Por Debasish Roy Chowdhury
Son más de 5 mil metros por sobre el nivel del mar, frío, inhóspito, deshabitado, con casi nada de vegetación o vida salvaje a la vista. Bienvenido al desierto glacial de Daulat Beg Oldi, una parada olvidada en la Ruta de la Seda catapultada a la fama geopolítica mientras dos vecinos nucleares se disputan su posesión en un peligroso juego táctico.
Tanto India como China reclaman la tierra como propia en una muestra inusualmente pública de desafío mutuo que amenaza con trastornar su reciente respeto en una relación tensa, y arroja una sombra sobre la visita del primer ministro Li Keqiang a India este mes.
El problema comenzó cuando los medios indios empezaron a reportear una “incursión profunda” el 15 de abril en donde un pelotón de cerca de 30 soldados chinos entraron a la zona de Daulat Beg Oldi en la Cachemira administrada por India.
La confrontación ha enviado a los diplomáticos a máxima velocidad para calmar los estados de ánimo antes de la visita de Li, ya que ambos lados tienen altas expectativas al respecto. El comercio bilateral, que era cercano a US$ 3 mil millones en 2000 luego de décadas de exclusión mutua después de la guerra, actualmente ha llegado a casi US$ 80 mil millones, convirtiendo a China en el mayor socio comercial de India. La meta es lograr US$ 100 mil millones en 2015. Ambas naciones también están trabajando cada vez más en otras áreas, desde el medio ambiente hasta la seguridad energética.
“Las relaciones sino-indias se están desarrollando muy rápidamente. La visita de Li será su primer viaje al extranjero luego de asumir, y rompe completamente con el protocolo, demostrando la importancia que le da China a India”, dice Ma Jiali, experto en India de los Institutos de Relaciones Internacionales Contemporáneas de China.
Que Li hubiera escogido a India como su primer destino ha creado un estallido de buena voluntad en India por su simbolismo. Si se hubiese seguido el protocolo, era el turno del primer ministro indio Dr. Manmohan Sigh de visitar Beijing este año para devolver el viaje del ex primer ministro Wen Jiabao en 2011.
Lei Guang, director del programa de China del Siglo XXI en la Universidad de California, San Diego, también señala el alza en los lazos, citando la descripción del presidente Xi Jinping de las relaciones con India como “una de las más importantes para China”, un foco inusual para un nuevo líder chino.
Esto hace que la confrontación, y el momento en que ocurre, sea incluso más desconcertante. Al venir luego de las disputas en los mares de China Oriental y Meridional, sólo alimenta la noción de una China firme. Así es como lo ve al menos Li Mingjiang, profesor asistente en la Escuela S. Rajaratnam de Estudios Internacionales en la Universidad Tecnológica Nanyang de Singapur.
Según Li, los ejércitos chino e indio tienen roces regulares, pero el Ejército Popular de Liberación (PLA, su sigla en inglés) está claramente mostrando más agresividad esta vez.
“Puede haber sido causado por la postura firme del nuevo liderazgo en temas de interés nacional. El presidente Xi ha instado públicamente al Ejército a no escatimar en esfuerzos para defender la integridad territorial de China y sus intereses centrales”, explica. “Tales señales políticas de alto perfil sólo alentarían al Ejército, especialmente a las fuerzas fronterizas, para endurecer su propia postura en disputas locales”, agrega.
Ashley Tellis, asociado senior del Fondo Carnegie para la Paz Internacional, también cree que el PLA ha elevado las apuestas. “Esto cambia dramáticamente el status quo, ya que China parece haber ocupado físicamente nuevos territorios bajo control indio”, afirma, destacando que los chinos eligieron una zona donde India ha intentado reforzar la defensa.
Recientemente, India revirtió una política ultra defensiva de no construir infraestructura en la frontera por temor a que suministre un acceso fácil para las fuerzas enemigas. El país está extendiendo carreteras rápidamente y está montando bases aéreas para ponerse al día con las deslumbrantes instalaciones chinas en la frontera que le da a China una ventaja mucho mayor en la movilización de tropas si estalla un conflicto.
Daulat Beg Oldi podría ser una parada antes de que dos gigantes asiáticos reanuden su viaje en una Ruta de la Seda moderna o antes de que regresen a sus caminos dañinos. Una parada antes de que China e India vuelvan a hacer historia o a repetirla.