De alto vuelo

Cómo lo hacen. Imposible saberlo, pero lo cierto es que en el aeropuerto de Singapur nada permite presumir que por ahí transitan sobre 42 millones de pasajeros al año y que se realiza una operación aérea cada minuto entre despegues y aterrizajes. Muy por el contrario, su atmósfera destila reposo hedonista, tanto que una vez allí dan ganas de estar y quedarse a disfrutar largas horas.

Por: | Publicado: Viernes 14 de octubre de 2011 a las 05:00 hrs.
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Por Roberto Sapag


Desde Singapur


Por más que se esfuercen, en general los aeropuertos del mundo no logran sacudirse de encima la condición de ser centros de estrés o, en el mejor de los casos, unos espacios fríos e inhumanos que producen cierta desolación emocional, con sus interminables pasillos repletos de pasajeros con rostros fatigados y columnas vertebrales desencajadas.

No obstante, hay un lugar en donde nada de eso se percibe: el Aeropuerto Changi de Singapur. En realidad, si no fuera por el asuntito de las maletitas que ruedan detrás de las personas, en sus pasillos uno se siente en un muy sofisticado centro comercial, con espacios para el solaz en cada rincón.

En sus terminales hay piscinas gratuitas en terrazas abiertas muy bien amobladas para pasar las esperas, cinco espectaculares jardines en invernaderos (de cactus, mariposas, girasoles, orquídeas, entre otras), tiendas de spa de peces (que permiten hacerse una suerte de recauchaje de pies con unos mini pescaditos con vocación de pirañas que se comen la piel muerta), sillones con dispositivos gratuitos de masaje para los pies, salas de cine gratuito, Wi-Fi liberado, jardines naturales a lo largo de los pasillos, zonas de relajo con luces atenuadas y cántaros de agua de dan la idea de estar durmiendo al borde de un arrollo, etcétera.

Pero eso no es todo. En su relación con los clientes en este aeropuerto también se han impuesto altos estándares de calidad, de modo que en los distintos servicios que brindan hay sistemas de feedback para la administración, los que permiten que cualquier falla en la operación puede ser reportada electrónicamente, existiendo un estándar de respuesta que no supera los cinco minutos.

Y aunque al pasajero todo lo que transmite el aeropuerto es pausa, relajo y agrado, lo cierto es que nada de eso es casual. La operación de este mega aeropuerto es intrínsecamente singapurense, es decir eficiente, sofisticada y perfeccionista. Como prácticamente todo en ese país.

Emplazado en una superficie total de 1.300 hectáreas (que incluyen 870 que fueron “reclamadas” al mar), esta instalación tiene capacidad de movilizar 70 millones de pasajeros al año. Con cerca de 28.000 trabajadores, el año pasado manejó 1.800.000 toneladas de carga y un promedio diario de 13.000 maletas.

En fin, por cifras no se quedan. No por nada esta instalación (que nunca en su historia ha tenido incidentes o accidentes) ha sido votada por 23 años consecutivos como el mejor aeropuerto del mundo por la revista Business Traveller de Gran Bretaña… Y no por nada hoy hay interés de parte del gobierno chileno de que sea esta operación la que ayude a diseñar las ampliaciones y mejoras que se prevén para el aeropuerto de Santiago en los meses venideros.

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