Desde el año 2000 tuvo una prolífica carrera en el sector público en su zona, la Región del Biobío, y en la anterior elección parlamentaria llegó a la Cámara Baja. Se va con el cargo de segundo vicepresidente de la Corporación; sin embargo, el diputado falangista Eric Aedo admite que “me encanta lo que hago”, aunque su derrota se deba a la decisión que asumió de promover, dentro de su partido, el respaldo a la candidatura de la comunista Jeannette Jara y la integración al pacto parlamentario del oficialismo. No se arrepiente, asegura, ya que con eso evitó que la Democracia Cristiana siguiera “el camino de la eutanasia política”.
En conversación con Diario Financiero analiza también la carrera presidencial y enfatiza que en su coalición “tenemos una candidata que es de lujo” y cree que aún tiene opción de llegar a La Moneda.
- 85 de los diputados que fueron a la reelección se perdieron. Llama la atención que todos los integrantes de la mesa están entre ellos, incluido usted. ¿A qué atribuye que usted no fuera reelecto tenido la alta exposición que tuvo durante la campaña? ¿Eso le jugó en contra?
- Esto es multifactorial. Pero creo que hay un elemento esencial que yo percibí y del que tengo que hacerme cargo y es que cuando, en mayo pasado, vi que la Democracia Cristiana iba a seguir el camino de la eutanasia política, tomé la decisión de encaminar esto a alguna parte. No me podía quedar de brazos cruzados viendo cómo la institución a la que yo entré hace más de 35 años desaparecía solo porque nadie se atrevía a tomar una decisión y la tomé.
- ¿Eso explica lo que pasó?
- Claro, porque me convertí en el símbolo de mover a la Democracia Cristiana a una alianza con un oficialismo con un alto nivel de rechazo y llevarla a un marco electoral que le aseguraba la sobrevivencia. Siendo parte de un distrito en donde la derecha hoy día sacó seis diputados y donde en las últimas cuatro elecciones ha bordeado sobre el 70% de los votos. Asumí ese riesgo, tomé una decisión y me convertí en el símbolo de esa decisión.
- ¿Se arrepiente?
- No me arrepiento, porque el camino alternativo era que no hubiese ni un demócrata cristiano en el Congreso.
- ¿Pero le da pena?
- Me encanta lo que hago, creo que fui un aporte a este Parlamento y que he sido un aporte a la política. Lo creo genuinamente, porque es lo que recibo acá y en el territorio. Pero, cuando tomé la decisión de trabajar para que el partido se sumara al pacto oficialista y la candidatura de Jeannette Jara, me preparé anímicamente, porque creía que podía suceder no ganar la reelección.
- ¿Quiso evitar la eutanasia política de la DC y terminó cayendo usted?
- Contribuí a que la Democracia Cristiana tuviese vida y siguiese vigente en un momento que creo que su acción va a ser vital con una derecha que ha crecido. Ahora, para que sea vital se requieren de parlamentarios que actúen con convicción, con valentía y que cuando estén aquí entiendan que lo territorial es importante, pero para ser influyentes en la política nacional se requiere también mirada estratégica.
“La centroizquierda y la izquierda tienen que hacer su autocrítica”.
- ¿Es parte de quienes han sido críticos al rendimiento de Jara?
- Creo que no fue el rendimiento esperado, decir lo contrario es tapar el sol con un dedo. Yo estaba convencido que iba a estar en el 35% y creo que tenía elementos objetivos para creer aquello. De hecho, el resultado de la elección parlamentaria concuerda absolutamente con lo que yo asumía que iba a suceder con Jara. Bueno, la candidata presidencial estuvo casi 10 puntos abajo; ahí hubo, hubo un desacople.
- Entonces, ¿la estrategia de alejarse del Gobierno no le aportó a la candidata?
- Creo que no contribuyó. A ver, quiero ser preciso en eso; era necesario hacerlo, porque uno partía de la base que esa votación del Gobierno iba a estar con ella. Y lo que sucedió en el desacople es que las candidaturas privilegiaron sus reelecciones personales, sus proyectos personales o incluso partidarios por sobre la mirada de conjunto. Y creo que ahí hay una diferencia que es fundamental.
