La
Exposición Universal de Shangai, que se inaugura hoy, acumula las cifras récord
de la historia para un evento de este tipo, entre las que destacan la mayor
inversión económica, la mayor superficie de muestra y la mayor cantidad de
países y organizaciones implicadas.
El Gobierno
chino hizo públicos los números oficiales, que indican una inversión de US$ 4.200
millones, una cifra que ya supone el doble del presupuesto destinado a los
Juegos Olímpicos de Pekín 2008 y convierte a la de Shangai en la Expo más cara
de la historia.
Sin
embargo, la propia prensa china, siempre afín y controlada por el régimen
comunista, se permitió sugerir que el costo real asciende a una cifra cercana a
los US$ 58.000 millones.
Así, entre
otros conceptos, las autoridades de Shangai han invertido US$ 45.000 millones en
mejorar las infraestructuras, como la red de metro, que se ha convertido en una
de las más amplias del mundo, y la nueva terminal del aeropuerto de Hongqiao,
recientemente inaugurada.
Además,
también destinaron US$ 150 millones en instalaciones relacionadas con las
tecnologías de la información e internet.
Cuando fue
elegida en 2002, China -actualmente la tercera potencia económica mundial, muy
cerca de Japón, que es la segunda- calculó que el impacto económico de la Expo
en Shangai sería equivalente al 0,6% del PIB del país, superando de largo la
aportación de unos Juegos Olímpicos, que cuantificó en un incremento del 0,3%.