El 27 de febrero de 2010, mientras preparaba su examen de título, Laura Alvarado Soza tomó una decisión que marcaría su destino profesional. Suspendió todo y partió al Maule Sur para hacerse cargo de la reconstrucción de Parral y Longaví tras el terremoto.
Tenía poco más de 20 años y cero experiencia en emergencias, pero sí la convicción de que debía estar ahí. “Fue lo más difícil que me ha tocado vivir laboralmente” recordó. “Fui contratada para eso, pero para trabajar con voluntarios, dando la cara a las personas que lo habían perdido todo, conectando a distintos actores para lograr la meta. Había que generar un techo antes que llegara el invierno y lloviera”.
Esa experiencia, rememora ahora, la conectó con el propósito que ha guiado cada paso de su carrera. Hoy, 15 años después, acaba de asumir la presidencia hasta 2028 de Women in Mining (WIM) Chile, la unidad local de la organización internacional que agrupa a mujeres del rubro minero y que busca promover su desarrollo, visibilidad y participación en la industria.
Alvarado, ingeniera civil de Industrias con mención en Medio Ambiente (Universidad Católica) y MBA de la misma institución, llega al rol tras una trayectoria marcada por el trabajo en terreno, ascensos rápidos y la conquista de espacios históricamente ocupados por hombres.
Su primer acercamiento a la minería ocurrió en su práctica en el tranque de relaves de la División Andina de Codelco. “Me gustó mucho el contacto con la gente en terreno. A pesar de los 40 grados de calor. Desde entonces dije: esto es lo que quiero hacer, a esto me quiero dedicar”.
Luego vinieron sus primeros años en BHP, etapa que define como clave, pero en 2013, dio un giro que sería decisivo y se trasladó a Antofagasta Minerals. “Fue un gran paso para mi crecimiento”, señaló sobre su llegada como ingeniera senior. A los 32 años asumió su primera gerencia, convirtiéndose en la primera mujer gerente en faena de Minera Centinela, liderando el área de Seguridad y Salud. Hoy lidera la Gerencia de Operación Puerto y Desaladora en Los Pelambres, responsabilidad que combina con su agenda en WIM.
Su arribo a la presidencia de la entidad, dijo, no fue casual: “A las socias les gustó la campaña (con la que postularon junto al resto de la actual administración) por nuestra cohesión. No era sólo yo como presidenta, sino un equipo completo”. También pesó, según reconoce, su conocimiento interno de la organización. “Conozco bastante bien la ONG por dentro y las necesidades de los distintos tipos de socias que tenemos”.
Su sello de gestión tiene un norte claro, profundización y fortalecimiento institucional. “Hoy hay conexión con muchas más socias, pero ellas te exigen. Necesitamos robustecer y digitalizar los procesos, aumentar los beneficios (para las asociadas), darle más profundidad a la información y aumentar la oferta de mentorías”. A esto suma un desafío clave: la retención. “La socia siente atracción por WIM, pero la retención sigue siendo un desafío”.
- ¿Qué espacios hay en la industria para que las mujeres sigan desarrollándose?
- Hay un trabajo importante que hacer en función de entender los nuevos roles que el mercado va a ir necesitando. Necesitamos ir generando una sólida oferta de capacitación que se vaya ajustando a los requerimientos del mercado. Temas de innovación y de proyectos. Cómo nos hacemos cargo del cuidado de la vida y vamos reduciendo la exposición al riesgo. El accidente en la División El Teniente marcó un punto de inflexión porque tratamos con una roca viva que nos obliga a desarrollar un conocimiento que nos permita anticiparnos.
- Las mujeres ¿rompieron ya el techo de cristal en la industria?
- Estamos en camino, es un proceso. Si bien hemos tomado roles de liderazgo en el mercado, aun no hay ninguna CEO minera en Chile que sea mujer. Eso significa que no solo es importante el aumento de porcentaje de mujeres en el rubro, sino cuánto de ese porcentaje está en la toma de decisiones. Cuantas están en gerencias.
- Hay algo particular que aporte el enfoque femenino a la industria?
- Todos somos diversos. Hombres y mujeres. Diversidad de sexo y género y la diversidad tiene que ver con ser individuos, personas únicas. Hay cosas innegables que vienen asociadas al género por una disposición natural. Efectivamente, lo femenino está más conectado con las emociones, con los detalles, con el camino recorrido y los impactos que ese camino genera. Lo masculino está más conectado con lo concreto: objetivos, resultados. Aún no somos capaces de separar 100% esa conversación.
Existen estudios validados que las distintas empresas están haciendo, donde equipos diversos son efectivamente más productivos, ya sea por sus miradas, su enfoque de los problemas y la resolución de los conflictos.
Al tener diversidad de todo tipo en la mesa, la conversación para tomar decisiones es mucho más rica. En este sentido, la conciliación es importante para hombres y mujeres pero en el caso de las madres jefas de hogar es aún más importante. Al respecto, existen experiencias exitosas como los Turnos de Relevos de Antucoya y Pelambres, donde jefas de hogar cubren un espacio super acotado. Ellas pueden volver a su casa. Es mucho más compatible. Para que el negocio minero sea sostenible debe generarse espacios para las mujeres, no hay minería futura sin mujeres, no las puedes dejar atrás.
- ¿Cómo espera seguir desarrollando su carrera hacia adelante, cuáles serán sus próximos pasos?
- A nivel de desafíos profesionales, hace poco asumí el rol de gerente de Operación Puerto y Desaladora y estoy profundizando mi gestión. A futuro, me encantaría enfocarme en el área de la sostenibilidad, relaciones comunitarias, desarrollo de las personas en roles de vicepresidencia y por qué no, de directorio. También quiero trabajar en algún servicio público: Sernageomin, Seremi de Minería y haciendo clases, porque algo relevante para mí es formar a las nuevas generaciones.