Durante el mes de julio mejoró, de manera relativa, la situación de las finanzas públicas, las que han estado sometidas a un nivel de stress que pone en riesgo que el Ministerio de Hacienda y la Dirección de Presupuestos (Dipres) cumplan la meta de balance estructural para este año, tras el incumplimiento anotado el año pasado.
Así lo plantea un informe elaborado por el Centro de Estudios Financieros (CEF) del ESE Business School de la Universidad de los Andes, que da cuenta de que "efectivamente, se ha producido una mejoría" en el lapso enero-julio de este año, ya que los ingresos fiscales crecieron a una tasa mayor a la de los gastos, de 6,3% versus 3,3%, lo que implicó para el período un déficit de cerca de US$ 4.800 millones ( $ 4.729.000 millones), en comparación con un resultado negativo de alrededor de US$ 5.500 millones ($ 5.483.000 de millones) en igual lapso de 2024.
Pese a lo anterior, el reporte advierte que si se analiza el comportamiento desagregado de los gastos e ingresos, la moderación en el gasto se explica por el gasto social, mientras que el desembolso en "burocracia" sigue creciendo a un "ritmo elevado".
Así, el CEF plantea que el gasto en personal acumuló un aumento real de 7,9% en los siete primeros meses del año, mientras que el gasto en bienes y servicios de consumo y producción creció un 10,2% real.
"No parece entonces existir a la fecha un esfuerzo de moderación relevante, por el contrario, este tipo de gastos son los que muestran la mayor expansión. En cambio, el gasto en subsidios cayó un 2,3% real y el gasto previsional creció un 3%. El gasto de capital, al que se le quiere dar prioridad como elemento reactivador de la inversión, creció un 4,6%", sostiene el documento de la economista y directora del CEF, Cecilia Cifuentes.
Tendencia de ingresos
Asimismo, el documento complementa que la tendencia de los ingresos ha mejorado "levemente", mientras se modera también el ritmo del gasto, pero aún resulta "insuficiente" para cerrar una brecha que en los últimos doce meses está en torno a un 2,5% del PIB.
La tendencia de la recaudación tributaria no minera evidencia el "fracaso de las reformas tributarias de los últimos 15 años", argumenta Cifuentes, señalando que si se hubiera mantenido la tendencia de estos ingresos del período 2011-2013, cuando hubo un alto dinamismo económico, la recaudación sería muy superior a la actual.
Los ingresos fiscales son muy dependientes de la tendencia de crecimiento de mediano plazo, y parecen responder más a la actividad que a las tasas de impuesto, agrega la economista.
"El gasto público, por otra parte, ha continuado con una tendencia de crecimiento que no se ha hecho cargo de la caída del crecimiento de largo plazo de la economía, lo que ha generado una brecha de déficit estructural en torno a un 2,5% del PIB (equivalente a US$ 10.000 millones), que de no cerrarse amenaza la sostenibilidad fiscal. La salida a esta situación es efectivamente un ajuste significativo del gasto junto con un set de políticas que eleven la tasa de crecimiento de largo plazo", concluye el reporte.