Una serie de datos económicos conocidos
hoy aumentaron el temor de que el Reino Unido entre finalmente en
recesión, después de que la economía británica se estancara en el
segundo trimestre del año.
El número de nuevos préstamos hipotecarios concedidos en el mes
de julio se situó en 33.000, por debajo del dato de 35.000 de junio
y un 71% menos que en el mismo mes de 2007, anunció hoy el
Banco de Inglaterra.
Esta cifra es la más baja desde que el banco central comenzó a
elaborar la estadística, en abril de 1993.
Por otro lado, nuevos datos conocidos hoy señalaron que el sector
manufacturero británico mantiene su contracción, después de que el
índice mensual de CIPS (asociación colegiada que representa los
intereses del sector industrial de las cadena de compra y venta)
volviera a situarse por debajo de los 50 puntos.
A pesar de que el índice subió ligeramente en agosto, desde el
44,1 de julio (la cifra más baja desde que existe la estadística,
hace una década) hasta el 45,9, los datos por debajo de los 50
puntos indican una contracción del sector.
El economista jefe para Europa y Reino Unido de Global Insight,
Howard Archer, afirmó que el continuo debilitamiento de la actividad
manufacturera en agosto incrementa la previsión de que la economía
británica se contraiga en el tercer trimestre y pueda entrar en
recesión.
Asimismo, pronosticó caídas "pronunciadas" del precio de la
vivienda en los próximos meses, que se suman a los datos publicados
en los últimos días por compañías del sector, que establecen la
caída en el último año entre el 5% y el 10%.
Sin embargo, la asociación británica de cajas de ahorros (BSA, en
inglés) anunció hoy que este tipo de entidades financieras se ha
aprovechado de la "continua incertidumbre" económica y que en julio
los ingresos netos realizados por sus clientes fueron el doble que en el mismo mes de 2007.
La asociación atribuyó este incremento a que los ahorradores
buscan "lugares seguros" para depositar su dinero.
Los datos publicados hoy se conocen después de que el ministro de
Economía del Reino Unido, Alistair Darling, señalara en una
entrevista este fin de semana que las dificultades que atraviesa la
quinta economía del mundo son "las peores en sesenta años".
El Banco de Inglaterra, que el próximo 4 de septiembre anunciará
si mantiene o modifica los tipos de interés, se vuelve a ver
obligado a decidir entre el peligro de la inflación -el IPC se situó
en julio en el 4,4%- y la ralentización económica, que
está acercando al país a la recesión.
En las últimas semanas han crecido las opiniones que abogan por
una rebaja de los tipos, que en la actualidad se encuentran en el 5%, como único medio de dinamizar la economía.