Con la segunda vuelta presidencial cada vez más cerca, los directorios de empresas se posicionan en un escenario donde la estrategia no se define solamente por el balance, sino que también por la lectura que se hace del entorno político.
La incertidumbre regulatoria, las señales de un Congreso mixto y el debate sobre inversión pasaron a ocupar un espacio creciente en la agenda de las mesas a objeto de gestionar riesgos.
Y, aunque sin giros abruptos, pero con ajustes progresivos, la gobernanza corporativa entró en modo electoral.
“El foco no está en adivinar el resultado, sino en llegar a las elecciones con una hoja de ruta clara”, planteó Alejandra Wood.
Anticiparse al cambio
El presidente del headhunter Seminarium, Rafael Rodríguez, explicó que en el actual panorama si bien no se observan reacomodos estructurales en las mesas directivas, sí advirtió que “generalizadamente a nivel directivo, se tienen expectativas de que se van a flexibilizar las restricciones para la inversión y para proyectos”.
Por ello, los expertos consultados por DF coincidieron en que la lectura de las señales políticas del futuro Gobierno son una fuente estratégica de decisiones para el directorio de una empresa.
A juicio de la directora ejecutiva del Centro de Gobierno Corporativo UC, Alejandra Wood, los directorios no solo se están fijando en quién ganará la elección el 14 de diciembre, sino que también están midiendo la combinación del resultado presidencial con la correlación de fuerzas en el Congreso.
“El foco no está en adivinar el resultado, sino en llegar a las elecciones con una hoja de ruta clara para cada escenario razonable”, planteó Wood.
Por lo anterior, enfatizó en que el riesgo no está en las elecciones, sino que más bien en que “el directorio llegue a la segunda vuelta sin haber hecho ejercicios de anticipación”.
El socio del headhunter Spencer Stuart, Pepe Barroilhet, agregó que “hoy el foco está en fortalecer la capacidad estratégica del directorio para tomar decisiones con agilidad, incluso cuando la información es incompleta”.
A su juicio, esto implica llevar a la mesa a trabajar con panoramas muy concretos: desde eventuales rebajas al impuesto corporativo, incentivos a la inversión, modificaciones a la regulación laboral, restricciones a la inmigración o nuevas concesiones, entre otras, con el fin de establecer potenciales riesgos.
“La pega es llevar al management (gestión) a escenarios futuros y pedir respuesta a las estrategias para aprovechar las oportunidades y minimizar riesgos”, remarcó.
Transparencia
Pero, además, en el caso de Wood, recomendó transparentar la comunicación con los inversionistas y trabajadores para explicitar la exposición de las compañías a eventuales cambios regulatorios.
“El silencio prolongado, en este contexto, es un riesgo en sí mismo”, planteó.
“La evidencia internacional es bien clara: en contextos electorales, las empresas que comunican más y mejor tienden a reducir la volatilidad asociada a la incertidumbre”, concluyó.