El bitcoin ha demostrado contar con "catalizadores propios", al mismo tiempo que su creciente incursión en las carteras de grandes inversionistas lo ha convertido en "un activo macro-sensible". Dentro de esta sensibilidad a las novedades económicas y de los mercados financieros 'tradicionales', la evolución del dólar figura entre las más vigiladas por los inversionistas cripto.
Rubén Ayuso y Román González, gestores cripto de A&G, parten de la base de que "conviene entender que bitcoin sigue guiado por su propio ciclo de adopción". El CEO de Block Asset Management, Manuel Ernesto de Luque, apunta en la misma línea al recordar que "el bitcoin ha demostrado catalizadores propios, como la euforia de octubre que lo llevó a máximos históricos por encima de los US$ 126.000".
Los últimos tiempos han demostrado también que las referencias externas pueden llegar a robar protagonismo a las específicas del mercado cripto. Los gestores de A&G subrayan en este apartado que "si hay una variable macroeconómica con cierta relación, sería la oferta monetaria, ya que los periodos de expansión monetaria tienden a coincidir con fases alcistas del activo".
El indicador de liquidez de la oferta monetaria viene determinado por los tipos de interés fijados por los bancos centrales. "Una postura restrictiva de la Reserva Federal", como señala Lale Akoner, analista de eToro, juega en contra de la masa monetaria, y por extensión, puede obstaculizar las subidas del bitcoin.
La mayor de las criptomonedas ha corregido un 22% desde los récords históricos del pasado 6 de octubre. En el mismo período un activo mucho menos volátil que el bitcoin, el dólar, acumula una revalorización del +2%, tomando como referencia el índice dólar, el indicador que mide su evolución respecto al resto de las principales divisas mundiales.
Una de las citas clave entre los récords del bitcoin del 6 de octubre y el día de hoy fue la reunión del 29 de octubre de la Reserva Federal (Fed) de Estados Unidos. El banco central cumplió con la rebaja de tipos descontada ya por el mercado. Sin embargo, como indica Jorge Schnura, CEO de Keyrock Asset & Wealth Management, "el repunte del Dollar Index hasta rozar máximos de tres meses es una consecuencia directa de la última reunión de la Fed".
"El tono del presidente Jerome Powell fue de extrema cautela", resalta el CEO de Keyrock A&W Management, y "al declarar que un recorte adicional en diciembre estaba lejos de ser garantizado y citar la niebla provocada por el cierre del Gobierno que impide ver datos económicos claros, la Fed desató la incertidumbre".
Esta incertidumbre sobre un nuevo recorte de tipos de la Fed en diciembre se ha traducido en subidas del dólar y en caídas del bitcoin. A modo de resumen Manuel Ernesto de Luque, fundador y CEO de Block Asset Management, expone que "a pesar de un recorte de 25 puntos básicos en la última reunión de la Fed (29 de octubre), la división interna y la cautela en el mensaje han provocado una recalibración de expectativas en los mercados. El Dollar Index ha repuntado hasta máximos de tres meses, endureciendo las condiciones financieras globales y elevando el viento en contra para activos de riesgo como el bitcoin".
"Aspirador" de liquidez
La liquidez y la percepción de riesgo están detrás de esta correlación negativa. Lale Akoner, de eToro, advierte que "un dólar más fuerte podría suponer obstáculos a corto plazo para el bitcoin. Cuando el dólar se aprecia, la liquidez global se reduce y el capital tiende a fluir hacia activos más seguros, disminuyendo la demanda de alternativas de mayor riesgo como las criptomonedas".
Manuel Ernesto de Luque, CEO de Block Asset Management, ahonda en esta idea al explicar que "la relación entre el índice dólar y el precio del bitcoin es, a menudo, de correlación inversa a corto plazo. El índice dólar mide el valor del dólar frente a una cesta de divisas principales, y su fortalecimiento se interpreta como una contracción de la liquidez global y una mayor aversión al riesgo".
