En una nueva demostración del desafío que enfrenta la Reserva Federal de Estados Unidos frente a la aceleración del crecimiento y el estancamiento de la inflación, autoridades de la entidad dieron ayer señales mixtas sobre el futuro de la política monetaria del país.
El presidente de la Fed de Nueva York, William Dudley, manifestó su optimismo de que los precios se acelerarán y que los factores que mantienen su variación por debajo de los objetivos de la Fed están “en retirada”.
“Con una tendencia de precios en importaciones más firme y el desvanecimiento de los efectos de una serie de factores temporales e idiosincrásicos, yo espero que la inflación se acelere y se estabilice en torno al objetivo de 2% en el mediano plazo”, manifestó la autoridad.
No obstante, sólo horas después, el presidente de la Fed de Chicago, Charles Evans, dijo que el banco central estadounidense deberá esperar hasta que haya evidencia inconfundible de que el ritmo de los salarios y los precios se está acelerando antes de subir las tasas. Agregó que un movimiento apresurado en las tasas podría ser un “paso en falso”.
“Necesitamos ver señales claras de que hay presión en los salarios y en los precios antes de tomar el paso siguiente en retirar estímulos. Una postura gradual y cuidadosa sigue siendo la estrategia apropiada”, señaló.
Pese a que la economía estadounidense disfruta de un desempleo cercano al 4% y su economía se acelera, la inflación no llega al objetivo de 2%. En la última medición, la inflación subyacente, que excluye alimentos y energía, y es la medición preferida por el banco central, varió apenas 1,4%.