Asambleas populares son cada vez más abiertas y ganan protagonismo
Los medios internacionales tradicionalmente han considerado al Congreso Popular Nacional...
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Por Wang Xiangwei
Los medios internacionales tradicionalmente han considerado al Congreso Popular Nacional (NPC) y a la Conferencia Consultiva Política Popular (CPPCC) como simples “timbres de visto bueno” para las decisiones oficiales. Pero cualquiera que haya presenciado de cerca las sesiones anuales de esos dos organismos en años recientes habría notado que son cada vez más abiertas y movidas.
Sí, las mociones gubernamentales y las enmiendas legales aún son aprobadas por amplios márgenes, pero el número de disidentes crece cada año. Diputados del NPC y delegados de la CPPCC han utilizado los eventos de diez días para hacer reclamos, presentar miles de propuestas y hacer un fuerte lobby para sus grupos de interés, porque este es probablemente el único momento en que pueden reunirse con casi todas las autoridades desde el nivel nacional hasta el municipal.
Las sesiones gemelas también han recibido más atención internacional debido al alza económica de China, a medida que los debates entregan fuertes pistas de las futuras políticas de la nación.
Este año, los diputados y delegados tienen varios temas: la falta de motores de reformas, los mercados inmobiliarios, la corrupción oficial, y cómo abordar la creciente brecha de ingresos, por nombrar algunos.
Pero como es normal, la política no está incluida en la agenda, pese a que es probablemente uno de los temas más discutidos en privado. Esto es particularmente cierto este año, ya que las sesiones son las últimas antes del cambio de liderazgo de 2012, que ocurre una vez cada década, ofreciendo asientos en primera fila para observar a los futuros líderes y entregando evidencia anecdótica de quiénes son y cuáles serán sus políticas para un futuro crecimiento económico.
Probablemente se escucharán con mucha atención los comentarios del vicepresidente Xi Jinping y el vice primer ministro Li Keqiang, que con seguridad sucederán al Presidente Hu Jintao y al premier Wen Jiabao en el próximo cambio de liderazgos.
Ya existen comentarios positivos de que tanto Xi como Li son reformistas reconocidos, a diferencia de Hu y Wen, que han hablado continuamente de reformas pero han fracasado en lograr avances significativos en sus diez años de mandato. En cierto sentido, Xi y Li no tendrán muchas opciones más que avanzar con las reformas. La economía china está en una encrucijada crítica y sólo a través de una dura reestructuración política y económica puede seguir adelante en una senda más saludable y de mayor cohesión social.
Más aún, muchos chinos han apuntado al pedigrí de príncipe (cómo se denominan los hijos de la élite china) de Xi como un plus para su impulso reformista. Hijo del ex vice primer ministro reformista Xi Zhongxun, comparte un rasgo con muchos otros hijos de veteranos del Partido Comunista: son mucho menos vacilantes para afrontar a sus opositores y son más osados para impulsar decisiones complicadas. Eso se debe en parte a que su entorno les permite correr más riesgos que los tecnócratas como Hu y Wen que convirtieron su exceso de cautela en un hábito a medida que escalaban posiciones.
¿Cuáles podrían ser las prioridades de Xi y Li cuando lleguen al poder el próximo año? A juzgar por los comentarios en los pasillos del poder en Beijing, reformar los cargos oficiales y poner fin a los monopolios de los grandes conglomerados estatales están al tope de la agenda. Y tienen buenas razones. La rica historia china ha demostrado que una de las primeras medidas de cada nuevo emperador en llegar al trono ha sido combatir la corrupción y la burocracia, en gran medida porque esto da a los nuevos líderes la oportunidad de deshacerse de los funcionarios menos leales y promover a sus propios partidarios.
Actualmente, los oficiales chinos se han convertido en el mayor grupo de interés que frena una reforma significativa, aunque en público están entre los primeros en destacar su importancia. Si se considera cualquiera de los grandes desafíos que afronta China, lo más probable es que detrás de él se encuentra la corrupción de los funcionarios, a través de sus pugnas de poder y búsqueda de rentas.
Al atacar la enorme burocracia, la administración de Xi podría agrupar rápidamente en torno a sí el apoyo nacional y, una vez que haya reducido el gobierno y avanzado en la desregulación, también del sector privado, la mayor fuente de empleo, relanzando a la economía hacia una senda más sustentable.