“Nací y crecí en un campo petrolero en Venezuela, donde convivían norteamericanos y venezolanos”, cuenta el historiador Miguel Tinker Salas a la hora de explicar las motivaciones de una obra académica que lo ha convertido en una voz autorizada para referirse al presente de la nación latinoamericana.
Autor de El legado perdurable: Petróleo, cultura y sociedad en Venezuela y coautor de Hugo Chávez y el declive de una democracia excepcional, ve con preocupación el despliegue militar de Estados Unidos frente a las costas venezolanas en el mar Caribe, asegurando que una invasión no se puede descartar.
Sin embargo, el actual profesor de Pomona College en Los Ángeles, EEUU, se la juega más por la tesis de que Donald Trump está utilizando este asunto para distraer de polémicas más complejas en el escenario intern, como la economía y el caso Epstein. Pero esta táctica, a su juicio, puede favorecer a la figura de Nicolás Maduro en Venezuela.
“EEUU busca restablecer su presencia en América Latina frente al avance de China (...) Por eso, al mismo tiempo que despliega buques y aviones, el Gobierno de Trump ha renovado licencias a Chevron”.
- ¿Cómo interpreta los pasos recientes de EEUU contra Venezuela?
- En su primer Gobierno, Donald Trump aplicó una política de máxima presión, reconociendo a Juan Guaidó como Presidente interino. Asimismo, consideró ataques militares contra supuestos laboratorios de narcotráfico en México.
Hoy sigue esa lógica: al declarar a Venezuela un país narcoterrorista, EEUU se otorga el derecho de actuar militarmente. El ataque contra la lancha que salió de San Juan de Unare hacia Trinidad es un ejemplo. El argumento de que representaba una amenaza a la seguridad estadounidense es débil, pues estaba a más de 2.300 kilómetros de Florida.
- ¿Es Venezuela un actor central del narcotráfico?
- No. La ONU ha señalado que la mayor parte del tráfico hacia EEUU proviene de Colombia y Ecuador a través del Pacífico. Menos del 5% pasa por Venezuela. Incluso inteligencia militar estadounidense indicó en abril de 2025 que Nicolás Maduro no es un “narcoterrorista” ni controla cárteles.
- Entonces, ¿cuáles serían los objetivos no declarados que tiene Washington?
- Hay dos factores. Uno externo: EEUU busca restablecer presencia en América Latina frente al avance de China, que invierte miles de millones en Venezuela, como la construcción de una planta petrolera en el Lago de Maracaibo.
Por eso, al mismo tiempo que despliega buques y aviones, el Gobierno de Trump ha renovado licencias a Chevron para exportar más de 200 mil barriles diarios de crudo venezolano. Es una política contradictoria: amenaza militar, por un lado, negocios petroleros, por otro.
El segundo factor es interno: Trump quiere justificar la deportación de 650 mil venezolanos bajo la ley Enemy Alien Act, que exige que exista un estado de guerra con el país de origen. Tras el ataque del 2 de septiembre (a la lancha), un tribunal falló que EEUU no está en guerra con Venezuela, lo que complica la medida. Ahora Trump busca respaldo de la Corte Suprema.
Interna venezolana
- ¿Cómo ve la respuesta venezolana?
- El Gobierno ha usado la crisis para cerrar filas, apelar al nacionalismo y reforzar el discurso antiestadounidense. Pero hacia afuera mantiene un tono de paz, diciendo que busca negociar y evitar la guerra. Esta doble estrategia le permite controlar la interna y proyectar una imagen conciliadora en el exterior.
- ¿Es real el riesgo de un ataque contra Venezuela?
- El riesgo no puede descartarse. Trump ha dicho: “Observen lo que hago”, cuando le preguntaron si planeaba atacar. Eso mantiene la amenaza latente. Si bien diplomáticos señalan que una invasión de EEUU a Venezuela no es inminente, los precedentes obligan a considerar escenarios de agresión. Una guerra no solo afectaría a Venezuela, sino a toda la región, generando flujos migratorios masivos, lo contrario de lo que Trump dice querer evitar.
- ¿Cuál es la mirada de la oposición venezolana?
- No es homogénea. Los sectores que apoyan una intervención estadounidense residen en su mayoría en el exterior. Dentro de Venezuela, líderes como Henrique Capriles o Henry Falcón rechazan una intervención extranjera, conscientes de que significaría destrucción económica y social.
- ¿Las deportaciones son otro factor en juego?
- Las deportaciones incomodan a la oposición y fortalecen el discurso de Maduro: muestran a EEUU como un agresor y permiten al chavismo presentarse como defensor del pueblo frente a la amenaza externa.
- ¿Qué implicancias tiene el despliegue militar de EEUU en la región?
- La mayoría de los países de la región se manifiestan en contra, incluidos México y Brasil, con las excepciones de Javier Milei en Argentina o Daniel Noboa en Ecuador. Sin embargo, el sentimiento popular regional rechaza una nueva intervención norteamericana. La presencia militar estadounidense es un recordatorio del garrote de la doctrina Monroe.
- ¿Dentro de EEUU hay debate sobre estas acciones?
- Sí. Incluso dentro del Partido Republicano, donde el senador Rand Paul criticó el ataque contra la lancha venezolana. No obstante, el foco mediático interno está en temas domésticos, como el caso Epstein y medidas polémicas de inmigración. Para Trump, esta crisis funciona como una cortina de humo.
- ¿Cuáles son los posibles escenarios hacia adelante?
- Trump podría mantener la flota en el Caribe y declarar victoria política, como hizo en ocasiones con Irán. La presencia militar actual es insuficiente para frenar el narcotráfico, que se concentra en el Pacífico. Por eso, más que una estrategia efectiva, parece un teatro político. Aun así, no se descarta que EEUU mantenga buques en la región durante meses.