- O sea, ¿les interesa más sacar un buen número de parlamentarios que contribuir a la campaña para que ella pasara con una mejor performance a la segunda vuelta?
Justamente. El afán del salvataje individual y no ser capaces de mirar que esta cuestión era una tarea colectiva, porque luego del resultado, lo que se instaló en el país es que Kast quedó a un milímetro de La Moneda. Y eso me parece de una irresponsabilidad política de tomar decisiones mirándose el ombligo. En eso, la centroizquierda y la izquierda tienen que hacer su autocrítica.
- ¿Qué tan cuesta arriba ve la segunda vuelta?
- Nosotros, y lo digo convencido porque conozco a Jeannette Jara, tenemos una candidata que es de lujo. El día domingo Jeannette Jara estaba entera, ejerciendo el liderazgo en una actitud positiva, asumiendo la realidad que tenía al frente de una candidatura de segunda vuelta que era compleja, cuesta arriba, pero ella estaba entera.
- Eso tiene que ver con lo que transmite la candidata; pero ¿cómo ve usted esta nueva etapa?
- Yo no la doy la candidatura por perdida para nada, porque creo que Jeannette Jara. Hay que entender que la segunda vuelta es una nueva elección presidencial y que el 42% del padrón con voto obligatorio son personas menores de 36 años.
- ¿Por qué eso es tan importante?
- Porque el fenómeno que pasó fue interesante. De hecho, en los escenarios que nosotros teníamos, por lo menos desde el punto de vista de las encuestas, era que un número importante de esa votación se distribuía hacia Jara y hacia Kast, pero la sorpresa fue que se distribuyó mayoritariamente hacia Parisi, que en todas las encuestas obtuvo a lo menos el doble de lo que todo el mundo le asignaba.
Lo que no capté, porque esa votación yo se la asignaba más hacia al oficialismo, que se iría al PDG.
“Si Kast llega a La Moneda se hacen más urgentes los acuerdos políticos en el Parlamento, si no quién va a ser el contrapeso del Poder Ejecutivo”.
- Insisto, con todo eso, ¿es viable que Jara gane en el balotaje?
- Todavía es absolutamente posible que gane la elección presidencial. Con la foto mucho más precisa, uno puede enviar los mensajes mucho más detallados. Y porque veo a Franco Parisi diciéndole a la derecha que no tiene esto ganado.
- Pero podría negociar con la derecha.
- Es evidente que si tiene el 20% y 14 diputados, tiene que negociar. Entonces, de quién es la responsabilidad de acercarse a hablar con París y con su mundo.
- Él dice que nadie se le ha acercado...
- Yo le transmití al comando que, si hay apertura a dialogar, entonces no se puede perder tiempo.
- A su juicio, ¿se ha perdido tiempo desde el día de la elección hasta ahora?
- Se pierde tiempo. Y hay un elemento adicional, que va más allá del resultado de la segunda vuelta, que va asociado al ordenamiento político en el Congreso.
- Pero el Frente Amplio ya lo hizo al inicio de este Gobierno y no resultó.
- Resultó. Cuando Boric ganó, sus fuerzas políticas no eran la mayoría en la Cámara, pero logró un acuerdo con la Democracia Cristiana y el PDG; y la gobernanza de esta Cámara se inició con cuatro presidentes de ese acuerdo: Raúl Soto, Vlado Mirosevic, Ricardo Cifuentes y Karol Cariola. Sólo se perdió cuando el desorden de las filas se hizo total, y ganó Castro. Por eso lamento no seguir, porque creo lo estratégico hay que construirlo ahora, no en enero, no el 1 de marzo. Esa conversa es ahora y creo que hay chance, que es posible en la medida que sean osados, asumiendo que puede tener costos, pero hay que estar decidido incluso a asumir los costos o los riesgos.
- ¿Osado es buscar un acuerdo con Parisi?
- Absolutamente, pero hay que hacerlo. Si nos vamos a quedar esperando…
- Entonces, ¿qué pasa si Kast llega a La Moneda?
- Se hacen más urgentes los acuerdos políticos en el Parlamento, si no quién va a ser el contrapeso del Poder Ejecutivo. Pero se necesita gente aquí en el Congreso que esté mirando esto o, si no, la avalancha va a ser muy brutal.