Latinoamérica y sus bancos no son inmunes a la crisis de deuda en Europa
A pesar de que no han recibido un gran impacto, la profundización del posible colapso de la zona euro podría afectar el comercio y flujos de inversión.
Por: | Publicado: Miércoles 25 de abril de 2012 a las 05:00 hrs.
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Los mercados financieros internacionales están preocupados sobre una resurrección de la crisis de deuda de la eurozona, y tienen sus ojos puestos en España y en si se convertirá en el cuarto país en necesitar un rescate financiero. Aunque Latinoamérica ha evitado relativamente bien los problemas, no ha sido inmune. El crecimiento de la región se ha ralentizado, aunque esperamos que se mantenga más fuerte que a nivel global. La expansión latinoamericana en general se desaceleró a 4,4% en 2011. La EIU pronostica una mayor desaceleración a 3,7% en 2012, en un contexto de contracción categórica en la eurozona (esperamos una contracción de 0,7%) y un crecimiento por debajo de lo anticipado de EEUU (2,2%).
Un empeoramiento de la crisis de deuda europea, la que dañaría a los gobiernos y a los bancos europeos (que ya han invertido fuertemente en deuda soberana y están mostrando altas tasas de carteras vencidas en otros portafolios), complicaría el escenario. La EIU da una moderada probabilidad (40%) a una salida de Grecia de la eurozona dentro de los próximos dos años, y una más baja, pero no insignificante, posibilidad de quiebre de la eurozona (la que definimos como el retiro de varios países, incluyendo al menos una de las grandes economías).
Menos crédito
Si los bancos se debilitan, las líneas de crédito a Latinoamérica desde las entidades europeas y sus sucursales en esta región podrían disminuir, como un primer paso. El impacto de las líneas de crédito internacionales también se sentiría de manera más amplia, dado que un nuevo “evento” de crédito de la eurozona causaría tensiones globales financieras y elevaría la aversión al riesgo del inversionista.
Además de condiciones crediticias más duras, otros canales de transmisión incluirían demanda y precios más débiles para las exportaciones latinoamericanas, y habría un impacto en el sentimiento empresarial y del consumidor en la región.
Las presiones en los bancos europeos desde mediados de 2011 ya han causado que unos pocos vendan activos en Latinoamérica para fortalecer sus balances. Estos activos locales han sido adquiridos por instituciones financieras latinoamericanas, por lo que el impacto en el crédito regional ha sido hasta ahora débil.
Impacto limitado
Si hay más desampalancamiento de los bancos europeos, esto llevaría a más ventas de activos. Donde hayan compradores, el impacto en el crédito en Latinoamérica sería limitado. Pero hay un riesgo de interrupción del crédito si las compras no se materializan a tiempo.
También podría haber canales indirectos, como los bancos no europeos que están expuestos a un evento de deuda europea y también prestan a Latinoamérica. Estas líneas de crédito también podrían sufrir.
El impacto en los sistemas bancarios locales variaría en relación a las acciones en activos totales de los bancos europeos afectados en cada mercado. El impacto sería mitigado porque muchos de los bancos europeos (y otros extranjeros) que operan en Latinoamérica tienen la mayor parte de su financiamiento localmente.
Las autoridades, además, están tomando medidas para ayudar a relajar las tensiones financieras. Sin embargo, la región debería aún sufrir, similar a la manera en que lo hizo después del colapso de Lehman Brothers, en 2008.
Una recesión europea más severa gatillada por un empeoramiento de la crisis financiera probablemente durará más tiempo que la recesión de EEUU después del colapso de Lehman, y tendría efectos adversos en el comercio Europa-Latinoamérica y flujos de inversión. La región podría sufrir una pérdida de hasta 3 puntos porcentuales del PIB en el primer año o caer en una recesión suave. Luego se recuperaría gradualmente, pero de manera más lenta que su rebote de 2010 que siguió a la crisis financiera global.
Un empeoramiento de la crisis de deuda europea, la que dañaría a los gobiernos y a los bancos europeos (que ya han invertido fuertemente en deuda soberana y están mostrando altas tasas de carteras vencidas en otros portafolios), complicaría el escenario. La EIU da una moderada probabilidad (40%) a una salida de Grecia de la eurozona dentro de los próximos dos años, y una más baja, pero no insignificante, posibilidad de quiebre de la eurozona (la que definimos como el retiro de varios países, incluyendo al menos una de las grandes economías).
Menos crédito
Si los bancos se debilitan, las líneas de crédito a Latinoamérica desde las entidades europeas y sus sucursales en esta región podrían disminuir, como un primer paso. El impacto de las líneas de crédito internacionales también se sentiría de manera más amplia, dado que un nuevo “evento” de crédito de la eurozona causaría tensiones globales financieras y elevaría la aversión al riesgo del inversionista.
Además de condiciones crediticias más duras, otros canales de transmisión incluirían demanda y precios más débiles para las exportaciones latinoamericanas, y habría un impacto en el sentimiento empresarial y del consumidor en la región.
Las presiones en los bancos europeos desde mediados de 2011 ya han causado que unos pocos vendan activos en Latinoamérica para fortalecer sus balances. Estos activos locales han sido adquiridos por instituciones financieras latinoamericanas, por lo que el impacto en el crédito regional ha sido hasta ahora débil.
Impacto limitado
Si hay más desampalancamiento de los bancos europeos, esto llevaría a más ventas de activos. Donde hayan compradores, el impacto en el crédito en Latinoamérica sería limitado. Pero hay un riesgo de interrupción del crédito si las compras no se materializan a tiempo.
También podría haber canales indirectos, como los bancos no europeos que están expuestos a un evento de deuda europea y también prestan a Latinoamérica. Estas líneas de crédito también podrían sufrir.
El impacto en los sistemas bancarios locales variaría en relación a las acciones en activos totales de los bancos europeos afectados en cada mercado. El impacto sería mitigado porque muchos de los bancos europeos (y otros extranjeros) que operan en Latinoamérica tienen la mayor parte de su financiamiento localmente.
Las autoridades, además, están tomando medidas para ayudar a relajar las tensiones financieras. Sin embargo, la región debería aún sufrir, similar a la manera en que lo hizo después del colapso de Lehman Brothers, en 2008.
Una recesión europea más severa gatillada por un empeoramiento de la crisis financiera probablemente durará más tiempo que la recesión de EEUU después del colapso de Lehman, y tendría efectos adversos en el comercio Europa-Latinoamérica y flujos de inversión. La región podría sufrir una pérdida de hasta 3 puntos porcentuales del PIB en el primer año o caer en una recesión suave. Luego se recuperaría gradualmente, pero de manera más lenta que su rebote de 2010 que siguió a la crisis financiera global.