Economía

Derrick de Kerckhove: “La gente ya no necesita gobiernos, sino servicios”

El heredero de Marshall McLuhan revive al teórico de la comunicación desde las nuevas tecnologías.

Por: Renato García J. | Publicado: Viernes 22 de enero de 2016 a las 04:00 hrs.
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“El medio del futuro será una extensión de la conciencia. No va a estar dentro de la TV, pero convertirá a la TV en su contenido y en una forma de arte. El medio del futuro estará unido al teléfono y será un sistema para compartir información y distribuir cualquier cosa a cualquier lugar. Nos hará a todos parte en una gran enciclopedia”.

¿Suena familiar? Hoy puede ser, pero cuando Marshall McLuhan lo dijo nadie había oído hablar aún de Internet. El tiempo ha reivindicado al teórico de la comunicación que hoy cobra nueva relevancia, afirma Derrick de Kerckhove, que colaboró con él durante una década y ahora dirige el Programa McLuhan de la Universidad de Toronto. “Lo consideraban un tonto y se burlaban de él, pero era un personaje extraordinario. Todo lo que hablaba está ocurriendo hoy. Es Internet. Es Wikipedia. Youtube es la TV convertida en arte en la que se puede apretar play y que cualquiera puede hacer en cualquier parte”, explica De Kerckhove, de visita en Chile para participar en el Congreso del Futuro, donde expondrá sobre la Teoría de la Inteligencia Conectiva.

- ¿Cómo nos están transformado las tecnologías de la información?

- Internet es el nuevo Leviatán. Un organismo gigante formado por innumerables sirvientes. Nos estamos convirtiendo en un enorme servomecanismo eléctrico. Nuestros cuerpos y mentes se están convirtiendo en electricidad, en lo digital, un cuerpo donde cada célula es un individuo, pero que están infinitamente conectados. Es un cambio inevitable, como en el Renacimiento no podíamos haber evitado convertirnos en individuos. Es una nueva forma de conciencia en la cual la máquina nos usa a nosotros y nosotros somos la máquina.

- ¿En qué cambios concretos se va traducir eso?

- Cada uno de nosotros se está convirtiendo en un conjunto de información. El surgimiento del big data es el camino natural de la información y representa la madurez de la recolección de datos. Estamos dependiendo cada vez más de las máquinas pero eso está creando una nueva forma de inteligencia.

- Hoy existe creciente temor a que la masificación de los robots destruya millones de empleos y transforme toda la estructura laboral. ¿Será así?

- Habrá pérdidas de empleo, pero la robótica no es la tecnología más disruptiva. Ese es un temor antiguo pero no entendemos realmente lo que nuestro trabajo es. Hoy se está produciendo un cambio más radical que tiene que ver con el trabajo que crea uno mismo. Un sistema como Uber, donde cualquiera puede convertirse en taxista por su cuenta, es un ejemplo, pero se están desarrollando cientos de sistemas sobre el mismo modelo. La impresión 3D va a cambiar mucho más profundamente la forma en que opera la industria, se fabrican y distribuyen los productos.

- La economía del compartir, y Uber en particular, genera polémica por los deberes y derechos de empleados, empleadores y clientes. ¿Se requiere un nuevo contrato social?

- Rousseau y Marx están obsoletos pero al menos Marx acertó a que los medios de producción pasarían a los trabajadores. La discusión sobre un nuevo contrato social se va a negociar sobre nuevos términos, como la reputación. Hoy, el principal capital, es la reputación. Es lo que llamo la ética de la transparencia. Todavía hay una ilusión de privacidad, pero estamos desnudos. Todo lo que hacemos puede ser conocido. Los sitios de compra y venta en Internet asignan puntaje a los partícipes en base a cómo cumplen y quien tiene mayor puntaje hace más negocios. El boca a boca electrónico, lo que los consumidores piensan de un producto, será la manera natural de promoverlo. Es más barato que el antiguo método de publicidad y genera altos retornos.

- El gran hermano ya es una realidad, pero en vez de esa visión distópica parece que a la gente ya no le importa. ¿Qué ocurrió?

- La privacidad e individualidad está hoy devaluada frente a la conectividad. Seguimos atesorando nuestro ser personas, pero ya no como aislados en el interior. Los niños hoy construyen su persona en lo externo, en Instagram, en su perfil de Facebook. Hay una completa inversión entre lo externo y lo interno.

- ¿Cómo cambia la relación entre ciudadano y gobierno?

- La pérdida de confianza en los sistemas de representación dará paso a sistemas de participación, con raíces en comunidades pequeñas y enfocados en la provisión de servicios. La gente no necesita gobiernos, sino servicios. Bélgica estuvo sin gobierno por casi dos años, pero no pasó nada porque los servicios siguieron funcionando.

- ¿La inteligencia artificial puede volverse en nuestra contra?

- Es un temor exagerado, pero en cierto sentido es así. Hemos creado un sistema colectivo. Nos hemos convertido en ese sistema y ese sistema ahora nos gobierna. Pero el giro hacia la IA es inevitable porque está en la base del sistema, en el big data y en la Internet de las cosas. Tal como el alfabeto y la imprenta transformaron a las personas en el Renacimiento, las nuevas tecnologías nos han transformado.

- ¿La tecnología a la educación, es más que regalar tablets?

- Todo nuestro sistema pedagógico está fundado en el trabajo de los jesuitas, que en base a la imprenta y el alfabeto estructuraron un modelo. Hoy no existe un equivalente a la cultura digital. Tenemos que enseñar a los niños a lidiar con los tres espacios de su persona, el mental, el físico y el ciberespacio, cada uno de los cuales requiere un comportamiento y un conocimiento y modales distintos.

 

El papel no va a desaparecer

 

A pesar del avance de lo digiral, De Kerckhove asegurá que en el futuro seguirá habiendo espacio para el papel, al que define como la materia impresa y la única manera de hacer que la palabra sea silenciosa y fija. "En el papel, uno es dueño de lo que se lee. Mis ojos deciden. Mis manos pasan las páginas. Yo leo y releo", explica. Por eso, el papel permite crear una identidad en "la interioridad silenciosa y reflexiva del lector". En la pantalla, en cambio, uno es poseído por lo que se lee. El papel, además, es más confiable, asegura, porque dura más que la electricidad.

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