Una vez más no hubo unanimidad en el Banco Central por la tasa de interés. Según se desprende de las minutas que publicó esta mañana, el consejero Pablo García se inclinó por un recorte de 25 puntos para situar los tipos en 2,25%.
El resto de los consejeros, incluido el presidente Mario Marcel, coincidió y votó por mantener la tasa en 2,5%.
Con todo, el documento reveló que las opciones presentadas por la División Estudios fueron mantener la tasa de política monetaria en 2,5%, acompañando la decisión de un sesgo neutro, o bajarla 25 puntos base (pb), a 2,25%, con un sesgo a la baja.
Opción de bajar
Según el emisor, esta última opción se sustentaba en un argumento de manejo de riesgos y no era una reacción a un cambio relevante del escenario base o a algún dato específico de los últimos meses, por más sorpresivo que este hubiera sido..
"La ampliación preventiva del estímulo monetario se justificaba en la percepción de que la probabilidad de un retraso de la recuperación del crecimiento, y sus consecuentes efectos sobre la convergencia de la inflación a la meta, había aumentado. El actual contexto hacía que este escenario de riesgo fuera más costoso que el de una recuperación más rápida y por eso se consideraba en las opciones", dijo en el documento.
Respecto del sesgo a la baja asociado a esta opción, el emisor dijo que esto se basaba en la idea que si lo que se buscaba era actuar preventivamente frente a la posibilidad de una recuperación más lenta de la economía, era difícil pensar que un movimiento aislado de 25pb fuera suficiente. En todo caso, al ser un movimiento preventivo, era importante comunicar que, de darse el escenario más probable, sería necesario deshacer el impulso extra de manera rápida.
"Los análisis iniciales del IPoM mostraban que la TPM debería ubicarse en torno a 3% durante el primer trimestre del 2019 y proseguir su camino hacia niveles neutrales posteriormente", señaló.
Mantener
La opción de mantener la tasa en 2,5%, que finalmente fue la que se adoptó, se justificaba, principalmente, en que el análisis de las diferencias entre la evolución efectiva y esperada de los datos desde el Informe de Política Monetaria (IPoM) de junio, así como los cambios en los supuestos del escenario internacional y fiscal incluidos en la primera ronda de proyecciones del IPoM de septiembre, no sugerían desviaciones significativas del escenario de convergencia de la inflación.