Macro

Aninat: “Para un punto de inflexión debe haber datos y tendencias marcadas, no sólo buenos deseos”

El economista advierte que están todas las condiciones para que el país se recupere, pero debe reforzarse el trabajo conjunto con el sector privado. Además, ve un potencial reactivador muy limitado del Presupuesto si no cambian las expectativas privadas.

Por: Sebastián Valdenegro Toro | Publicado: Lunes 13 de octubre de 2014 a las 05:00 hrs.
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El Imacec de agosto prendió las alarmas. El crecimiento de sólo 0,3% que registró el país en el octavo mes del

año abrió el debate sobre la magnitud de la desaceleración de la economía, en momentos que el ministro de Hacienda, Alberto Arenas, reitera que se ha alcanzado un "punto de inflexión" en las expectativas empresariales tras la aprobación de la reforma tributaria. Alguien que no comparte este planteamiento y conoce bien de cerca el sillón ocupado hoy por Arenas es Eduardo Aninat. El ex jefe de las finanzas públicas durante el gobierno de Eduardo Frei Ruíz-Tagle está preocupado por el nivel de deterioro de la actividad, pero es optimista en que están "todas las condiciones" para que el país retome tasas de crecimiento mayores en el largo plazo. ¿Cuál es la piedra de tope? Para Aninat principalmente es la falta de cooperación entre el sector privado y el gobierno para modificar las expectativas y reactivar la inversión. Pero su principal aprensión está sobre el rol que ha tenido el sector público. Señala que el país ha perdido el relato que marcó gran parte de la primera etapa de la transición: alcanzar el desarrollo a través de un crecimiento sostenible y donde el sector privado juegue un rol central. "El gobierno no ha logrado tener una didáctica del crecimiento. Ha faltado un relato sobre el Chile de largo plazo. Eso los privados lo resienten y lleva a la confusión a la ciudadanía", señala desde su oficina en Vitacura, donde dirige su multi family office Portfolio Capital.

- ¿Cuál es el análisis que hace de las últimas cifras macro?
- Por razones externas y principalmente domésticas, todavía no veo un punto de inflexión claro. Más bien, veo bien frío y nublado el corto plazo. Es decir, aún no puedo comprobar con evidencia cierta que estemos en un punto de inflexión. Esto se relaciona con dos aspectos: incertidumbre relevante en el entorno internacional, principalmente en Europa y Latinoamérica; y un muy mal manejo de expectativas a nivel local. El manejo del gobierno con el sector privado ha sido muy volátil y cíclico. O sea, de repente se ve a los funcionarios del gobierno abrazándose con los privados y saliendo felices y colaborando, y de repente se les ve denunciándolos o criticándolos. Eso confunde al ciudadano medio.

- ¿A qué atribuye ese manejo de expectativas?
- El gobierno está particularmente al debe en ese tema. El ministro Arenas ha estado más flexible y más abierto en los últimos meses. Sus primeros meses en Hacienda fueron de mucha rigidez y de mucho encierro. Ahora, lo veo más dialogante y eso es positivo. Pero yo creo que para el punto de inflexión, que todos lo queremos, tiene que haber datos ciertos y tendencias bien marcadas y no sólo buenos deseos. La crítica que le hago al equipo económico en general es que no ha logrado tener una didáctica de crecimiento de largo plazo, de para dónde vamos en muchos años y no en un mes o un trimestre en específico.

- ¿Ha faltado visión de largo plazo?
- Claramente, ha faltado un relato sobre el Chile de largo plazo que queremos construir con la buena fe que tiene el gobierno y todos los privados. Eso lo están resintiendo los privados, que no están negativos, sino que no saben hacia dónde vamos.

- ¿Cuál debiera ser ese relato?
- Yo lo pondría en términos de imagen. La gran pregunta para el equipo económico del gobierno es si quieren que el país se mueva con la velocidad y flexibilidad de una gacela; o como un caballo rústico, lento, pesado y muy de trabajo físico. Hasta ahora, veo a veces un enfoque solamente de caballo rústico.

- Usted plantea que Chile perdió esa imagen de líder en crecimiento en la región.
- Sí, pero no la perdió para siempre. Es cosa de saber utilizar la inteligencia y el diálogo y la cooperación para retomar esa senda. Nadie está condenado a quedarse en la estática en la que estamos, más aún en el mundo globalizado en el que estamos. Se están haciendo cosas muy audaces en Inglaterra, en Australia y en Japón. Hasta la misma Fed opina casi todas las semanas. Ellos están preocupados.

- ¿Faltan medidas así de audaces en el país?
- Falta racionalidad conjunta como públicos y privados. Un ejemplo de esto es que se debe eliminar la palabra crisis en el país. Esa es la recomendación que le haría al equipo económico y a los privados. No hay crisis ni recesión, sólo hay lentitud y rezago. Hay que eliminar las palabras que generen más pesimismo.

