Chile es uno de los países donde la inteligencia artificial (IA) genera tanto ilusión como inquietud. Así lo reflejó el Monitor de IA Ipsos 2025, donde la compañía multinacional de investigación de mercado recogió la opinión de más de 23 mil personas en 30 países entre marzo y abril de este año.
Según el estudio, los chilenos conviven con una marcada dualidad: el 53% declara entusiasmo por los beneficios que podría traer esta tecnología en el día a día en ámbitos como eficiencia, entretenimiento y salud. Sin embargo, un 60% se siente nervioso por sus potenciales efectos, como el desempleo y la desinformación.
“Vemos una tensión muy marcada entre la tecnología y el impacto que tiene en la vida de las personas”, dijo el CEO de Ipsos Chile, Nicolás Fritis.

“La IA entra en tu vida, te sirve para muchas cosas, pero cuando está demasiado presente genera una cierta preocupación o nerviosismo; es decir, aplica el chilenismo de que me gusta, pero me asusta”.
Este nivel de tensión registrado en el país –seis de cada 10 personas- es más alto que el promedio global (53%) y 9 puntos porcentuales mayor que la última medición de Ipsos de 2024.
Otro aspecto relevante es la alta confianza que declaran los chilenos en que el Gobierno regule responsablemente la IA, con un 67%, por sobre el promedio mundial (54%). En este ítem, Chile figura en el quinto lugar de la tabla.
Actualmente, en el Congreso se debate un proyecto de ley del Ejecutivo que busca regular los sistemas de IA.
Pese a los avances de esta tecnología y al nerviosismo, apenas un 13% de los encuestados en Chile cree que la IA podría reemplazar su trabajo en los próximos cinco años. En contraste, un 44% cree que su mayor uso hará que mejore su trabajo.
Respecto de esta dualidad, Fritis precisó que el temor general está más asociado a la incertidumbre sobre cómo cambiarán los trabajos, más que el miedo a un reemplazo directo e inmediato.
Explicó que en Chile hay una gran proporción de trabajos ligados a la economía real, como la construcción, el transporte o servicios presenciales, que son menos susceptibles a ser reemplazados por IA en el corto plazo. En cambio, los puestos de oficina o más digitalizados sí se perciben como más expuestos.
Además, el 42% opina que la IA mejorará la economía local, una mirada optimista frente al promedio mundial (34%).
El ejecutivo señaló que todos los aspectos relacionados con mejora y entusiasmo en Chile suben en las últimas tres mediciones anuales del estudio.
“Las personas han ido construyendo una percepción de que hay bastantes cosas sobre las cuales se pueden entusiasmar”, comentó Fritis.
Preferencia y confianza
El reporte también abordó los niveles de confianza de la IA en distintos ámbitos.
Por ejemplo, en el caso de los contenidos generados por inteligencia artificial, los chilenos prefieren que sea una tarea realizada por humanos, particularmente, en materia de información -como noticias, artículos y fotoperiodismo- hasta la creación de películas.
Además, la mitad de los encuestados confía en que las empresas protegerán sus datos personales. Mientras que el 63% muestra confianza en que la IA no discrimina ni genera prejuicios a ningún grupo de personas.
Tendencias en el mundo
Al momento de analizar el comportamiento del resto de los países, Fritis dijo que encontraron distintas tendencias según el nivel de desarrollo de las regiones.
Por ejemplo, en las naciones anglosajonas y europeas, donde la seguridad de la información está más desarrollada, se observa una mayor tasa de nerviosismo.
“Tienen muy presente este factor. Hay mucha conciencia de eso y se ven en las noticias de Europa con las multas a grandes tecnológicas. Eso los hace tener menos entusiasmo porque creen que esto les puede complicar su desarrollo personal”, explicó.
Para la región del Asia-Pacífico se observó un mayor entusiasmo y las personas creen que la IA les simplificará la vida. “La ven como una tecnología que cambiará el mundo y equivale a la representación de la modernidad”, afirmó.
En el caso de Latinoamérica, Fritis mencionó que la región se mueve como un bloque. “Los latinos, en general, estamos más cargados de entusiasmo comparado con 2024, algo así como en la medianía de la tabla”.