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La amenaza de la sequía aleja más a los países ricos de los pobres

El Banco Mundial calcula que el gasto tendría que multiplicarse por cuatro hasta US$ 150.000 millones anuales para garantizar el acceso a nivel mundial a agua potable y a servicios de saneamiento para 2030.

Por: Expansión/España | Publicado: Martes 3 de diciembre de 2019 a las 17:31 hrs.
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A medida que aumenta el calentamiento global, empeoran la intensidad y frecuencia de las sequías. Pero prepararse para este tipo de emergencias y para la escasez crónica de agua a largo plazo es más fácil para quienes tienen más recursos. El Banco Mundial calcula que el gasto tendría que multiplicarse por cuatro hasta US$ 150.000 millones anuales para garantizar el acceso a nivel mundial a agua potable y a servicios de saneamiento para 2030.

Aun así, los gobiernos con menos recursos son menos capaces de reforzar sus sistemas de abastecimiento de agua. En las zonas rurales de Kenia y Uzbekistán, con escasos recursos y frecuentes sequías, parece que el problema se agrava con el tiempo.

"El cambio climático está haciendo que países que no han tenido sequías en el pasado las sufran ahora", explica Mike Rivington, del James Hutton Institute, que asesora sobre el uso sostenible de la tierra.

Fases

Gestionar las sequías va por fases: primera, una planificación avanzada que incluye garantizar que los sistemas de agua funcionen de la mejor manera posible, construir reservas y poner en marcha sistemas de alerta de sequías. Después llegaría la gestión de las respuestas de emergencia como el racionamiento de agua. Entre 1995 y 2015, los desastres naturales relacionados con sequías afectaron a 1.100 millones de personas y provocaron 22.000 muertes, según datos de Naciones Unidas.

Pero pronosticar la falta de lluvia y la escasez de agua no siempre es fácil. "Nunca se sabe cuándo hay sequía hasta que lleva meses sin llover", explica Kristiane Huber, del Centro para el Clima de Virginia, EEUU.

Aunque se han hecho muchos estudios para desarrollar sistemas de alarma que avisen con tiempo, las regiones más pobres no suelen contar con este tipo de avances, explica Rivington. Y, si los tienen, deben disponer de recursos para labores como el transporte de agua.

Crear resistencia frente a las sequías, con labores de mantenimiento de tuberías y de creación de sistemas de almacenamiento de agua potable, no siempre es fácil, recuerda Rivington.

En las regiones más pobres, las actuales infraestructuras pueden estar defectuosas, lo que provoca filtraciones; además, los fondos disponibles suelen destinarse a reparaciones a corto plazo.

Incluso en países desarrollados como Inglaterra y Gales, un 20% de todo el agua presente en la red de abastecimiento se desperdicia.

Ahora, con el cambio climático y el aumento de la población, los asesores del Gobierno británico creen que las pérdidas de agua deben reducirse a la mitad para 2050 para garantizar que los países no se vean seriamente afectados por futuras sequías. En zonas en las que apenas llueve, y en las que la población vive lejos de ríos y lagos, el agua necesita extraerse del subsuelo, lo que puede resultar difícil y costoso.

"En las zonas más pobres y remotas, que son las más vulnerables al cambio climático, se necesitan algunas de las soluciones más costosas", explica Tom Wildman, asesor de Oxfam.

El crecimiento de la población, que ha llevado a un exceso de cultivos en algunas regiones, también está agravando el problema de la escasez de agua.

Incluso en los países más ricos, no hay soluciones fáciles y económicas a la sequía. Pero, para regiones con recursos como California y Arabia Saudí, instalar unas infraestructuras innovadoras puede ser la respuesta a largo plazo.

"Las inversiones para evitar desastres no suelen tardar mucho en amortizarse. Se ahorra mucho más dinero evitando los daños por desastres", explica Ilan Kelman, profesor de riesgos y salud global de la Universidad de California-Irvine (UCL).

Las opciones incluyen plantas de desalinización, y la creación o ampliación de depósitos. Pero el coste de estos proyectos puede ascender a miles de millones de dólares.

En opinión de Huber, "incluso en los países más ricos no siempre se pueden comprar soluciones para afrontar la sequía".

Los recursos no siempre durarán tanto tiempo como se espera; además, tampoco se puede prever cuánto durará una sequía. Las infraestructuras más costosas no siempre serán una solución, por muchos recursos que tenga un gobierno. "Las plantas de desalinización- que pueden crear una gran huella de emisiones de dióxido de carbono -necesitan acceso a alguna fuente de agua, por lo que no resultan prácticas lejos de las costas", explica Huber.

Animar a la población a cambiar sus hábitos- como instalar duchas de baja presión, y limitar del uso de agua en piscinas privadas y riego por aspersión- puede ayudar a reducir la demanda y mejorar la resistencia a las sequías.

En lugares en los que las autoridades son incapaces de abordar un problema como el de la sequía, muchas empresas intentan explotar la situación. En los últimos años, a medida que han empeorado las sequías ha habido un aumento masivo de los negocios de tanques para el almacenamiento de agua en Kenia y Etiopía, explica Wildman de Oxfam.

"Antes no estaba tan extendido, pero ahora hay miles de camiones que venden agua en países del Este de África. Se trata de vehículos que se desplazan hasta 120 kilómetros para vender a gente que tiene muy pocas opciones", asegura.

"El acceso a fuentes de agua asequibles debería ser un derecho, pero cada vez hay más personas que pagan más por el agua de dudosa calidad", añade Wildman.

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