones de una población mayoritariamente pobre y de un país ansioso por desarrollarse.
Esos deseos son los que Prabowo y Jokowi, cabezas de lista del Partido de Movimiento de Gran Indonesia (Gerindra) y el Partido Democrático de Indonesia para la Lucha (PDI-P), respectivamente, buscan canalizar en los comicios, cada uno con apuestas ideológicas muy distintas.
Por un lado, Prabowo quiere trasladar su tenacidad militar a la carrera política con medidas proteccionistas. Una de ellas ha sido eliminar varias reformas constitucionales de 1998 y regresar al documento original de 1945, lo que dejaría, según los analistas, la puerta abierta a una presidencia autocrática similar a la de Suharto, el difunto dirigente que también fue su suegro.
Aan, un secretario local en la campaña de Prabowo en Yakarta, opina que "la Constitución actual no entiende al pueblo, sólo a las empresas" y aboga por volver al documento original redactado por Sukarno y Mohammed Hatta al final de la Segunda Guerra Mundial, tras la ocupación japonesa.
El exgeneral, miembro de una rica familia, arrastra un legado dudoso por su supuesta vinculación con la violación de derechos humanos en Timor cuando era comandante en Kopassus, las fuerzas especiales del Ejército, y en Yakarta los meses anteriores a la caída del dictador Suharto en 1998.
Por su parte, los seguidores de Jokowi atribuyen el estancamiento actual a la herencia cultural e institucional de más de cinco décadas de gobiernos autocráticos hasta 1998 y ven en el modesto Widodo alguien fuera de las élites -las mismas que respaldan en coalición a Prabowo- capaz de abrir un nuevo capítulo en la lucha contra el nepotismo crónico de Indonesia.
"Resulta irónico que las elecciones más disputadas desde 1998 pudiesen abrir una puerta a un trastrueco autoritario. Los votantes tienen dos claras opciones: mantener el statu quo con Jokowi, o experimentar con la propuesta de Prabowo de volver a la Constitución autocrática de 1945", dice el académico australiano Marcus Mietzner.
Según Mietzner, la gran brecha ideológica creada entre ambos candidatos ha acentuado el fervor electoral y "si el resultado fuese dado con una estrecha diferencia, el perdedor podría impugnar las elecciones y podría desatarse la violencia".
En el plano religioso, Jokowi ha demostrado ser un defensor del pluralismo en su cargo como gobernador de Yakarta, respaldando la elección de una subteniente de alcalde cristiana que ocasionó en 2013 tensiones en un barrio de la capital, capitaneadas por el Frente de Defensores del Islam (FPI).
La misma organización, conocida por su violenta justicia vigilante, respalda actualmente la candidatura de Prabowo, quien agrupa en su coalición varios partidos islámicos y promete garantizar "pureza religiosa" lo que ha sido interpretado por observadores como una amenaza a las minorías.
Para combatir la pobreza agraria ambos contendientes prometen crear tierras cultivables por tamaño de 4 millones de hectáreas, en el caso de Prabowo, y 9 millones, en el caso de Jokowi, lo que equivale a 8 y 18 veces el tamaño de la isla de Bali, respectivamente.
Sin embargo, la ausencia de medidas contra la deforestación en la campaña electoral y promesas de reforma agraria como la anterior hacen temer que el próximo Ejecutivo no priorice políticas medioambientales como hizo Yudhoyono.
Ambos candidatos se medirán el próximo miércoles en los terceros comicios presidenciales por voto directo desde la reforma democrática iniciada en 1998, tras la caída de Suharto.