
La transgénesis es, a juicio de los expertos, una de las técnicas menos invasivas y más confiables al momento de crear una nueva variedad vegetal.
La transgénesis es una tecnología no convencional, menos manipuladora y mucho más controlada y fiscalizada que el cruce de especies y la mutagénesis. El problema es que la desinformación ha hecho que las personas le atribuyan ciertas características negativas que no tienen ningún sustento científico, dice Miguel Ángel Sánchez, director ejecutivo de ChileBio.
Debido a que el objetivo de la transgénesis es desarrollar variedades vegetales mucho más resistentes a herbicidas y plagas de insectos, las ventajas de este método suponen un menor uso de insecticidas en los campos sembrados con esas variedades, lo que redunda en un menor impacto en el ecosistema que alberga al cultivo y en la salud de los trabajadores que manipulan los fitosanitarios.
Al respecto, Manuel Toro, jefe del subdepartamento de Registro de Variedades del SAG, asegura que las variables creadas con métodos transgénicos tienen un 50% más de retorno y son mucho más resistentes a sequías o a viajes largos, lo que ayuda a incrementar la competitividad del sector agricultor.
Según Sánchez, otra ventaja de los cultivos transgénicos es que antes de comercializarse deben superar una serie de pruebas y evaluaciones, útiles para establecer su composición genética, lo que hace que sean mucho más confiables y eficaces en el fitomejoramiento agrícola y frutícola, ya que así se conoce exactamente qué intervención genética tuvieron.
Aunque en nuestro país está prohibido cultivar productos transgénicos para fines productivos y de consumo interno, sí se desarrollan semillas con esta tecnología únicamente para ser exportadas. Sin embargo, actualmente Chile importa productos procesados de estos cultivos, especialmente del maíz, la soya y la canola.