Fue a fines de febrero cuando el grupo Pescanova anunció que no entregaría sus resultados financieros para 2012 hasta que lograra con “certeza” la venta de algunos de sus activos salmoneros o renegociara su deuda. La empresa también ingresó en una fase preliminar para buscar la protección de los acreedores, sorprendiendo al mercado que la consideraba una compañía sólida.
A mediados de marzo, la firma presidida por Manuel Fernández de Sousa reconoció haber “detectado discrepancias entre nuestra contabilidad y las cifras de deuda bancaria, discrepancias que pudieran ser significativas y que estamos en proceso de revisión y conciliación”.
Según las cifras conocidas hasta ahora, la deuda total del grupo Pescanova asciende a 2.500 millones de euros, según los datos del Centro de Información de Riesgos del Banco de España y, de éstos, 1.600 millones corresponden a la matriz.
Finalmente ayer, Pescanova presentó a la Comisión Nacional del Mercado de Valores de España (CNMV) la documentación complementaria que le había solicitado el órgano supervisor. El envío de la documentación se produjo tres horas antes de que se cumpliera el plazo.
Venta accionaria
El presidente de Pescanova, Manuel Fernández de Sousa, ha continuado reduciendo su presencia en la propiedad de Pescanova. El empresario informó ayer a la CNMV que su participación es actualmente del 7,45% tras seguir con las ventas de acciones entre diciembre, enero y febrero. Fernández de Sousa sigue siendo, no obstante, el principal accionista de la compañía, consignó el diario español Expansión.
El presidente del grupo dijo que "decidió poner su partrimonio a disposición de la compañía para resolver problemas urgentes de liquidez", pese a que ha realizado las ventas "con importantes pérdidas".