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El auge de la agricultura en Brasil se beneficia de un real débil

La caída de la moneda impulsará al sector, al reducir los crecientes costos que le restaban competitividad.

Por: | Publicado: Viernes 30 de agosto de 2013 a las 05:00 hrs.
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Por Joe Leahy



Carlos Piassi recuerda la reacción de otros agricultores cuando comenzó a plantar una segunda cosecha anual en su granja ubicada cerca de Uberlândia, en el cinturón de granos de Brasil. Nadie creía que se podía hacer dada la relativamente corta temporada de lluvias en la región semiárida y los largos y secos inviernos. Los pesimistas estaban equivocados. “La safrinha (la pequeña cosecha) se ha triplicado entre el año pasado y este año”, afirmó en su Fazenda Campo Alegre.

No es ningún secreto que Brasil se ha convertido en una potencia agrícola en las últimas décadas. Domina los mercados de azúcar, café y jugo de naranja y compite con Estados Unidos como el mayor exportador de soya del mundo. Lo que es menos sabido es que la transformación no sólo es continua, sino que está cobrando impulso.

En efecto, el robusto sector agrícola de Brasil promete ayudar al país más grande de América Latina a capear uno de sus períodos económicos más difíciles en una década mientras el auge impulsado por los consumidores se desacelera. Y una reciente caída de 15% en el valor de su moneda, el real, frente al dólar dará un nuevo impulso al sector al reducir los crecientes costos que estaban restando competitividad a sus exportaciones. “La devaluación del real ha cambiado el juego por completo”, aseguró Giovana Araújo, analista de la agroindustria en Banco Itaú BBA.

Utilizando nuevas variedades de semillas que permiten acortar los ciclos de cultivo de la soya y el maíz, los agricultores brasileños en las zonas del centro-oeste de la sabana han pasado de plantar un cultivo a la incorporación de un segundo cultivo, la safrinha. En algunas zonas, donde hay riego disponible, incluso están contemplando la posibilidad de una tercera cosecha.

La cosecha de maíz se ha beneficiado de la safrinha. Se estima que la producción de maíz totalice casi 80 millones de toneladas en 2012-13, frente a cerca de 56 millones de toneladas en 2011. La soya, por su parte, llegaría a más de 80 millones de toneladas en comparación con 75 millones de toneladas en 2011.

Agroconsult, una consultora brasileña, espera que la safrinha represente un 56% de la producción total de maíz en la temporada 2012-13, y un 58% en 2013-14, lo que lleva a los agricultores a bromear diciendo que la segunda cosecha ahora debería llamarse safrão, o “gran cosecha”.

Las nuevas variedades de semillas permiten que la primera cosecha, por lo general la soya, se siembre y coseche en 90 a 95 días para dar paso a la segunda cosecha, por lo general el maíz, antes de las lluvias finales de verano. Después de las lluvias, durante el largo período seco, algunos agricultores han comenzado a experimentar con un tercer cultivo irrigado.

“Brasil tiene las condiciones para duplicar rápidamente su producción de maíz, que en la actualidad es de 80 millones de toneladas, a 160 millones de toneladas”, afirmó Roberto de Rissi, director de negocios de Dupont Pioneer, una de las multinacionales que luchan por el cada vez más lucrativo negocio de semillas en Brasil. Dupont, que es fuerte en maíz brasileño, también invirtió recientemente en una nueva planta con capacidad para producir 80 mil toneladas de semillas de soya al año. Está luchando contra Monsanto, Dow AgroSciences y Syngenta por los mercados de maíz y soya en el país. Las empresas tienen nombres para sus productos, que van desde “Intrasect” a “Powercorn” a “SmartStax”, una variedad genéticamente modificada resistente a los insectos.

El predominio de las multinacionales ha convertido a Brasil en un bastión para los cultivos genéticamente modificados, que representan un 90% de la superficie sembrada con soya y un 76% de la superficie sembrada con maíz, según Jefferson Carvalho, analista de Rabobank International.

Lo que desafía el rápido crecimiento de la agricultura es la pobre logística del país, que produce congestión en las carreteras y puertos, y mayores costos. Además, las recientes caídas en los precios internacionales de los granos están reduciendo los márgenes de los agricultores, a pesar de que la debilidad del real será de gran ayuda.

La fortaleza de la economía en los últimos años también ha dificultado encontrar trabajadores dispuestos a trabajar en el campo, cuando podrían estar haciendo un cómodo trabajo en el sector de servicios.

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