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La campaña no entiende el comercio ni la economía global

La exageración e hipocresía pueden ser inevitables en cualquier campaña electoral...

Por: | Publicado: Jueves 1 de noviembre de 2012 a las 05:00 hrs.
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Por Alan Beattie
, Washington


La exageración e hipocresía pueden ser inevitables en cualquier campaña electoral, pero los debates sobre economía y comercio internacional tienen a los expertos rogando para que la elección termine pronto.

Las intervenciones de Romney sobre comercio e inversión extranjera han provocado confusión. La afirmación ampliamente ridiculizada esta semana fue su sugerencia de que Obama, habiendo “vendido Chrysler a los italianos” (Fiat), era responsable de que la compañía moviera la producción de Jeep a China (Chrysler está elevando su capacidad allá para vender Jeeps a compradores chinos, la producción en EEUU no se está reduciendo).

El republicano también aseguró que declarar a China manipulador de divisas le permitiría imponer aranceles a las importaciones desde China (el texto relevante es la sección 3.004 de la Ley Onmibus de Comercio y Competitividad de 1988: no dice nada de eso).

Obama propaga sus propios mitos. Una serie de críticas al offshoring, incluyendo un ataque a la idea de un sistema tributario territorial para las empresas, han transmitido la idea de que la inversión extranjera directa es un juego de suma cero.

Adoptar una meta sin sentido de duplicar las exportaciones y alabar los supuestos beneficios en creación de empleos por bloquear las importaciones de neumáticos de China con aranceles, hace lo mismo en el ámbito del comercio.

Desafortunadamente, un debate realista implicaría reconocer que algunas de las amenazas económicas internacionales están fuera del alcance de cualquier administración, y con ello se destruiría un pacto implícito de mantener el mito de la omnipotencia presidencial.

No importa quién sea electo, en ausencia de una recaída a una recesión mundial, la política económica y comercial internacional probablemente se mantendrán como discursos inflamatorios intermitentes, en lugar de acciones más modestas.

Washington continuará presionando a Beijing por un tipo de cambio flotante, como lo ha hecho por una década. EEUU podría firmar o no acuerdos comerciales que ayudarán a algunos intereses especiales, pero no hará nada significativo por la balanza comercial.

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