El 10 de junio de este año, la Sala del Senado aprobó en particular la reforma al sistema político ingresada el 27 de noviembre de 2024 e impulsada por un grupo transversal de senadores -desde el PS hasta la UDI-, que pasó a segundo trámite a la Cámara Baja, donde fue destinado a la Comisión de Constitución el 11 de junio. El siguiente movimiento se produjo el 16 de septiembre, cuando dicha instancia despachó la iniciativa que aún espera ser puesta en tabla de la Sala. Si, a esa altura, el proyecto tenía suma urgencia, ahora parece destinado a dormir el sueño de los justos sin ella.
¿Qué pasó en el intertanto? Por un lado, que pese al consenso que existe en el mundo político respecto a la necesidad de mejorar el sistema político, el proceso electoral amortiguó las voces de quienes eran sus más fuertes promotores, porque el tema no fue prioridad de ningún candidato presidencial ni menos aún al Parlamento; por otra parte, más importante, que el Gobierno decidió presentar su propuesta, que modifica diversos cuerpos legales, para promover la gobernabilidad y la representatividad del sistema político, y que aunque se entendió como un complemento a la moción, se le dio mayor prioridad.
Ello, a través de la urgencia de discusión inmediata (seis días en cada cámara) con que el Ejecutivo busca agilizar la tramitación de su propuesta, que ingresó al Senado el 30 de junio. De hecho, este miércoles, la Comisión de Gobierno de la Cámara Alta despachó la iniciativa y, gracias a esta urgencia, se podría estar votando en Sala el martes 16. De cumplirse este itinerario, la iniciativa pasaría a la cámara revisora a su segundo trámite al filo del receso de Navidad y Año Nuevo.
¿A qué apuntan estos proyectos? Ambos tienen un objetivo similar, el de darle gobernabilidad al Congreso y terminar con su fragmentación, particularmente a la Cámara de Diputados.
Moción: terminar con el discolaje
¿A qué apuntan estos proyectos? Ambos tienen un objetivo similar, el de darle gobernabilidad al Congreso y terminar con su fragmentación, particularmente a la Cámara de Diputados, que hace varios periodos presidenciales se ha ido volviendo cada vez más rebelde. Pero, en términos generales, utilizan herramientas distintas para esa finalidad.
A modo de recordatorio, es importante decir que la propuesta más destacada de la moción parlamentaria es aquella que establece un umbral del 5% o un mínimo de ocho parlamentarios en el Congreso para que los partidos políticos opten a un escaño en la Cámara de Diputados; y, la sanción con la pérdida del escaño al parlamentario que renuncie al partido por el que postuló al Congreso.
En su minuto, la ministra de la Segpres, Macarena Lobos, explicó que esta moción “se enfoca en el momento de la elección, pero no aborda suficientemente los problemas que surgen después del proceso electoral, como la formación de nuevos partidos o el quiebre de bancadas, fenómenos que también contribuyen a la fragmentación”; por lo cual, el Ejecutivo había “optado por complementar esta discusión con el ingreso (…) del proyecto” anunciado por el Presidente Gabriel Boric en su última cuenta pública.
Mensaje: adiós al emprendimiento político
Este mensaje del Gobierno, que es al que el Ejecutivo le está dando prioridad, propone “diversas modificaciones legales orientadas a fortalecer la estructura partidaria y mejorar la gobernabilidad sin sacrificar la representación”, según dichos de la misma ministra; pero esencialmente busca el fortalecimiento de los partidos políticos y hace más estricta su constitución.
Desde este punto de vista, se elimina el financiamiento estatal para partidos sin representación parlamentaria y se establece que las colectividades políticas deberán constituirse en al menos ocho regiones, contiguas o no. Por otro lado, para comenzar a recibir financiamiento público un partido político deberá haber participado de una elección y tener al menos un parlamentario, con el fin de evitar el llamado sarcásticamente “emprendimiento político”, para evitar que se constituyan colectividades con el sólo fin de recibir los recursos públicos.
También se regulan los comités parlamentarios en la ley, obligando a diputados y senadores a permanecer en el que se integran a inicios del periodo, de lo contrario, se arriesgan a perder el escaño.
Adicionalmente, se aprobó por unanimidad una indicación de los senadores demócratas Ximena Rincón y Matías Walker que establece que los partidos políticos “deberán condenar el uso o incitación a la violencia en cualquiera de sus formas como método de acción política”.