La decisión de Revolut de instalar su nueva sede global en Canary Wharf, en pleno corazón del distrito financiero de Londres, no fue al azar. El que el logo de este neobanco brille junto, o más, que el de prestamistas tradicionales, como HSBC, es un recordatorio a la industria de que esta fintech fundada en 2015 llegó para desafiar a los más grandes.
“Los bancos tradicionales no tienen ninguna posibilidad”, declaró el fundador de Revolut, Nikolay Storonsky, durante la inauguración de la nueva sede. Ahí, lanzó una suerte de amenaza, no sólo a los bancos, sino también a otras fintech: “Nuestro producto es tan superior que es imposible competir con nosotros”.
El plan de Storonsky es lograr un dominio global y elevar la valoración de su empresa al rango de los cientos de miles de millones de dólares. Su modelo es ofrecer un centro de servicios financieros en una sola aplicación.
Revolut nació como respuesta a las comisiones abusivas del cambio de divisas. Hoy, con 65 millones de clientes y una licencia bancaria en Reino Unido, se ha transformado en una super-app que integra cuentas remuneradas, transferencias, pagos, inversiones y criptoactivos.
Los objetivos en su plan son ambiciosos. Primero sumar 35 millones de clientes para llegar a los 100 millones hacia mediados de 2027; y hacia 2030 estar operativos en 100 países, lo que implicaría sumar otros 30 mercados a su cartera.
Latinoamérica es parte clave en ese plan. Revolut ha lanzado ya su operación en Brasil, compró un banco en Argentina y ha pedido licencias bancarias en México y Colombia. Aunque en Chile “no hay planes todavía”, según indica a Señal DF el jefe de expansión de Revolut para Latinoamérica, Carlos Daniel Urrutia, sería solo cuestión de tiempo.
De hecho, Chile está en la mira del neobanco, por ahora, en fase de estudio del mercado. “Creo que debería suceder algún día (operación en Chile), porque como has oído a nuestro CEO queremos estar en 100 países… Es un mercado, como el resto de los mercados de América Latina, atractivo, joven, con mucha propensión a utilización de servicios digitales. Un mercado, además, afluente comparativamente en el contexto latinoamericano”, apunta Urrutia.

Por ahora el foco está en los mercados más grandes de la región. En Brasil operan una sociedad de crédito directo y una cuenta global, que les permite ofrecer casi la totalidad de sus servicios, que incluyen operaciones cambiarias a bajo costo, cuentas remuneradas e inversiones, incluyendo criptoactivos. Aunque todavía a la espera del visto bueno de los reguladores, Urrutia prevé el inicio de operaciones, ya con licencia bancaria completa, en México, Colombia y Argentina entre mediados y fines del próximo año.
El rápido crecimiento de esta fintech fundada casi “de la nada” por Storonsky y su socio ucraniano Vlad Yatsenko es un reflejo de la disrupción causada en la industria. El secreto, apunta Urrutia -aunque en un tono menos agresivo que el del fundador y CEO- es una plataforma digital, que les permita lanzar operaciones en cualquier país a bajo costo y adaptarla a las regulaciones y preferencias locales de los clientes.
La llegada de Revolut supone un desafío para los actores locales, tanto por su escala como por su diversificación de productos y desarrollo tecnológico. Los mercados a los que el neobanco británico apunta en Latinoamérica son parte importante de las carteras de bancos como Santander y BBVA, así como de actores digitales regionales como Nubank, Ualá y Mercado Pago.
A modo de advertencia, durante el reciente Chile Day en Londres, Adam Gagen, jefe global de Gobierno de Revolut, advirtió que se viene un período de consolidación de la industria, también en Latinoamérica. “En los próximos cinco o diez años la competencia será brutal. Habrá un desafío muy grande para los bancos o las fintechs que ofrecen un solo servicio. Ya no se puede ofrecer solo banca, o solo transferencias o criptoactivos”, apuntó.
De ahí la amenaza que supone Revolut a los actores locales. Urrutia confirma que la intención del neobanco británico es ubicarse entre los tres bancos más grandes en cada país al que ingresan.
Pero marcando una diferencia con Storonsky, el ejecutivo de Revolut para Latinoamérica opta por un discurso más amable hacia la competencia. No ve un mercado saturado, a pesar del número de Fintech existentes, sino un mercado en el que todavía el porcentaje de usuarios que usan servicios financieros digitales “es muy bajito”. “Nosotros creemos que esto apenas está empezando”, asegura y agrega que la meta es que las personas adopten la banca digital como su plataforma principal de operaciones financieras y no sólo para operaciones secundarias.
El cambio tomará tiempo y la competencia no será fácil. Pero con US$ 11.500 millones por invertir en su plan de expansión, Revolut tendría la caja y la tecnología para desafiar a los principales actores de la región. 