"Recibo esta distinción mirando lo que ha sido una larga trayectoria. Llegar hasta aquí ha sido un camino extenso, de aciertos y errores, de éxitos y fracasos. Porque emprender no es fácil", sinceró este jueves el presidente de Empresas Copec, Roberto Angelini.
Palabras que expresó tras ser distinguido con el Premio Espíritu Emprende tu Mente de EtMday 2025, el encuentro internacional de emprendimiento, innovación e inversión organizado por la corporación Emprende Tu Mente, y uno de los más grandes de Latinoamérica.
En su discurso, Angelini explicó que emprender supone atreverse a asumir riesgos, a enfrentar aquel temor inicial que despierta la incertidumbre frente a lo desconocido: "Implica estar dispuestos a probar y equivocarnos, una y otra vez. Implica soñar en grande". En definitiva, enfatizó, "es para quienes quieren transformar y mejorar la vida de las personas".
Para el empresario, cada emprendedor conoce, también, aquel impulso vital del optimismo. "Esa fuerza que nos hace transformar el miedo en un movilizador. Soy un convencido, por cierto, de que no se puede hacer empresa si no se es optimista", recalcó.
Pero también, aseguró tener la firme convicción de que una empresa debe tener un impacto positivo en la vida de las personas, de las comunidades y del país: "Debe aportar al desarrollo económico, sin duda, pero también tiene una responsabilidad con los grandes desafíos que tenemos como sociedad, tales como la crisis climática y la educación, por mencionar algunas causas con las cuales tenemos un compromiso muy profundo y que data de hace décadas".
En esa línea, puntualizó que en Empresas Copec y sus filiales están convencidos de que lo verdaderamente valioso toma tiempo, por lo que han estado convocando a todos los actores de la sociedad "a levantar la mirada".
"Así como no se puede ser emprendedor sin tener que tomar decisiones difíciles, sin sacrificio, sin perseverancia, sin resiliencia, sin innovación y trabajo duro, tampoco se puede ser emprendedor sin tener una mirada de largo plazo", advirtió.
De allí la invitación, dijo, "es a pensar distinto y pensar a futuro, para que de esta forma podamos forjar un mejor mundo para las futuras generaciones".
"Emprender es una acción colectiva"
El empresario indicó que desde que tiene uso de razón "el emprendimiento ha sido parte de mi vida". "Y no podría ser de otra forma, ya que provengo de una familia de emprendedores", reconoció.
Fue ahí que contó su historia remontándose a fines de los años 40 cuando su padre y su tío Anacleto dejaron Italia tras sufrir los estragos de la Segunda Guerra Mundial para buscar en Chile una segunda oportunidad.
"Mirando hacia atrás, pienso en lo difícil que debe haber sido para mi padre dejarnos a mi madre y a mí, con solo dos años de vida, en Italia, a más de 11.000 kilómetros de distancia", reflexionó.
Pero meses más tarde, dijo, vendría el reencuentro. Tras 30 días de viaje en barco, desde Génova a Valparaíso, llegó con su madre a Chile, relató.
"Aquí, en un país lejano y desconocido, comenzaría esta historia de emprendimiento. Mi padre y mi tío comenzaron formando una constructora y, de la mano de esta, la fábrica de pinturas Tajamar, la cual existe hasta hoy. Algunos años más tarde, en el norte de Chile, incursionaron en el área de la pesca, transformándola en una verdadera actividad industrial", señaló.
En ese entonces, "mis padres se tuvieron que ir a vivir a Arica, una ciudad que en aquella época era muy precaria. No existían, de hecho, colegios para hombres, solo para mujeres, razón por la cual tuvieron que tomar, nuevamente, una difícil decisión: irse solo con mi hermana Patricia y dejarme a mí en Santiago, en un internado. Yo tenía 10 años".
Si bien Angelini reconoció que este fue un período muy duro para él, fue a la vez "muy enriquecedor", ya que aprendió valores como la disciplina y la responsabilidad. "Entendí, a esa corta edad, que, así como la misión de algunos era trabajar, la mía era estudiar", lanzó, pero también "ganas de aportar y de retribuir al país que tan generosamente nos acogió".
Angelini dijo que en los años 80, en medio de la crisis económica que afectaba a Chile, ingresaron a la propiedad de Copec, que incluía a otras compañías, como Celulosa Arauco y Constitución, Abastible y Pesquera Guanaye.
"Tras décadas de mucho trabajo, hoy Empresas Copec cuenta con más de 43 mil colaboradores directos, cifra que se multiplica por dos o tres si sumamos toda la cadena de valor que hay tras nuestras operaciones hoy en 16 países, en cinco continentes. Destaco a estos equipos, porque emprender, justamente, es una acción colectiva, que se realiza en conjunto con otras personas y para otras personas".