Ya son 70 años desde que un grupo de productores agrícolas curicanos se unieron bajo la idea de que juntos llegarían más lejos. Y vaya que lo hicieron: pasaron de cooperativa a sociedad anónima en los ‘90, para hoy ser conocida como la segunda mayor exportadora de cerezas de Chile y la cuarta del sector frutícola a nivel general, llevando productos nacionales a 36 países.
De la mano de 300 productores, Copefrut, ligada a la familia Soler Mallafré -la misma de las famosas cecinas del Maule-, se especializa en el preciado fruto rojo, manzanas, kiwis y ciruelas, pero en pleno aniversario, su apuesta va mucho más allá del crecimiento local.
“Hoy tenemos claro que queremos crecer en el país, pero también afuera. El futuro está en tratar de tener estos productos la mayor cantidad del tiempo posible presente en nuestros mercados”, reveló a DF el gerente general de la compañía, Andrés Fuenzalida.

Andrés Fuenzalida, gerente general de Copefrut
“Lo que estamos buscando es estar presentes con nuestra marca en más ventanas, reforzar la continuidad comercial y ser más atractivos para clientes y consumidores durante todo el año”.
- ¿Tienen algún proyecto en curso en el extranjero?
- Sí, uno ya iniciado, a modo de prueba. Es un proyecto de producción de cerezas en China, porque creemos que es importante estar allá y llevar toda la tecnología chilena, que es por lejos la técnica de punta hoy día. Ningún país tiene que recorrer 30 días en barco como nosotros para poder llegar a los mercados; el hemisferio norte, en cambio, está acostumbrado a cosechar y que su fruta se coma en dos o tres días. Por eso, estamos seguros de que, con nuestra técnica en los huertos, vamos a poder generar un muy buen producto en China, tal como lo hacemos acá.
- ¿En qué parte de China están?
- En general, las zonas donde se producen cerezas en China son muy frías o lluviosas y tienen que usar invernadero. Hay algunas áreas más parecidas a Chile, pero el terreno es bastante escaso. Nosotros estamos probando en una zona bien lejana, en la frontera oeste de China, en un área productora de carozos. El objetivo es lograr generar allá una producción como lo que hacemos acá.
- ¿Cuánto tiempo llevan desarrollando este proyecto?
- Poco. Partimos hace tres años y está plantado hace menos de uno. El proceso de búsqueda del terreno y firma de contratos fue largo.
- ¿Cuándo sería la primera cosecha?
- Uno planta y se demora por lo menos tres o cuatro años en ver frutas, así que las primeras cerezas estarían en 2029-2030.
-¿Ahí decidirán si aumentar la inversión en este proyecto?
- Va a ser antes, en la medida en que veamos cómo se dan los árboles y cómo funciona. No tenemos duda de que va a haber mercado para esa fruta, pero tenemos que estar seguros de lograr producirla y esta prueba tiene ese objetivo.
- ¿Cómo harían calzar la cosecha con el Año Nuevo Chino? Porque eso es en el invierno de allá…
- El consumo de cerezas en China se da todo el año y la producción local se concentra en verano, como en el resto del mundo, y en esa ventana el mercado se abastece con fruta local en pequeños volúmenes y con importaciones desde EEUU y otros orígenes. Nuestro proyecto no busca reemplazar la ventana chilena (donde el 90% de las exportaciones de cerezas de Copefrut van a China), sino explorar una alternativa complementaria.
Según detalló el CEO, la iniciativa se emplaza en un terreno de 30 hectáreas en la región de Xinjiang y, hasta ahora, han invertido del orden de US$ 2 millones aproximadamente. En todo el proceso, van acompañados de un socio chino, cuyo nombre se mantiene bajo acuerdo de confidencialidad. Sobre proyectos similares en otras latitudes, marcó que “hemos evaluado en EEUU y Europa, pero aún no hay una definición al respecto”.
“Lo que estamos buscando es estar presentes con nuestra marca en más ventanas, reforzar la continuidad comercial y ser más atractivos para clientes y consumidores durante todo el año, de forma permanente”, dijo respecto a la internacionalización de Copefrut.
En la misma línea, Fuenzalida reveló que la empresa tomó recientemente la decisión de abrir una oficina en Sao Paulo, Brasil, que se convertirá en su segunda dirección extranjera después de la que ya tienen en el gigante asiático. También evalúan su aterrizaje en el área de Nueva York o Filadelfia.
De cara a la recién iniciada temporada de cerezas, que califica como “desafiante” tras el golpe que significó la caída de los precios en el período pasado, la compañía anticipa para 2025-2026 un leve crecimiento del volumen cercano al 5%, debido principalmente a factores climáticos. En el ejercicio anterior, exportaron 36 mil toneladas, un 28% más que el año previo.
- Entonces, ¿qué esperan para el precio?
- No es fácil proyectarlo, hay muchos factores, pero en nuestras estimaciones internas consideramos un crecimiento entre el 7% y 9%.
Sus otras frutas y planes
Si las cerezas representan el 65% de sus ingresos, las manzanas son el 20%, los kiwis el 10% y las ciruelas el 5%. Sobre este último fruto, confiesa que “tenemos que crecer y renovar variedades”, mientras que en el mundo del kiwi se ha visto un sólido desempeño en los últimos cinco años. De hecho, dice, quieren lograr comercializar el anhelado kiwi amarillo, ese del que Nueva Zelandia es el campeón por excelencia, y que aún en Chile no se logra cosechar con éxito.
Con una facturación anual en torno a los US$ 250 millones, Copefrut proyecta un crecimiento de 10% para su temporada 2025-2026, impulsado por incrementos de volumen y eficiencia en toda la cadena, detalló Fuenzalida.