El panorama para 2015 - El ministro Arenas ha reiterado que el próximo año será mejor que el actual, basado -entre otras cosas- en un Presupuesto expansivo. ¿Comparte esa visión?
- El ministro dice que habría un punto de inflexión para 2015. Yo no lo veo todavía. Si tomo el 9,8% de expansión del gasto fiscal, a ese número hay que quitarle por lo menos un punto porque hay dos efectos que empezaron a andar: impactos sobre los impuestos indirectos para algunos productos muy visibles de la canasta de los consumidores, que se están encareciendo, lo que quita dinamismo a la economía al reducir el poder adquisitivo de las personas; y segundo, una mayor provisión contra impuestos y de necesidades de caja de las empresas producto de las alzas de impuestos corporativos. Además, mis números dan que la economía crecerá muy poco el próximo año. A mí me da más cerca de 2% que del 3,6% que considera el Presupuesto. Así que le digo al equipo económico que tenga cuidado con la contabilidad macro que están utilizando, porque o están suponiendo un escenario externo más favorable que el que todos estamos viendo; o están descuidando el impacto de los impuestos sobre el consumo e inversión privada que habrá el próximo año. Entonces, no llego para nada a la cifra que propone Arenas. El Presupuesto es muy cortoplacista.

- ¿Hay un tema de credibilidad en entredicho?
- Yo soy un gran optimista de este país, donde está todo por hacerse. En este país aún no hemos llegado al desarrollo, a pesar de que en los últimos 20-30 años lo hemos hecho muy bien. Y como falta por llegar al objetivo, somos un país de fronteras económicas, productivas y sociales. Y ese es el entusiasmo que debe demostrar la presidenta Bachelet y el equipo económico para lograr movilizar a la gente y a los inversionistas hacia esa frontera. Y no quedarse centrada sólo en cifras estadísticas.

- O sea, volver un poco al relato del desarrollo que se acuñó en los ´90.
- Exacto, eso se ha ido perdiendo, particularmente ahora. Si no hay un relato para desarrollar la nueva frontera, nos vamos a quedar pegados en puros comentarios estadísticos. Las empresas tienen mucha caja, activos financieros y proyectos paralizados. El sector público, mucho gasto que hacer y obras que concesionar. Falta que ambos sectores colaboren y se pongan de acuerdo. De hacerlo, tendríamos un crecimiento magistral de la inversión. Están todas las condiciones para recuperar la senda.

"Cada reforma debe analizarse en su mérito, no parar todo"
el economista se muestra crítico con el rol de cierta parte del sector privado en la discusión de algunos proyectos:

Se habla mucho de que las próximas reformas (laboral y constitucional) estarían evitando un cambio en las expectativas.
- Ambas reformas aún no están presentadas, sería una irresponsabilidad de mi parte referirme en detalle a ambas.

- ¿Pero impacta la mera presentación de las reformas en las expectativas? Ese ha sido un poco el discurso de los privados.
- En eso algunos privados y el gobierno están mal. Yo diría que el dirigente gremial representativo en Chile y el dirigente de Estado debieran amanecer mañana con otra disposición: decir cómo me siento en una mesa para contribuir a destrabar toda la cantidad de proyectos de inversión parados y cómo echar a reandar la locomotora para volver a un crecimiento sobre 4%. Esa es la tarea. Cada reforma debe analizarse en su propio mérito, pero no paralizarse o paralizar todo por el temor a la que podría ser una eventual reforma mañana. Demos el beneficio de la duda y veámosla cuando esté presentada, pero ahora la tarea principal del país es más empleo. No puede haber equidad sin empleo.

- ¿Debiera haber, entonces, un rol más colaborador de una parte del empresariado?
- Claro, pero el Estado tiene la obligación de llamarlos de verdad. No llamarlos para ir al Chile Day, eso es irrelevante. Tienen que reunirse en una agenda de trabajo semanal constructiva y propositiva que tenga un calendario específico. Yo veo que se juntan, salen felices y anuncian cosas, y sin embargo no pasa nada al día siguiente. Cuando nosotros nos juntábamos en el gobierno de Frei con la CPC, ¡trabajamos! Teníamos mesas de trabajo durante siete meses y revisábamos si se hacían las medidas o no, si se destrababan las inversiones o no. Teníamos a Carlos Mladinic como supervisor de los proyectos, al Ministerio del Interior movilizado. Peleábamos con las asociaciones para que aportaran con ideas para la reactivación. Entonces, no es cosa de juntarse para mirar tres cifras y salir abrazados. Eso es positivo, pero no basta. Hay que reunirse para conversar y trabajar.

- Se habla mucho de que el crecimiento ha dejado de ser prioridad para el gobierno.
- El gobierno debe hacer un balance interministerial y entre todos los partidos políticos para discutir hacia dónde se quiere ir en tres o cuatro años más, no en un trimestre o dos. El gobierno tiene que definirse: ¿quiere un crecimiento con equidad, o sólo equidad? Es mejor sincerarse. No se puede estar con dos cabezas: ir al Chile Day a decir que queremos seguir siendo una economía mixta dinámica, y en Chile decir que no queremos eso, sino ir a una economía socialista comunitaria estatista. ¿Cuál es el discurso? La gente está confundida por eso, porque hoy nota dos discursos. Cuando los ministros salen al exterior, los aplauden porque se piensa que se mantiene la gran obra del pasado, pero cuando llegan a Chile dicen que está todo mal y que sólo quieren equidad. Hay un balance político interno que debe hacerse en el gobierno, no pueden seguir postergándolo.

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