Guillermo Ramírez, presidente de la UDI: “Pensar que el PDG va a ser oficialista es realismo mágico, eso no va a ocurrir”
El diputado, que acaba de ser reelecto para un tercer periodo, pero esta vez en el distrito 9, está convencido que apoyar a José Antonio Kast “es lo que había que hacer, es la responsabilidad con Chile (...) para evitarle al país la tortura de un gobierno de continuidad como sería el de Jeannette Jara".
En medio de la vorágine de la campaña de segunda vuelta, el timonel gremialista Guillermo Ramírez también está imbuido en la tramitación del Presupuesto 2026, que ha sido muy difícil para el Gobierno sacar adelante y que podría empeorar, pues el dirigente advierte –en esta conversación con Diario Financiero-, que “hay una fuerza muy grande al interior de la oposición, una mayoría de parlamentarios que está en la lógica de que si el Gobierno no hace los cambios que hay que hacer, se rechace efectivamente el presupuesto”.
Junto con ello, el diputado -reelecto para un tercer periodo- analiza el resultado presidencial y parlamentario de su coalición, con Evelyn Matthei a la cabeza.
-¿Lo sorprendió que Evelyn Matthei llegara en quinto lugar en la elección presidencial?
-Sí, por supuesto que nosotros esperábamos estar mucho más cerca del segundo lugar. Personalmente, todavía creo que la propuesta Evelyn Matthei es justamente lo que Chile necesita para salir del pantano en el que está en muchas áreas; por su experiencia, sus equipos, su carácter… Pero, bueno, los chilenos decidieron que la alternativa de cambio era otra, era José Antonio Kast. Y, nosotros, desde Evelyn Matthei hacia abajo, decidimos el mismo domingo en la tarde apoyarlo con toda la fuerza del mundo para propinarle, ojalá, una dura derrota a la candidata del Partido Comunista y de la continuidad.
“Hay una fuerza muy grande al interior de la oposición (...), una mayoría de parlamentarios que está en la lógica de que si el Gobierno no hace los cambios que hay que hacer, se rechace efectivamente el Presupuesto”.
-¿Diría que su sector, Chile Vamos, se la jugó por Matthei? Porque se vio a muchos ansiosos por apoyar a José Antonio Kast.
-A ver, primero, evidentemente que cuando uno tiene una coalición tan grande como Chile Vamos, que tiene más alcaldes que nadie, más concejales, más parlamentarios; por supuesto que puede haber alguno que se descuelgue como efectivamente ocurrió. Y eso es parte de las coaliciones grandes, amplias. Pero respecto a la ansiedad por sumarse a la candidatura de Kast, quiero decir que la primera persona en sumarse a su candidatura, ese día domingo, fue Evelyn Matthei. Creo que es lo que había que hacer, es la responsabilidad con Chile. La alternativa es Jeannette Jara y creo que sería un desastre para el país.
-¿Hay algún tema de los que levantó la UDI como banderas de campaña que crean que será difícil poner en un eventual gobierno de Kast, como la reforma de pensiones?
-Uno puede tener diferencias en torno a un número más o un número menos o hacerlo en un corto plazo o en un mediano plazo. Esas son cosas que, si tú quieres, son de orden prudencial, no son de fondo. En el fondo estamos de acuerdo. Kast pedía reducir el gasto del Estado en US$ 6.000 millones y Evelyn en US$ 8.000 millones de dólares; pero la dirección que tiene que tomar el gasto fiscal es exactamente la misma en ambos programas; lo mismo con la reducción de impuestos, con la reducción de la permisología; con la mano dura …
-Así, es imposible no preguntarse, ¿si había tanta coincidencia en los programas de ambos candidatos por qué dos candidaturas?
-Bueno, obviamente que hay diferencias de estilo. Las propuestas, si bien estaban encaminadas hacia el mismo lugar, eran distintas. Nosotros creemos que el programa Gobierno Evelyn Matthei no solamente es el mejor de esta elección, era el mejor programa de gobierno desde la vuelta a la democracia. Pero la política se trata de mirar al futuro y ahora estamos apoyando con todas las fuerzas del mundo a Kast para evitarle al país la tortura de un gobierno de continuidad como sería el de Jeannette Jara.
-Aparentemente, los votos de Franco Parisi son los que estarán en disputa en el balotaje, a su juicio, ¿es imperativo sumar a Franco Parisi a la oposición?
