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Moisés Naím: “En este momento es muy importante que la oposición y el gobierno encuentren puntos de acuerdo”

El analista reconoce que desde el exterior se vio con “dolor, preocupación y sorpresa”, como la corrupción se transformó en un tema relevante en Chile. Por Fernando Duarte

Por: Fernando Duarte | Publicado: Lunes 7 de marzo de 2016 a las 04:00 hrs.
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Como columnista del diario El País de España, un extenso trabajo periodístico en revistas especializadas y una vocación pública que lo llevó a cargos como el de ministro de Fomento de Venezuela durante la administración de Carlos Andrés Pérez, Moisés Naím cuenta con todos los atributos para evaluar con mirada objetiva e imparcial lo que han sido los dos primeros años de la segunda administración de la presidenta Michelle Bachelet.

En su conversación con DF, el autor de “El fin del poder” no sólo analiza los errores que asume cometió el gobierno chileno, particularmente en la elaboración de las refomas, que son el pilar del programa con que la mandataria volvió a La Moneda, sino que además reconoce haber quedado “perplejo al ver la manera en que fueron ejecutadas”.

Sin embargo, también hace hincapié en que en estos dos años el gobierno no sólo ha sufrido de “autogoles internos”, sino que ha debido lidiar con lo que llama “accidentes externos”, que no es más que el desfavorable escenario económico mundial.

De hecho, Naím sostiene que a la jefa de Estado “le tocó la mala suerte de comenzar su período con un ambiente económico mundial muy adverso”.

- Hablando de un segundo tiempo, ¿cree que hay un saldo a favor o uno en contra?

- No lo sé, pero creo que estos primeros dos años se caracterizan por accidentes externos y autogoles internos.

- ¿A qué se refiere con eso?

- Accidentes externos es que le tocó la mala suerte de comenzar su período con un ambiente económico mundial muy adverso, donde cambió toda la situación favorable que había habido antes con respecto a los precios de las materias primas, el precio del cobre, la bonanza financiera, el interés de los inversionistas, etcétera.

Entonces, a ella le toca, sin que sea culpa del gobierno de Chile ni de ella, enfrentar una situación económica que obliga a tomar decisiones que son inevitablemente impopulares y difíciles y tiene que administrar un ambiente de muchas más restricciones económicas; esa es la parte externa.

- ¿Y en la parte interna?

- La parte interna es la que yo llamo autogoles. Ella ganó las elecciones con un enorme entusiasmo popular, con un fuerte mandato para llevar a cabo reformas sobre las que había mucho deseo y bastante interés en llevarse a cabo. Todo el tipo de iniciativas destinadas a combatir la desigualdad, donde ella anunció todas las cosas que quería hacer con respecto, por ejemplo, a la reforma fiscal, la reforma laboral, la reforma educativa; todas estas cosas ella las había anunciado y la gente votó a favor de eso y luego quedamos todos muy perplejos al ver la manera en que fueron ejecutadas, como fueron manejadas y toda la dimensión de cómo fueron gestionadas estas reformas. En vez de tener gran apoyo popular, por razones de mal manejo político y gubernamental, fueron perdiendo apoyo popular y todo eso tuvo mucho que ver con errores autoinfligidos.

- ¿Cómo qué tipo de errores cree que hay?

- Depende a qué nos referimos. Cada uno de los ámbitos de las reformas tuvo sus propias dificultades. Cabe esperar que una reforma fiscal en la cual se aumenten los impuestos va a crear un gran debate y mucha crispación. No hay país en el mundo en el que se pueda hacer una reforma de este tipo y que no haya mucha turbulencia política. Eso es normal y no es culpa de la presidenta Bachelet y su equipo.

Lo que fue sorprendente, en este caso, es cómo la reforma fiscal estuvo plagada de errores técnicos, de deficiencias, de malas explicaciones, de mala comunicación y de mal manejo político. Y algo parecido pasó con la reforma laboral y con otras reformas, que siempre era de esperar que fueran a causar debate y oposición, pero en este caso el gobierno le dio a la oposición de las reformas, muchas armas por haberlas mal planteado y mal gestionado.

- ¿Y usted cree que la clase empresarial y política no estaban preparadas para estas reformas?

- Yo creo que el país las estaba esperando, el país las votó, el país estaba a favor de las reformas. Las encuestas lo indican, pero sobre todo lo indica el hecho de que votaron a favor de la Presidenta que dijo que iba a hacer estas reformas.

- Hoy hay mucha desconfianza ¿ve algún camino para sortear este momento viendo la realidad del continente?

- Sí, este es un momento en el que es muy importante que en Chile la oposición y el gobierno encuentren puntos de acuerdo, de concertación, de encuentro. Hay suficientes problemas internacionales que afectan a Chile como para amplificarlos debido a los desencuentros locales. Este es el momento para que tanto la oposición como el gobierno, los empresarios, los sindicatos y, en general, la opinión pública se una alrededor de un proyecto común.

Es tiempo de construir, Chile necesita convergencia, necesita unión, desarrollar acuerdos para poder navegar con menor dificultad estos tiempos más difíciles.

- Respecto a la reforma constitucional hay mucha incertidumbre, ¿usted cree que va a seguir o se puede proyectar un camino mejor?

- Lo que creo y espero es que todo el mundo haya entendido, en el liderazgo político de Chile que solos no van a poder ir adelante, ni el gobierno va a poder ir adelante solo, ni la posición va a poder ir adelante sola y que cálculos de corto plazo del tipo electoral y por apetencias personales y ambiciones políticas y manipulaciones políticas -en estos momentos- tienen que ser puestos un poco de lado, para pensar más en la necesidad de que en Chile haya un acuerdo de cómo navegar por estas difíciles aguas.

- ¿Cómo ven desde el extranjero la situación de la familia presidencial? No sólo por Caval, también por el financiamiento irregular de la política.

- No quiero que ponga palabras en mi boca, esa es una pregunta cargada de opinión que no voy a contestar. Lo que sí puedo contestar es que hemos visto con dolor, preocupación y sorpresa cómo la corrupción se ha transformado en un tema importante en Chile, cuando normalmente no lo era.

- ¿Qué le parecen las medidas para que haya más transparencia?

- No conozco el detalle de las leyes, pero ciertamente me parece que la idea general es positiva.

- Desde la óptica de las relaciones internacionales, ¿cómo ha visto a Chile?

- En el futuro de Chile, o que va a determinar el bienestar de los jóvenes de hoy dentro de 20, 30 años, lo que vaya a pasar con Bolivia y con La Haya no va a pesar mucho. No le niego importancia al tema del mar de Bolivia, entiendo que es importante, que tiene una carga simbólica y que toca temas muy sensibles, pero dentro del gran esquema del futuro y de lo que es el futuro de los jóvenes de Chile este no es un tema que va a determinar su prosperidad, su seguridad o el bienestar con el que van a vivir en su país.

- ¿Cómo proyecta estos dos años de la presidenta Bachelet? ¿Cree que pueda levantar en las encuestas?

- Sí, sí lo creo. Tengo la esperanza de que haya aprendizaje, de que hay voluntad de corregir, de que hay mejor tipo de gobierno, que hay disposición a buscar convergencias, acuerdos y compromisos que hacen falta para unificar a la sociedad y el liderazgo político del país. 

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