Empresa Portuaria de San Antonio avanza en el "Puerto Exterior" y se muestran abiertos a hacer cambios en materia medioambiental

El megaproyecto Puerto Exterior de San Antonio ha estado superando una serie de pasos desde que se propuso en 2009. Esta iniciativa fue aprobada en 2018 durante el gobierno de Michelle Bachelet, posteriormente fue ratificada por Sebastián Piñera en su mandato y, finalmente, el presidente Gabriel Boric a finales del año pasado volvió a destacar la importancia de sacar adelante el nuevo puerto.

En un principio la iniciativa consideraba una inversión cercana a los US$ 3.500 millones y, de aprobarse, se haría cargo de gran parte del comercio exterior que abarca a la zona central. Se espera que la construcción del puerto se demore entre 8 a 10 años. No obstante, para que empiecen las obras, el proyecto tiene que avanzar en distintos aspectos, uno de ellos es el medioambiental.

En un principio, la iniciativa tenía contemplado que se dragara un 10%, sin embargo, la presidenta de Puerto San Antonio, Sally Bendersky, en conversación con el Diario Financiero explicitó que no habrá dragado al mar y que no existirá contaminación al océano por esta vía. Además, agregó que el material, en vez de desperdiciarlo, será reciclado y utilizado para la construcción de plataformas.

El Servicio de Evaluación Ambiental de Chile (SEA), recientemente entregó su segundo informe ICSARA a Puerto San Antonio, el cual sintetiza las observaciones y comentarios de las personas que viven en la zona, quienes creen que el proyecto debería tener ciertos cambios que quizás no están contemplados. Desde la entidad portuaria ya se encuentran evaluando estas solicitudes que superan las 3.600 y que fueron realizadas durante 30 días hábiles.

Más de 470 personas participaron del segundo informe realizado por el Servicio de Evaluación Ambiental, ante esto, la presidenta de la Empresa Portuaria de San Antonio menciona que la muestra no es muy representativa para los casi 100 mil habitantes que tiene la ciudad y asegura que, en general, las personas a favor del proyecto no participan de estas instancias y que los locatarios que sí lo hacen, es porque podrían ver afectado su entorno. “Por supuesto que van a haber poblaciones afectadas y para eso hay todo tipo de medidas. Nosotros estamos desarrollando un proyecto que mejora la calidad de vida de San Antonio y cuando hay personas que van a sufrir de los efectos, esas personas van a ser compensadas de la manera que sea más razonable. O con mitigación, con remediación, con compensación, con lo que sea necesario para que estas personas no queden en una situación desmedrada respecto de su situación anterior”, aseveró.

Bendersky puntualiza que se encuentran abiertos a evaluar con detención y a realizar los cambios necesarios para poder avanzar con el proyecto.

Producto del aumento de los precios de los materiales por la inflación y las modificaciones a realizarse por las observaciones, tanto de personas como de autoridades medioambientales, la inversión estimada ascendería a más de US$ 4 mil millones. Desde la institución portuaria aseguran que tenían contemplado desde un inicio que habría que invertir extra en remediaciones, mitigaciones y/o compensaciones, no obstante, no tuvieron en consideración la inflación.

Para Sally Bendersky, Puerto Exterior va a subir la categoría de Chile en la actividad comercial de exportaciones, posicionándolo como un referente en el Pacífico. De no concretar el proyecto portuario se podría perder la competitividad con respecto a los demás países como el Puerto del Callao en Perú. Esta serie de posibilidades podría resultar en un aumento considerable del precio de la mayoría de los productos de consumo en Chile.

Desde el Puerto San Antonio ven de manera positiva cómo va avanzando el proyecto y no creen que tenga el mismo destino que proyectos como Dominga, pero aseguran que no es suficiente con una buena gestión de su parte, necesitan apoyo de todos los sectores, destacando que para proyectos con un tamaño como este se necesita celeridad, lo cual es sumamente complejo por cómo funciona el aparato público. Finalmente, insisten en que se hagan los comentarios necesarios para mejorar y a que los ayuden “a hacer las cosas tal como tienen que ser, no nos paren”.