-A ver, ningún candidato es dueño de los votos. Entonces, esto de los guiños a los candidatos…La verdad es que el chileno es muy autónomo para votar. Eso ha quedado demostrado en todas las elecciones; hay mucho voto cruzado y los chilenos, también de manera autónoma van a decidir, si es que su candidato no pasó a segunda vuelta, por quién van a votar en segunda vuelta.
-Ocurre que si llegan a un acuerdo político con Parisi, en la Cámara podrían sumar 90 votos y con eso pueden aprobar incluso reformas constitucionales.
-Eso suena bien y podría abrir el apetito. Pero uno tiene que actuar con sentido de realidad, nosotros íbamos a lograr la mayoría si íbamos en lista única. No se logró. Hoy día tenemos que asumir las consecuencias y no caer en una especie de pensamiento mágico en donde hallemos consuelo. Pensar que el PDG va a ser oficialista es realismo mágico, porque eso no va a ocurrir y no va a ocurrir por una razón muy sencilla porque dentro de la bancada del partido de la gente hay diputados que vienen de distintos mundos políticos.
-En esta elección usted hizo algo que hacía Pablo Longueira, que era competir en distritos difíciles de ganar e igual que es salió reelecto. ¿Por qué se cambió de un distrito en que es fácil para su sector ganar y se fue a otro popular?
-Desde el principio, la UDI ha sido un partido que se ha caracterizado por ir a los lugares populares, por ir a disputarle el espacio a la izquierda, allí donde es más fuerte.
Hay una tradición que yo creo que es valiosa y que no se debe perder; y para volver a impulsar esa lógica el primero que debe dar el ejemplo es el presidente del partido. ¿Cómo puedo predicar la importancia de ir a meterse en los lugares populares, de ir a disputarle a la izquierda los lugares que son sus bastiones? Desde Las Condes es muy difícil hacer eso; por lo tanto, asumí un riesgo grande y estaba dispuesto a perder con tal de dar ese ejemplo.
Presupuesto: “¡Cortémosla con la tontera, la estupidez, las mentiras! Hablemos en serio y veamos qué cosas de sentido común se pueden recortar”
-¿Es posible que el Gobierno se allane en el Senado a un ajuste fiscal como el que está pidiendo la oposición? Entiendo que de unos US$ 1.500 millones.
-Mira, más allá del monto, el problema es que no hemos visto disposición del Gobierno para dos cosas que para nosotros son fundamentales: Revisar ciertos supuestos, como la estimación del ingreso y reducir el gasto. Decimos, que más que este optimismo desbordante que han tenido los cuatro años y que ha resultado siempre ser falso, hagamos esta vez bien las estimaciones de ingreso y hagamos un presupuesto conforme a lo que de verdad vamos a tener, no conforme a lo que nos gustaría que entrara.
-¿Y segundo reducir el gasto?
-Hay que reducir el gasto, el Gobierno se escuda en que lo que estamos pidiendo, US$ 1.502 millones, pero ofrézcame US$ 1.000 millones de recorte en los programas mal evaluados; si no se puede, ofrézcanme US$ 700 millones… ¡Pero nada! Al final, el Gobierno actúa como si este Estado fuera perfecto, híper eficiente, los programas cumplieran todos con sus objetivos, cada funcionario público estuviera plenamente justificado. Y eso todos sabemos que no es así.
-¿Si el Gobierno no cede en lo que están pidiendo, la oposición va a seguir rechazando?
-Hay una fuerza muy grande al interior de la oposición -porque esto es una cosa en permanente discusión interna, evaluación interna-, una mayoría de parlamentarios que está en la lógica de que si el Gobierno no hace los cambios que hay que hacer, se rechace efectivamente el presupuesto.
-¿Qué tan grave sería eso para el próximo gobierno?
-Bueno, el próximo gobierno tendría que ingresar indicaciones o reformas a la Ley de Presupuesto para tener recursos para los gastos que no son permanentes. Por eso, veamos bien la cifra de ingresos que va a tener Chile, que se han equivocado en esa cifra todos los años; hagámoslo en serio, bien, y veamos dónde se puede recortar. No estamos pidiendo que se recorten cosas fundamentales. ¡Cortémosla con la tontera, la estupidez, las mentiras! Hablemos en serio y veamos qué cosas de sentido común se pueden recortar, no le estamos pidiendo al Gobierno nada del otro mundo para llegar a un acuerdo.