A comienzos de octubre el Congreso despachó al Ejecutivo la nueva Ley de Cabotaje Marítimo, una de las reformas logísticas más relevantes de los últimos años, que busca modernizar el transporte de carga, abrir la competencia en rutas nacionales y mejorar la eficiencia del sistema portuario chileno. La iniciativa modifica la Ley de Fomento a la Marina Mercante y la Ley de Navegación, permitiendo la participación de naves extranjeras en el transporte marítimo de carga entre puertos nacionales, con la condición de que operen con tripulación 100% chilena. Todo esto bajo supervisión de la Armada de Chile y el Ministerio de Defensa Nacional, garantizando soberanía y seguridad marítima.
Según cifras del Ministerio de Hacienda, la reforma permitirá un ahorro anual cercano a US$ 267 millones en las tarifas de flete de contenedores y menores costos asociados al transporte de productos de consumo. El beneficio se extenderá a exportadores, importadores y especialmente a las micro, pequeñas y medianas empresas que enfrentaban desventajas frente a las grandes navieras.
Desde Antofagasta, el Seremi de Economía, Matías Muñoz, destacó que la nueva ley “marca un cambio estructural en la logística nacional y proyecta impactos positivos para la actividad portuaria y económica de la región de Antofagasta. Esta normativa permitirá reducir en entre 20% y 39% las tarifas de transporte marítimo, generando ahorros significativos para quienes participan en esta cadena”.
La medida se traducirá además en un impulso concreto para la competitividad regional, especialmente en beneficio de las micro, pequeñas y medianas empresas que importan y exportan productos desde el norte del país. También permitirá optimizar los costos logísticos, lo que, según el Seremi “podría reflejarse en precios más accesibles para las familias de la zona”.
Corredor bioceánico
Para Antofagasta, región clave en la salida de productos mineros hacia los mercados internacionales, el efecto puede ser decisivo. La ley permitirá diversificar el uso del Puerto de Antofagasta y los terminales de Mejillones y Tocopilla, potenciando su rol como nodos de enlace del Corredor Bioceánico Capricornio, la gran ruta que conectará el Atlántico y el Pacífico a través del norte de Chile.
Además, la medida se enmarca en una estrategia más amplia de fomento a la logística sustentable, donde el transporte marítimo gana protagonismo frente a la creciente presión ambiental y los altos costos del transporte por carretera. En el norte, donde las distancias son mayores y las rutas más exigentes, el efecto combinado puede traducirse en un ahorro logístico significativo para la industria y las exportaciones regionales.
En ese contexto, Muñoz subrayó que “la diversificación hacia la vía marítima abre una oportunidad estratégica para consolidar el Corredor Bioceánico Vial, conectando con los mercados del Atlántico. Este nuevo escenario posicionará a los puertos de Antofagasta, Mejillones y el potencial puerto de Tocopilla como actores clave para el comercio internacional, especialmente frente a mercados como Argentina, Brasil y Paraguay que buscan exportar hacia Asia-Pacífico. Esta ley no sólo moderniza el cabotaje, sino que sienta las bases para un desarrollo logístico más eficiente, sostenible y resiliente”.
78 mil fletes adicionales
Según datos de la Confederación Nacional de Dueños de Camiones de Chile, la aplicación de esta ley generará 78 mil fletes adicionales y cerca de 2 mil nuevos empleos asociados al transporte terrestre de carga. El gremio proyecta un impulso significativo al sector y una mayor competitividad en toda la cadena logística.
El presidente del CNDC, Juan Araya, destacó además que el aumento de la competencia en el sector se traducirá en "tarifas más competitivas. El cabotaje naviero o transporte de cargas entre puertos chilenos solo permitía la participación de empresas nacionales, cerrado a empresas extranjeras, lo que hacía que esta actividad fuera excluyente para competidores internacionales”.
En el mediano plazo, se espera que la implementación de la nueva ley active inversiones en infraestructura portuaria, digitalización logística y modernización de flotas, consolidando el rol del norte como eje del comercio interregional y puerta de entrada al Pacífico Sur.