Por Gonzalo Cerda M.
Contrario a lo que se esperaba hace un par de meses, la política fiscal en 2012 terminó siendo contractiva con un crecimiento del gasto cerca de un punto porcentual por debajo de lo que creció la economía. Así lo informó el gobierno, que mediante el ministro de Hacienda, Felipe Larraín, explicó que durante el año pasado el gasto registró una tasa de crecimiento real de 4,7%, en comparación con la cifra de 6,3% que se estimó en diciembre. En este escenario para el Instituto Libertad y Desarrollo (LyD), la política fiscal no solo no fue expansiva, sino que contribuyó en forma importante a “atenuar las presiones de gasto del último trimestre del año con un ritmo de expansión en el último cuarto de 1,5% real, con lo que vemos que el actual gobierno estaría cumpliendo su compromiso en términos de lograr en promedio un ritmo de crecimiento del gasto público que esté por debajo de la expansión del PIB”. Así LyD plantea que tal como existió una subejecución del gasto presupuestario de 3,7% en 2012, este año “la recomendación sería mantener algún grado de subejecución” para evitar que el gasto total termine creciendo cerca de un 7% en 2013 lo que se traduciría en una política fiscal “bastante expansiva”. Lo anterior, pensando particularmente en que no sería nada deseable en el contexto macroeconómico actual, dada las presiones de gasto y el deterioro del tipo de cambio real.
El estudio destaca que el compromiso del gobierno no consiste en “un capricho por reducir el tamaño del Estado, sino que contribuir a mejorar la competitividad de la economía a través de no presionar el sector no transable de la economía”.
Comportamiento de la subejecución
En relación a como ha ido evolucionando el nivel de gasto, la subejecución de 2012 fue algo inferior a la del año anterior cuando se ejecutó un 96,3% del presupuesto, en comparación al 97,6% de 2010. Una de las principales causas de esta subejecución fue la lenta utilización de recursos del presupuesto de capital del Ministerio de Educación, que solo llegó a un 75,5% de la ley aprobada, el que de todas formas mejoró respecto de 2011 cuando solo había ejecutado un 67,5% de la ley aprobada.
Otro punto que destaca LyD, es que el ritmo de ejecución durante el año pasado fue más parejo durante el año, atenuándose la fuerte concentración de gastos que suele darse en los últimos tres meses del año.
Disminución del déficit estructural
Dado el menor ritmo de ejecución durante 2012, uno de los puntos que ha mantenido satisfecho al gobierno es la disminución “bastante significativa del déficit estructural, que habría sido de 0,6% del PIB el año pasado, en comparación con el 1,1% de 2011 y un 1% estimado en septiembre”. De hecho, en lo que va del gobierno el déficit estructural se ha reducido en 2,4 puntos porcentuales de 3% a 0,6%, lo que a juicio de LyD, “deja con nulo sustento a las acusaciones de falta de responsabilidad fiscal que ha hecho la oposición”.
Cabe destacar que para 2013 la ley aprobada supone un crecimiento del gasto de 5% real, sobre la cifra que se estimó sería el total del gasto en 2012. Por eso, LyD plantea que dado que los ajustes de gasto son difíciles de implementar en un año electoral, al menos debiera mirarse como algo positivo el que nuevamente se diera una subejecución del presupuesto.