El precio del cobre, el "sueldo de Chile", cerró 2017 con un alza de más de 30%
Los hitos que marcaron al precio en el año.
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Y se acabó. La racha triunfal de alzas del precio del cobre llegó a su fin. Cochilco informó esta mañana que el precio del metal rojo se ubicó en US$ 3,246, lo que representa un retroceso de 0,82% en relación al cierre de ayer.
La baja, no obstante, es irrelevante. Sí, no implica mucho pese a que un centavos más en el precio de la libra significan unos US$ 60 millones más a las arcas fiscales.
Claro porque el cobre se despide de 2017 con un alza acumulada de 30,09%. El precio del principal producto de exportación del país promedió los US$ 2,797, lo que se compara positivamente con los US$ 2,20 de 2016, según los registros de Cochilco.
El valor del commodity estuvo condicionado por varios factores. A principios de año, por ejemplo, una las cosas que más preocupaba al mundo era Donald Trump y el inicio de su gobierno al mando de la mayor economía del mundo.
En ese contexto, el cobre se veía positivamente impactado por las expectativas en torno a una de las promesas del republicano: el gran plan de infraestructura para EEUU, lo cual supone una gran demanda de la materia prima.
A nivel de industria minera, la preocupación se instalaba también en Chile por la larga paralización de más de un mes de Escondida, la mayor faena de cobre del planeta.
Esta detención de 44 días, sumada a las de importantes yacimientos en Perú e Indonesia, dos potencias del cobre, alteró el suministro con el consiguiente efecto en el precio. La huelga de Escondida, no obstante, golpeó con fuerza a la economía chilena por el derrumbe de la producción minera.
Luego de eso vino un bajón. El precio empezó a moverse en función del que quizás sea el principal referente para el cobre: China.
Durante mayo, el precio del commodity llegó a su punto más bajo en medio de las dudas sobre la salud de la economía china y las expectativas en torno a la demanda por parte del mayor consumidor de cobre del mundo.
Por esos días se hablaba de una sobrerreacción al optimismo que habían generado originalmente los planes de gasto de Trump y la propia China.
Luego de ese periodo de bajón, el precio comenzó a repuntar. Y repuntó tanto que recuperó la barrera de los US$ 3 hacia fines de agosto.
Y como todos los caminos del cobre conducen a China…El gigante de Asia mostraba nuevamente positivas señales económicas que alentaban expectativas de una mayor demanda de cobre.
Tal fue la vorágine del cobre por esos días que se volvió a hablar de sobrerreacción, especulación e incluso de una burbuja en torno al precio. Se empezó a decir que el cobre, dada su importancia y el comportamiento de la oferta y la demanda, tenía características de metal precioso.
En ese escenario, el precio se devolvió perdió a mediados de septiembre la barrera de los US$ 3.
Sin embargo, el precio del cobre empezó a contar con un aliado: el dólar. La divisa estadounidense comenzó a depreciarse a nivel global, favoreciendo la compra del metal y, por ende, elevando una vez más los precios.
Esta baja del dólar (de la mano de las señales más claras por parte de los banco centrales del mundo del retiro del estímulo monetario), sumada a las renovadas expectativas por la salud de la economía china y de su voraz sector de la construcción empezaron a empujar nuevamente el precio.
Fue así como el cobre recuperó a mediados de octubre la barrera de los US$ 3, iniciando a partir de allí una escalada que lo dejó en los actuales niveles.
La parte más pronunciada de ese camino alcista se vio precisamente esta semana, con una racha histórica de 13 alzas consecutivas.
Eliminado ya el factor especulativo, las proyecciones apuntan a que el precio seguirá subiendo en el mediano plazo. Hay varias razones para pensar que puede ser así. Una de ellas tiene relación con los mejores augurios para la economía global, que inicia una nueva fase de dinamismo, dejando atrás los coletazos de la crisis financiera que golpeó al planeta en 2008-2009.
El otro factor es China y las buenas señales sobre la salud de su gigantesca economía.
A todos estos factores se suman las expectativas en torno al boom de los autos eléctricos, en los que se están enfocando la mayoría de los grandes fabricantes. Estos vehículos requieren mucho cobre para su funcionamiento y también mucho litio, un producto que también abunda en Chile.