US$ 100 millones en regalías pagarían las frutícolas chilenas a EEUU.
El papel de la innovación estadounidense en el auge agrícola chileno se titula el último informe que hizo la oficina local del Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA, por su sigla en inglés). En este documento la entidad planteó que una mejor protección de la propiedad intelectual a los desarrolladores de semillas del país del norte beneficiaría a los productores chilenos, al tener acceso a nuevas variedades vegetales y así mejorar sus rendimientos.
“Chile es una potencia mundial en la exportación de frutas, con más de US$ 8.200 millones en ventas anuales. Detrás de este éxito se encuentra un factor clave: el material genético estadounidense. Variedades de frutas desarrolladas en Estados Unidos, como uvas, manzanas y cerezas, han ayudado a Chile a impulsar su productividad agrícola y expandir su sector exportador”, dijo el USDA.
La entidad, a través de su oficina en Chile, realiza informes de la industria agrícola y alimentaria nacional, analizando su desarrollo y sus implicancias para las relaciones comerciales con EEUU. El pasado 1 de agosto, distribuyó el mentado informe sobre el agro y la propiedad intelectual.
“El intercambio de genética vegetal y animal, y los derechos de propiedad intelectual asociados, han desempeñado un papel crucial para convertir a Chile en un exportador líder, demostrando cómo la propiedad intelectual relacionada con la agricultura puede generar hasta US$ 100 millones en ingresos anuales a cambio de servicios”, sostuvo.
“El intercambio de genética vegetal y animal, y los derechos de propiedad intelectual asociados, han desempeñado un papel crucial para convertir a Chile en un exportador líder”, dijo el USDA.
Más protección
La entidad dijo que EEUU cuenta con 395 variedades vegetales protegidas en Chile, que abarcan no solo frutas, sino también hortalizas.
Puso como ejemplo la uva, de la cual Chile exportó US$ 938 millones el año pasado, destacando su variedad más importante, la Thompson Seedless, originaria de California.
En el caso de las manzanas, Chile exportó US$ 582 millones, incluyendo variedades estadounidenses como Red Delicious, de Iowa, y Honeycrisp, desarrollada en la Universidad de Minnesota.
En cuanto a las cerezas -“la joya de la fruta chilena que causa sensación en China”, dijo la entidad estadounidense- Chile exportó US$ 3.000 millones en 2024. “Una de las variedades principales, Bing, se desarrolló en Oregón”, destacó.
En su informe, el USDA dijo que la industria frutícola chilena estima que los pagos de regalías a EEUU son de US$ 100 millones anuales.
Dichas regalías -sostuvo la entidad- representan una compensación para los desarrolladores de las variedades frutales y se consideran una forma de exportación de servicios, ya que provienen de derechos de propiedad intelectual licenciados transfronterizamente.
La entidad recordó que, según la normativa chilena vigente, basada en la versión de 1978 del Convenio para la Protección de las Obtenciones Vegetales (UPOV-78), la protección de los frutales, vides y bayas tiene una duración de 18 años desde su desarrollo, siendo la planta misma el objeto de protección.
395 variedades vegetales tiene EEUU protegidas en Chile.
“Una actualización en Chile de la versión más reciente del Convenio (UPOV-91) extendería la protección a 20 años para las plantas de bayas y a 25 años para las vides y los frutales. Además de proteger la planta misma (como ya se contemplaba en la UPOV-78), la UPOV-91 también protege la producción (cosecha) de la planta y la comercialización de la variedad”, sostuvo la USDA.
En la práctica, aseguró: “El mayor período de protección bajo la UPOV-91 incentivaría a los desarrolladores de semillas a enviar variedades vegetales más competitivas a Chile, con mejor adaptación y mayores rendimientos, factores clave para mantener la competitividad del país como exportador”.
Con todo, el ente concluyó: “Chile ha impulsado su éxito agrícola mediante el uso de genética desarrollada en Estados Unidos (…). El sistema de propiedad intelectual otorga a los desarrolladores derechos exclusivos y permite el pago de regalías (…). Este modelo fomenta una sólida colaboración entre Chile y Estados Unidos, demostrando cómo la genética, la propiedad intelectual y las regalías impulsan el crecimiento y el desarrollo de la agricultura global”.