El análisis que hizo el Banco Central sobre el mercado laboral y el impacto de distintos shocks de oferta y de costos -incluyendo el alza del salario mínimo y la ley de 40 horas- sobre el desempleo, continúa dando de qué hablar.
De hecho, tras la “discrepancia” que manifestó el Presidente Gabriel Boric hace dos semanas con respecto al referido estudio, han sido varios los miembros del Consejo del ente emisor que han salido al paso. Y este martes fue el turno de la vicepresidenta Stephany Griffith-Jones.
En una actividad organizada por la Facultad de Economía y Administración de la Universidad Católica (UC), la consejera presentó el Informe de Política Monetaria (IPoM) de septiembre y, posteriormente, respondió preguntas de los alumnos, donde uno de los temas que se robó la conversación fue el recuadro sobre el empleo.
En primer lugar, Griffith-Jones, aseguró que “ha habido conversaciones, pero informales” entre la entidad monetaria y la administración Boric por el tema. “No hemos recibido una invitación formal a una reunión específica sobre esto”, aclaró.
“Más que ver las cosas desde una vereda negativa, lo que sería interesante es que se pensara qué es lo que se puede hacer para frenar el desempleo (...) Ojalá que los candidatos se enfoquen en eso, porque es un desafío súper grande”, dijo la consejera.
En modo control de daños, la economista tendió a poner paños fríos sobre el estudio, asegurando que también existen otros elementos que han tenido un efecto en la tasa de desempleo nacional.
“En el recuadro nosotros señalamos que, por ejemplo, están los factores más estructurales, factores demográficos, procesos de automatización”, dijo, y también mencionó elementos como, por ejemplo, el rezago en sectores como la construcción.
“Yo creo que hay una serie de factores, y eso nosotros lo señalamos en un análisis que hicimos el año 2024, y también ahora, pero ahora está más centrado solamente en ver el vínculo entre salario mínimo y otros cambios, pero sobre todo el salario mínimo, y el empleo, y el efecto que da en realidad no es tan grande”, expuso.
La vicepresidenta precisó que se utilizaron tres modelos en la elaboración del reporte, y que “el modelo más amplio, porque incluye el efecto sobre la demanda, da un efecto aún menor”.
A su vez, afirmó que “ese estudio fue hecho de una manera rigurosa, pero es una manera de mirar los datos, puede haber otras interpretaciones”. Y agregó que “la economía es una ciencia social, no una ciencia exacta. Entonces, hay distintas maneras de mirar esto”.
“Es un aporte, nosotros pensábamos, para la discusión”, enfatizó la integrante del Consejo del banco.
En esa línea, el tono de Griffith-Jones apuntó a cerrar la polémica y concentrarse en medidas para enfrentar la situación del mercado laboral, en un entorno de cambios “muy rápidos”.
“Yo creo que lo que sería interesante es que más que entrar en esta cosa media conflictiva, se pensara qué es lo que se puede hacer”, expresó.
“Debemos tener una mirada a largo plazo. También el desempleo es muy alto en las mujeres. Tenemos que pensar en otras medidas como que finalmente se apruebe una ley de sala cuna, facilitarle a las mujeres que puedan trabajar”, sumó la vicepresidenta.
“Más que ver las cosas desde una vereda negativa, yo creo que lo que sería interesante es que se pensara qué es lo que se puede hacer para frenar el desempleo”, manifestó.
“Me parecería que sería más interesante que el debate se moviera a eso. ¿Qué hacemos para reducir el desempleo? Ojalá que los candidatos se enfoquen en eso, porque es un desafío súper grande”, cerró la consejera.
Inflación: “Expectativas planchadas”
Otro de los focos de la presentación de la vicepresidenta también fue la inflación.
En este contexto, destacó que las expectativas están “planchadas” en 3%, y que eso los tiene “tranquilos”. Y aseguró que si se descontara el efecto de las tarifas eléctricas, la inflación estaría “alrededor del 3%-3,5%”.
Pero también abordó la cautela que mostró el ente autónomo en el IPoM respecto al alza que registró el componente subyacente en los últimos meses. “No es tan grande la diferencia, pero enciende una luz. Tal vez una luz no roja, pero una luz amarilla”, sostuvo.
Al mismo tiempo, reparó en otro hecho. “Lo que es interesante es que desde que hicimos este informe, un par de semanas atrás, el peso se ha apreciado tanto en relación al dólar como en relación a multilateralmente. Entonces, si sigue así, la presión inflacionaria sería menor”, agregó.
También reconoció el impacto en el tipo de cambio que se ha visto en los últimos años del carry trade realizado por hedge funds de Brasil, y señaló que “en este momento parece que no lo están haciendo tanto”.
Al ser consultada sobre si para el Banco Central está siendo más difícil realizar sus proyecciones, Griffith-Jones dijo: “Creo que las variables son más volátiles, efectivamente”.
“Como hay tanta incertidumbre, decidimos esperar, acumular más información, ver qué pasa en los próximos datos, sobre todo de IPC”, dijo frente a la última decisión de política monetaria de la entidad, donde se acordó mantener el tipo rector en 4,75%.
“Nosotros ahora estamos en una tasa de 4,75%, que es mucho más parecida a la que había antes y más parecida a lo que nosotros estimamos como una tasa de interés neutral, pero todavía estamos un poquito por sobre de lo que se estima es la neutral; y, por lo tanto, está levemente restrictiva la política monetaria”, esbozó.
Sobre el rango de crecimiento de 2,25%-2,75% para este año, dijo “que es en promedio, que yo no lo debo decir, más o menos 2,5% que es muy parecido, por ejemplo, a las proyecciones de Hacienda”.