El sistema de transporte está pasando por momentos complejos en regiones, y esta semana el sector sufrió un nuevo tropiezo, luego de que Buses Renacer, uno de los principales operadores troncales de Curicó anunciar el cese definitivo de sus funciones a partir del 31 de diciembre. La decisión, según explicó la empresa a DF Regiones, responde a una ecuación financiera que dejó de ser sostenible, y ahora busca ejecutar un cierre ordenado antes de comprometer el patrimonio frente al pago de finiquitos.
“Es una decisión de responsabilidad social, si seguimos operando, la caja no va a dar para pagar las obligaciones laborales. Prefiero cerrar y pagar hoy, con dolor, pero asegurando de que nadie se vaya sin su dinero”, explicó Cristian Arancibia, gerente general de la empresa de transporte.
La salida de Buses Renacer dejará vacante la cobertura de un eje central de la ciudad, que conecta desde Valles de Santa Fe en el norte hasta el sector Balmaceda en el sur, afectando una red de 60 paradas y servicios que hasta hoy se monitoreaban vía app en tiempo real.
La competencia “imposible” con la minería
Más allá de la baja en la demanda post-pandemia y la competencia del sistema de colectivos, el factor determinante para el cierre es la crisis de capital humano. Según datos de la empresa, la brecha salarial con las regiones del norte del país ha desmantelado la operación local.
Mientras el modelo de negocio en Curicó permite a un conductor obtener una renta líquida mensual de entre $ 800 mil y $ 900 mil, muchas veces con jornadas que superan las 12 horas, la industria minera y de transporte en el norte ofrece salarios de $ 1,4 millones a $ 1,6 millones, con turnos 15 x 15 y horarios fijos de ocho horas.
El impacto en los activos es directo: de una flota que en su mejor momento llegó a 50 máquinas, un cuarto de las que operaban en la zona, la empresa se redujo a 27 unidades, pero la realidad operativa es crítica y ahora apenas siete están en servicio activo, mientras que las otras 20 permanecen paradas por falta de conductores. "Estoy lleno de máquinas, pero no tengo choferes. Y la matemática es simple: si no tengo máquinas en la calle, no movilizo personas; si no movilizo, no genero flujo y entro en un forado financiero", detalló Arancibia.
Seguridad y crítica a la Electromovilidad
El ejecutivo también apuntó a factores exógenos que han encarecido la función, como la inseguridad que obligo a recortar los horarios y una política pública que, a su juicio, está desconectada de la realidad regional.
Arancibia hizo énfasis en que Ministerio de Transportes ha priorizado la renovación tecnológica por sobre la crisis laboral: "Si el Ministerio realmente quisiera salvar el transporte mayor, no estaría tan preocupado de los buses eléctricos. La gente no necesita más máquinas eléctricas, necesita choferes. ¿De qué me sirve invertir en 100 buses modernos si tengo cinco conductores?".
Para el ejecutivo, la solución pasaba por profesionalizar el rubro, facilitar la validación de licencias para extranjeros o crear incentivos legales, y no solo “hacer negocios con flotas nuevas”.
Sin vuelta atrás, Arancibia descartó una posible reanudación de operaciones en los próximos meses. La normativa vigente no permite una “suspensión temporal” del servicio, sino que obliga a la cancelación del registro.
"Para volver, tendría que inscribir la línea de cero, con toda la burocracia que eso implica. Esto se cierra y se acaba", sentenció Arancibia, quien confirmó que ya gestiona el traspaso de su planta de conductores a otras líneas locales para mitigar el impacto en el desempleo de la zona.