Explora entra en la conservación: “No tiene nada de filantrópico, es una decisión de negocio”
A una hora y media del hotel Explora Torres del Paine, la familia Ibáñez creó una reserva de conservación de 6 mil hectáreas en sociedad con The Nature Conservancy. Para ello ideó un modelo de autofinanciamiento que implica la venta de 100 acciones -de US$ 350 mil y US$ 1 millón- y un endowment. La idea es replicar la fórmula en distintos países. “Al cuidar los destinos, nuestro negocio perdura en el tiempo”, dice Maximiliano Ibáñez, presidente de Explora.
Por: María José Gutiérrez
Publicado: Sábado 11 de enero de 2025 a las 21:00 hrs.

En las Torres del Paine, donde Explora fue el primer operador con una concesión adentro del parque (desde 1992), “crece y crece la cantidad de gente que llega, mientras que los recursos de Conaf se mantienen. Entonces el parque se empieza a desbordar. Y esa fue la causa del incendio de 2012: mucho turista que empieza a alojar en sitios que no están diseñados para eso, que no tienen infraestructura; gente haciendo fuego en distintos lados”, explica.
“Ante el desafío de mantener los destinos lo más puros posibles para efectos de lo que nosotros hacemos (exploraciones en lugares remotos), esto aparece como una de las amenazas principales al negocio. Más allá de que la conservación es deseable, somos una empresa, y las empresas pueden hacer filantropía, pero no pueden vivir de eso. Para nosotros esto tenía un fundamento de negocio importante: al cuidar los destinos, nuestro negocio perdura en el tiempo”, enfatiza. “No tiene nada de filantrópico, es una decisión de negocio que hace todo el sentido”, agrega.
El apoyo fue unánime.
Guanacos y pumas

Desde entonces se han plantado más de 30 mil árboles nativos, se han retirado los cercos y se hizo un plan de manejo que en terreno lidera Alice Valenzuela como jefa de la reserva y desde Santiago comandan Juan Marambio y Romina Da Pieve, gerente y subgerenta de sustentabilidad de la empresa. Mientras camina por uno de los senderos, Romina, argentina que llegó a Explora hace 20 años como ayudante de pastelería, nombra cada uno de los pájaros que se aparece.
El modelo
En esas conversaciones se dieron cuenta de que Explora tenía un espacio en la gestión de los sitios. Tierra para conservar, explica Max, hay suficiente en Chile: cerca del 30% del territorio nacional está protegido en algún grado. El problema está en la falta de financiamiento para mantener esos territorios. El presupuesto de Conaf es de tan sólo US$ 1,2 por hectárea, muy por debajo de la mayoría de los países.
Los 4 actores

