El Congreso de Chile está redoblando sus planes para obligar a todos a votar en las elecciones presidenciales de este año, imponiendo una multa a quienes no lo hagan. Es una buena noticia para el candidato ultraconservador José Antonio Kast.
Legisladores votarán desde la próxima semana para establecer una multa de hasta $ 103.000 a cualquier ciudadano o inmigrante con residencia de cinco años o más que no emita su sufragio. Dado que el registro electoral en Chile ahora es automático, eso convierte a la carrera presidencial en obligatoria para todos los mayores de edad por primera vez en la historia del país.
Las encuestas muestran que los políticamente menos comprometidos favorecen de manera desproporcionada a Kast, consolidando las expectativas de que encabezará la primera vuelta en noviembre y luego ganará el balotaje en diciembre. Pero hay una salvedad: esas mismas personas son menos leales en su apoyo, lo que significa que cualquier revés durante la campaña podría afectar su adhesión y alterar el resultado electoral.
“Ese electorado adicional no suele definirse por ideología ni por lealtades partidarias, sino que decide tarde y en función de problemas inmediatos: seguridad, costo de vida, acceso a servicios básicos”, dijo Juan Pablo Lavín, director ejecutivo de Panel Ciudadano UDD. “Por eso las tendencias que hoy muestran las encuestas pueden modificarse de manera importante en la recta final, cuando este votante empiece a involucrarse”.
Entre quienes dicen que normalmente no votarían —pero esta vez estarán obligados a hacerlo—, una encuesta de Panel Ciudadano muestra un 27% de apoyo a Kast, seguido de 15% para la candidata de centroderecha Evelyn Matthei y 14% para el libertario Johannes Kaiser.
El gráfico también sugiere la volatilidad, ya que el apoyo a Kaiser saltó del 7% dos semanas antes. Con ello superó a Jeannette Jara, la candidata de la coalición gobernante, y al populista Franco Parisi.
Los no comprometidos
Por ahora, Kast sigue siendo el claro favorito entre esos nuevos votantes.
“El votante obligado es una persona mas crítica del sistema, mucho menos política y que valora menos la democracia que el votante habitual”, señaló Cristóbal Huneeus, director de ciencia de datos de la firma de análisis Unholster. “Esto debería favorecer a candidatos que hablen en ese lenguaje o tengan propuestas que le hagan más sentido a esas personas”.
Las encuestas para la votación general muestran actualmente a Kast avanzando a la segunda vuelta en las elecciones presidenciales, donde luego vencería a la candidata comunista Jeannette Jara por un amplio margen.
Los votantes obligados “en el margen pueden ser un poco más conservadores, pero ante todo, tienen poco interés en la política y, diría más, detestan a los políticos, por lo cual son muy anti-establishment y anti-incumbentes”, dijo Loreto Cox, profesora en la Pontificia Universidad Católica de Chile. “En el contexto actual, eso debiera perjudicar a Jeannette Jara”.
Según la encuesta, Jara —miembro del Partido Comunista— solo atrae al 13% de estos nuevos votantes, en fuerte contraste con el 33% de apoyo que logra entre los votantes más frecuentes.
Deber ciudadano
Con el retorno a la democracia en 1990 tras la dictadura de Augusto Pinochet, Chile implementó el voto obligatorio para los registrados, pero la inscripción seguía siendo opcional. En 2012, el país pasó a un sistema voluntario, aunque con registro automático.
A medida que cambiaron las reglas, la participación electoral se redujo. En 2022, solo el 47,3% de los habilitados votó en las elecciones presidenciales y apenas repuntó al 55,6% en la segunda vuelta.
Luego llegó el debate ese mismo año sobre la reescritura de la Constitución de 1980. Ante un cambio en los principios fundamentales de la nación, el gobierno reimpuso el voto obligatorio y mantuvo la inscripción automática para los dos plebiscitos posteriores.
Como resultado, la participación en los dos referendos de 2022 y 2023 saltó a alrededor del 85%. Las votaciones también mostraron el carácter beligerante de los nuevos votantes, con un electorado que primero rechazó la reforma constitucional impulsada por el gobierno y luego la versión respaldada por la derecha.
“La magnitud del nuevo electorado abre un margen de incertidumbre que no se había visto en elecciones pasadas”, dijo Lavín. “No se pueden descartar movimientos fuertes incluso en las últimas semanas”.
Kast vs Parisi
Si bien Kast se beneficia por ahora del voto obligatorio, el “outsider” Parisi también podría ganar terreno a medida que se acerque la elección, señaló Lavín.“Su potencial se multiplicó considerablemente”, dijo. “Su irrupción puede afectar a Kast, porque compiten por el mismo votante menos ideologizado, pero superar a una candidata oficialista como Jara es mucho más complejo. Parisi puede ser determinante en quién pasa, pero sigue siendo difícil que él mismo logre entrar en segunda vuelta”.
Kaiser o Parisi tendrían que superar el sólido respaldo de entre 25% y 30% que tiene el oficialismo para avanzar a un balotaje, algo poco probable, dijo Huneeus.
Pero hay otro factor que favorece a Kast para mantenerse en carrera.
Un porcentaje significativo de los nuevos votantes incorporados al padrón para estas elecciones presidenciales son inmigrantes. Los extranjeros se agregan automáticamente al registro electoral tras cinco años de residencia, y muchos de ellos son venezolanos que huyen del régimen socialista represivo del presidente Nicolás Maduro. Según las encuestas, estos votantes tienden a favorecer a los candidatos de derecha, en particular a Kast.
La cantidad de residentes extranjeros habilitados para votar en la próxima elección representa casi el 6% del padrón.
“Quien logre conectar con ese electorado menos politizado, hablando de seguridad cotidiana, inflación o problemas concretos, tendrá la llave para capitalizar el nuevo escenario”, dijo Lavín. “Redefine dónde se juega la competencia por la mayoría”.