Una mejora en las perspectivas económicas mundiales, en relación a lo que pronosticaba a mediados de año, entregó el Fondo Monetario Internacional (FMI) informó la semana pasada, en el contexto de sus reuniones en conjunto con el Banco Mundial, en Washington DC y que se realizaron la semana recién concluida.
No obstante, los ojos siguen puestos en algunos riesgos, como la tensión comercial entre China y Estados Unidos y lo fiscal, comenta desde el encuentro el economista jefe del departamento de Estudios de LarrainVial, Javier Salinas.
“En Chile hemos estado comentando mucho las preocupaciones fiscales. No es un tema solo de Chile, el mundo está preocupado. El FMI hizo un llamado a recomponer los buffers (amortiguadores) fiscales”, señala desde la capital estadounidense.
Además, los ojos también están puestos en la región, que este año atravesará por cambios en los ciclos políticos con elecciones en Chile, Perú, Colombia, Brasil y Argentina.
“Hay interés por saber cómo se va a configurar la política a nivel regional”, cuenta.
- ¿Qué preocupaciones en el marco externo se sienten por parte del público de las reuniones?
- Probablemente lo más intenso es esta situación de tarifas y el tema fiscal. Respecto al tema de tarifas, te diría que está velando un tema que es más profundo. Al final, esta tensión entre Estados Unidos y China trasciende lo comercial. Es una diferencia mucho más estructural, no solo ideológica, sino también a nivel de competencia, de mercados, búsqueda de ser los pioneros y los líderes en ciertas industrias, y de alguna forma las estrategias comerciales van apuntando hacia esa dirección. El tema aquí, más allá de una confrontación económica directa entre China y Estados Unidos, es dónde se empiezan a generar otras geografías en las cuales esta tensión se manifiesta.
Por ejemplo, pensemos en Europa, en donde tiene que decidir cómo sortear esta tensión; África, que por cierto tiene mucho financiamiento de China y Estados Unidos está tratando de entrar, que a lo mejor llega un poquito tarde; y Latinoamérica por ahora en el ámbito geopolítico, salvo algunos países que han resaltado, pasa bastante desapercibido en lo geopolítico, lo cual creo que es un activo no llamar la atención en este momento para no ser el campo de batalla de un conflicto económico que no es nuestro.
- ¿Y en el caso de Chile, cuáles son las preocupaciones que se abordaron?
- Hay expectativas importantes respecto a lo que representa un cambio de administración. Por un lado, se están expectantes a ver resultados. Si bien ha habido promesas interesantes en términos de crecimiento económico, en temas de ajustes fiscales, en temas de permisología que también están bastante atentos de qué va a pasar en la disminución del red tape (burocracia) en Chile. Están expectantes a ver cómo la siguiente administración puede ejecutar estos programas y esas promesas. Hay optimismo, pero un optimismo velado, esperando a ver cómo es que se materializan todas esas cosas.
En el tema fiscal, particularmente hay una preocupación de mediano plazo respecto a cuál ha sido la trayectoria que ha tenido, tanto los déficits como la deuda desde hace un par de décadas en Chile. Claramente esperan que haya una mejora en esa línea, pero en el comparativo internacional, al ver cómo el mundo está encaminándose hacia mayor deterioro fiscal, que no existen buffers fiscales, que los déficits a nivel global son más altos que antes.
- ¿Cuál es la preocupación fiscal para Chile?
- Chile no resalta como un país preocupante en el tema fiscal. No quiero que esto suene como un llamado a relajarnos en el tema fiscal. Tenemos que hacer algo, porque si no vamos a estar en problemas en el mediano plazo y eso es muy importante tenerlo en cuenta. No hay que esperar a que llegue el último para actuar. Si no corregimos ahora, esto va a tener consecuencias. Pero hay países que ya están viendo esas consecuencias de no haber hecho nada en el pasado. Eso es como el mensaje de desde un punto de vista, desde un punto de vista fiscal y, claramente, las promesas de disminución de impuestos corporativos levantan ciertas luces, ciertas precauciones.
Y siempre desde una perspectiva internacional, se da cuenta que en Chile las instituciones funcionan, las reglas se cumplen. Y en ese sentido, los temas fiscales, los temas de crecimiento no son grandes alertas, son temas que sería bueno mejorar las sendas, pero eso no implica que estemos en una gravedad inminente de estos asuntos.
Más allá de juzgar cualitativamente si la situación fiscal de Chile es buena o mala, una deuda pública más alta implica mayor vulnerabilidad, lo que los mercados internalizan con tasas de interés soberanas más altas. Esto es algo que no es binario, sino un continuo: es decir, deuda que sube poco a poco está llevando a que cada vez el Gobierno tenga que pagar más y con tasas de interés más altas. Eso no solamente queda allí, sino que se traduce en tasas de interés más altas para empresas y familias.
- En su nuevo informe de Perspectivas Económicas Mundiales, el FMI mejoró las proyecciones para Chile este año, pero bajó para 2026. ¿Eso usted cómo lo lee?
- Las estimaciones anteriores para Chile fueron de 2,2% y 2% para este año y el siguiente, respectivamente. En el WEO más reciente, las cifras se corrigieron a 2,5% y 2%. Más allá de que un año sea mayor y otro menos, lo relevante es que el promedio 2025-2026 es más alto, lo cual habla de mejores perspectivas en el corto plazo.
- A nivel internacional, este año estuvo marcado por la incertidumbre de los aranceles de EEUU al resto del mundo. ¿Cuál es la conversación que se ha dado al respecto?
- Me gustaría decir que lo peor ya pasó, es complicado anticipar estas decisiones de política. De hecho, la mejor señal es que cuando escribieron el World Economic Outlook, no tenían internalizado la sorpresa del anuncio de tarifas a China de Trump. Esa es la señal de que seguimos en un ambiente de incertidumbre tarifaria, incertidumbre de política económica.
En las economías desarrolladas, no hay claridad todavía. Es difícil anticipar hacia dónde se van a encaminar estas políticas. Porque claramente esto puede gatillar retaliaciones de los países terceros que actúen también. Entonces, esto va a ser una historia que va a continuar. Nos estamos también acercando hacia un mundo -y eso también se mencionaba ya desde finales del año pasado- menos global, más fragmentado, de bloques y en el cual la geopolítica cambia y pareciera ser más bien estructural en lo geopolítico que tiene consecuencias en los flujos de comercio y en las economías a nivel mundial.
- ¿Cuál es la visión que se tiene de la región en este contexto?
- Dada esta incertidumbre a nivel global, esta volatilidad que se está dando particularmente en las economías desarrolladas por temas geopolíticos, pareciera que los mercados emergentes siguen siendo un lugar atractivo para el que estar, sobre todo aquellos que estamos más aislados de todos estos temas. Y en ese sentido la región brilla y ahí hay que revisar uno a uno, poco a poco, qué países son los que tienen mejores fundamentales y cuáles son los que tienen mejores perspectivas. Y en ese sentido, dentro de las economías de la región, Chile parece destacar claramente. Hay otros países que están cambiando el momentum y lo han hecho durante algunos durante algunos meses. El caso de Argentina sobresale. Hay interés en saber qué va a pasar en lo fiscal en Colombia y en Brasil, en qué está sucediendo respecto a la tensión comercial entre México y Estados Unidos. Pero en el caso chileno, las alertas son menores y las expectativas son bastante más optimistas. Así que en ese sentido, diría que podemos observar ciertos flujos que están viniendo a la región durante los siguientes meses.