El AIIB dirigido por China atrae una avalancha de solicitantes
La avalancha hacia el AIIB ha puesto en un aprieto a Washington, que inicialmente trató de disuadir a los solicitantes.
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Casi 50 países están listos para afiliarse al Banco Asiático de Inversiones e Infraestructura (AIIB, por sus siglas en inglés) como miembros fundadores, después de que se venció la fecha límite para someter solicitudes el miércoles.
Según el ministerio chino de relaciones extranjeras, se recibieron 47 solicitudes para unirse al rival de Beijing al Banco Asiático de Desarrollo (ADB, por sus siglas en inglés) y otras instituciones financieras dirigidas por EEUU. Alrededor de 30 solicitudes ya han sido aprobadas.
La avalancha hacia el AIIB ha puesto en un aprieto a Washington, que inicialmente trató de disuadir a los solicitantes, citando posibles problemas gubernamentales en el banco en proyecto. No obstante, aquellos que buscan la posición de miembro fundador incluyen a aliados tradicionales de EEUU como el Reino Unido, Australia, Corea del Sur, Taiwán, Francia y Alemania.
La solicitud de Taiwán, visto por Beijing como un estado renegado, fue una de tres sometidas en la fecha límite. Hasta ahora sólo Japón, entre las naciones del Pacífico Asiático, ha prestado atención a las súplicas del presidente estadounidense Barack Obama.
Taro Aso, ministro japonés de finanzas, dijo el martes que hasta que los estándares de gobernación del AIIB estén asegurados, "Japón no tiene otra alternativa que ser muy cauteloso con respecto a unirse".
"EEUU creyó que tendría más gente de su lado en oposición al AIIB", dijo un ejecutivo occidental basado en Beijing. "Interpretaron mal la situación."
El banco, cuya sede será en Beijing, tendrá un capital inicial de $50 mil millones.
Esta semana Jack Lew, secretario del Tesoro de EEUU, dijo que Washington seguía preocupado sobre los estándares del AIIB pero también reconoció que había "suficiente necesidad infraestructural para instituciones nuevas y existentes". Añadió que EEUU estaría dispuesto a colaborar con el AIIB a través de instituciones financieras existentes como el ADB y el Banco Mundial.
Las deserciones han puesto presión adicional a la administración de Obama para que concluya las charlas del Acuerdo de Asociación Transpacífico (TPP, por sus siglas en ingles), que inicialmente no incluirá a la China. El éxito dependerá de la habilidad de Obama para conseguir la autoridad de la promoción del comercio del Congreso controlado por los Republicanos.
La aprobación de la autoridad de la promoción del comercio permitiría un voto de todo o nada en el acuerdo del TPP, la cual los ejecutivos de EEUU confían que pasará dado el impulso potencial que suministraría a la economía americana. El fracaso, por otra parte, amenazaría con desmantelar aún más el muy cacareado "giro" de la administración de Obama hacia la región del Pacifico asiático.
La renuencia del congreso estadounidense a aprobar reformas que dieran a China y otras naciones en desarrollo más influencia en el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial contribuyeron a la decisión de Beijing de seguir adelante con el AIIB, el cual financiaría proyectos a lo largo de una nueva "ruta de la seda" terrestre y marítima, conectando a China con el Asia Central y más allá.
Beijing y Washington están tomando posiciones de ataque en otros frentes, especialmente sobre las nuevas regulaciones bancarias chinas y el proyecto de una ley contra el terrorismo que requeriría que los proveedores extranjeros de información tecnológica suministraran al gobierno información delicada sobre códigos fuente y encriptación.