La fórmula es replicable y tiene cuatro incumbentes. Uno, es el dueño del predio -en este caso la sociedad Torres del Paine CR SpA, de la familia Ibáñez-, que lo irá vendiendo a 100 accionistas. De replicarse el modelo, el dueño podría ser un tercero, que espera un retorno con su venta, y luego sale del negocio.
Y hay una segunda categoría, cuya acción cuesta US$ 1 millón, que les permite además ser dueños de un lote de entre 1,7 y 2 hectáreas donde pueden construir una casa. En total son 30 lotes, que sumado a las caballerizas, quincho y guesthouse representan el 1% del territorio total de la reserva. Los fondos levantados financian por una parte al dueño del terreno, y US$ 18 millones se destinan a un endowment manejado por la Fundación de Conservación Torres del Paine -que tiene tres directores; uno de Explora, uno de la institución a cargo de la conservación, en este caso TNC, y otro elegido por los miembros-, cuyas ganancias permiten financiar a perpetuidad no sólo la reserva sino también aportar un porcentaje a la conservación de la reserva de la biósfera de Torres del Paine. Ese endowment se invierte en el mercado financiero, y 3,5% se destina a conservación, lo que equivale a US$ 650-700 mil al año.
Punto de partida
Cuando Max tenía cerca de 9 años, cuenta, su padre salió con esta idea loca de hacer un hotel de 50 habitaciones en el Parque Nacional Torres del Paine -cuya afluencia de público no superaba las 5 mil visitas anuales (hoy son 500 mil)-. Para llegar, había que volar a Punta Arenas y de ahí subirse a un auto por siete horas. El precio por noche: US$ 400.
Para sorpresa de todos quienes le dijeron que en Chile no había mercado para eso, invitaron a periodistas internacionales de medios de viaje. Lo difícil era convencerlos de viajar. Estando en el lugar, dice Max, el paisaje y la experiencia hacía el resto. El hotel al poco andar se convirtió en un negocio exitoso. Por estas fechas el costo por persona está en cerca de US$ 1.800 por noche. Y está a tope.
Con la fórmula probada, replicaron el modelo en San Pedro de Atacama y en Rapa Nui. Luego vino Valle Sagrado, en Perú, El Chaltén en la Patagonia argentina, el salar de Uyuni -donde tienen tres complejos modulares-, en Bolivia, y el Parque Nacional Patagonia en la Carretera Austral.
Pero no todo ha sido éxito. La crisis financiera de 2008 le pegó fuertemente al turismo americano, lo que deprimió el mercado por tres años. Cuando iban saliendo, se incendió el Parque Torres del Paine el 28 de diciembre de 2011, lo que los obligó a cerrar toda la temporada de verano, la más alta. El hotel de Atacama se incendió en 2015 y permaneció cerrado un año. Y cuando los últimos tres destinos estaban ad portas de abrir, llegó la pandemia.
En 2024 Explora a través de sus siete operaciones, facturó US$ 65 millones y espera crecer a US$ 75-80 millones en 2025. El objetivo de la empresa -donde trabajan 800 personas, 100 de ellas en Santiago-, es desarrollar cuatro destinos más en los próximos cinco años: uno en la Carretera Austral chilena, otro en la Patagonia argentina, otro en Perú, y uno en Islandia.
Todas las tierras ya están compradas, y tres ya tienen su diseño listo, uno a cargo de cada arquitecto: Pepe Cruz (diseñador de todos los Explora a excepción del guesthouse y caballerizas de la Reserva, cuya arquitectura la hizo Aguiló & Pedraza); Cazú Zegers y Max Núñez. El de Europa es el único que tiene pendiente el diseño. “Islandia es una mezcla de Patagonia con Atacama e Isla de Pascua. Está bastante cerca de nuestros mercados de origen que son EEUU y Europa. Hace tiempo queríamos dar el paso fuera de Sudamérica, y ese es un país que tiene las condiciones de paisaje. Y además es estable”.
El estadonidense Joe Dobrenski, que hizo su fortuna como inversionista en Silicon Valley, es uno de los accionistas de la reserva. Visitó por última vez su terreno hace dos semanas y él mismo puso las estacas para trazar donde levantará su casa, cuyo diseño está en manos de los arquitectos chilenos Max Núñez y el estudio Aguiló & Pedraza.
Al teléfono cuenta su historia: dice que es cliente de Explora desde 2002, que ha visitado todos los hoteles, menos Atacama, y que cuando supo de la iniciativa, estando en las Torres por la filmación de un documental de conservación que está llevando a cabo con la ganadora del Emmy, Anne Johnson Prum, decidió partir con su hijo de 19 años a conocer el lugar.
“Es irónico que viaje hasta esta parte del mundo para ‘get away of getting away’”, dice para explicar que necesitaba un lugar aún más remoto que el propio Explora. Pero cuenta que apenas puso un pie en el terreno sintió la magia. “Había estado buscando mucho tiempo un lugar para pasar tiempo de calidad. He viajado por varios lugares, pero sentía que ninguno era el correcto”. Señala que puede ser cliché, pero que ser parte de una comunidad que tuviera a la naturaleza en el centro, la conservación, y el “generar el menor impacto posible sobre la tierra” es lo que lo atrajo, y que el tema que daba vueltas era “cuán frecuente iría y cómo lo manejaría a la distancia”. Hasta que se decidió.
Esta es la primera vez que se construye una casa desde cero, cuenta. Su intención es instalarse seis semanas al año allá, junto a sus dos hijos adolescentes, su mujer y su hija de año y medio.
Joe pagó US$ 1 millón, más el costo de la construcción de su casa. Hacer algo similar en EEUU, asegura, hubiese sido más caro.
A la fecha el 10% de las acciones están vendidas. Los miembros son estadounidenses, suizos, italianos, brasileños, españoles. Y hay dos chilenos, cuyos nombres se barajan con reserva. Hay 11 potenciales inversionistas avanzados que ya están en el proceso de revisión de documentos y otras 19 personas agendadas para visitar la reserva durante el primer semestre. De estas visitas, el 50% de las personas continúa en el proceso de inversión.

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