Comercial Sportex, ligada a los hermanos Isaac y Jaime Avayú, esquivó la quiebra luego que sus acreedores, en una junta deliberativa realizada la mañana de este martes, aprobaran su propuesta de acuerdo de reorganización judicial. Esto permitirá asegurar la continuidad operativa de la sociedad, que explota varios centros de venta de ropa deportiva bajo las marcas Everlast, NGX, Zoo York y Pony, entre otras.
Los pasivos de la compañía -asesorada por el Estudio Nelson Contador Abogados & Consultores- rozan los $ 15 mil millones y sus principales acreedores son los bancos BCI, Santander y Estado.
Su actividad principal se centra en el desarrollo y la distribución de ropa, calzado y accesorios deportivos, así como de reconocidas marcas internacionales con licencia. La distribución de la compañía abarca todo el país a través de tiendas independientes, mayoristas, supermercados y canales online.
El objeto de la reorganización de Sportex consiste en la continuidad efectiva y total de las actividades de la compañía, así como el pago íntegro de los créditos afectos al acuerdo, el cual contiene una serie de propuestas destinadas a las distintas clases o categorías de acreedores.
Dentro de ellas, se formuló un plan de reestructuración y pago al BCI, en su calidad de acreedor hipotecario de Sportex, cuyo crédito asciende a $ 3.568 millones.
Asimismo, se presentó una propuesta de reestructuración y pago a los acreedores bancarios valistas, entre los que figuran el Santander, Del Estado, Scotiabank, De Chile, Consorcio e Itaú.
El acuerdo de reorganización se aprobó con el voto favorable del 100% de los acreedores garantizados y por el 71,63% de los valistas.
Sobreendeudamiento
La compañía, con más de 35 años en el mercado, solicitó su reorganización a principios de este 2025. En su presentación a la justicia, dijo que las movilizaciones, revueltas y la inestabilidad económica en Chile derivada del estallido social ocurrido en 2019, impactaron gravemente el comercio, con cierres prolongados y menor afluencia de clientes en los locales.
También apuntó a la pandemia, la que, recordó, ocasionó el cierre temporal de tiendas físicas, restricciones de movilidad y disrupciones en la cadena de suministro global que significaron una fuerte caída en las ventas y una acumulación de inventarios. Esto, afirmó, impactó negativamente la liquidez de Sportex. A esto sumó el “aumento exponencial” de los costos de transporte internacional.
En su afán por sostener su operación durante la crisis sanitaria y adaptarse a lo que denominó “un entorno cambiante”, la compañía dijo que “accedió a financiamiento adicional que se tradujo en un sobreendeudamiento bancario”.
Por esto, afirmó que, aun cuando la compañía ha cumplido con sus compromisos financieros en los plazos establecidos, el costo de dicho endeudamiento impactó directamente en su flujo de caja. En particular, mencionó su capacidad para efectuar compras y reposición de inventario en los parámetros requeridos para sostener los niveles de venta que necesita la firma.
La empresa también dijo que se vio afectada por la depreciación del peso chileno frente al dólar, lo encareció los costos de importación, afectando el margen de comercialización de los productos de la sociedad, los que dependen en gran medida de proveedores y transportes internacionales.