El CEO de Keyrock Asset & Wealth Management utiliza un ejemplo gráfico para destacar las implicaciones de las subidas del dólar. Jorge Schnura afirma que "un dólar fuerte actúa como una aspiradora de liquidez global, drenando capital de los activos de mayor riesgo".
Con este efecto de fondo, Jorge Schnura da un paso más y sostiene que "esta fortaleza del dólar se ha consolidado como el principal riesgo bajista para bitcoin debido a una correlación inversa que se ha vuelto estructural". "Una Fed dura o incierta", añade, "atrae capital global hacia la percibida seguridad del dólar", fortaleciendo a la divisa estadounidense.
Dualidad
Las características duales del bitcoin evitan una mayor correlación inversa con el dólar. Durante los últimos meses la mayor de las criptomonedas se ha comportado por momentos como un activo diversificador, de reserva de valor, como subrayan Rubén Ayuso y Román González, co-gestores del fondo cripto de A&G.
En otros momentos, en cambio, el bitcoin no ha podido revalidar su perfil de oro digital, siendo percibido como un activo de riesgo y sucumbiendo a los sobresaltos registrados en el conjunto de los mercados financieros.
Debido a este comportamiento dual la correlación entre bitcoin y oro "no es estática". Lale Akoner indica que "en ocasiones, el bitcoin se comporta más como un activo de riesgo, siguiendo la evolución de las acciones, mientras que en otras fases se desvincula por completo, impulsado por catalizadores específicos del sector cripto, como los flujos de ETF o las novedades regulatorias".
Desde una perspectiva histórica, la correlación inversa entre el dólar y el bitcoin es reciente. Solo en los últimos años se han alcanzado niveles significativos. Rubén Ayuso y Román González, gestores de A&G, recuerdan que "la correlación histórica entre el índice dólar y bitcoin en los últimos 10 años es de -0,06", una cifra prácticamente irrelevante.
A medida que los inversionistas institucionales se han volcado en el mercado cripto, los niveles de correlación van en aumento. Jorge Schnura detalla que "la correlación entre bitcoin y el índice dólar, que era casi inexistente en 2020 (0,05), se ha invertido drásticamente hasta un -0,72 en 2024".
Durante el último año, apunta Lale Akoner, de eToro, los datos muestran "una relación inversa moderada". Reduciendo al máximo el período de tiempo analizado, Jorge Schnura concreta que "en el entorno actual post-Fed, la correlación a 50 días se mantiene significativamente negativa, en torno a -0,50, demostrando que la fortaleza del dólar es un lastre directo para el precio de bitcoin".
Sin perder de vista estos niveles de correlación, Luque plantea dos escenarios.
En el primer caso, en el de un dólar firme y una Fed prudente, Manuel Ernesto de Luque prevé que "persista el riesgo bajista táctico para bitcoin, con rangos volátiles y el soporte clave en la zona psicológica de US$ 100.000".
En el segundo caso, el de un tono menos duro de la Fed y datos macro débiles, "un debilitamiento del índice dólar, provocado por datos económicos más suaves o una guía más flexible de la Fed, aliviaría las condiciones y permitiría la reentrada de flujos hacia los ETFs, abriendo la puerta a una reanudación de la tendencia alcista".
A la espera de confirmar qué escenario predomina, el CEO de Block Asset Management concluye que "mientras el índice dólar permanezca en máximos relativos, el mercado cripto seguirá nadando contracorriente".
Más allá de la evolución del dólar a corto plazo, Rubén Ayuso y Román González, gestores cripto de A&G, reiteran su mensaje de optimismo sobre el bitcoin, a pesar del bache actual. "Con una adopción institucional en expansión, impulsada por los ETFs y la integración en carteras de grandes gestores, este tipo de retrocesos suelen ofrecer puntos de entrada privilegiados para incorporar bitcoin en cartera como activo escaso, descentralizado y con un potencial asimétrico difícil de replicar". 