El festival de música de Ansbach, en la ciudad de Bavaria, Alemania, fue violentamente interrumpido por el atentado suicidida de un refugiado sirio de 27 años, quien hirió a otras quince personas.
Se trata del cuarto atentado que ocurre en ese país en el transcurso de una semana; el viernes, un hombre de 18 años abrió fuego en un centro comercial y asesinó a nueve personas antes de suicidarse. El domingo, un hombre atacó y dio muerte a una mujer embarazada con un machete. El lunes pasado, otro individuo hirió a pasajeros de un tren con un hacha. Aunque este último tenía simpatías con el Estado Islámico, la policía descartó que estuviera vinculado a alguna organización internacional.
Hasta ayer, la policía germana investigaba las motivaciones de los hechos. De acuerdo con la vocera de gobierno, Ulrike Demmer, las primeras indagaciones no entregaban “una imagen clara” sobre los motivos.
La canciller Angela Merkel –quien el sábado convocó a una reunión de emergencia del gabinete de seguridad– señaló que “descrubriremos exactamente qué hay detrás de esto. El Estado y sus fuerzas de seguridad continuarán haciendo todo para proteger la seguridad y libertad de todos en Alemania”.
La situación reavivó las críticas de la oposición y el partido anti inmigración AfD, quienes hacen hincapié en que el flujo de refugiados es un peligro para la sociedad.
La vicepresidenta de AfD, Frauke Petri, escribió en redes sociales un mensaje dirigido a la canciller. “¿Tiene Alemania suficientes colores para ti ahora, Merkel? ¿Qué más debe ocurrir para que las autoridades abran los ojos y vean lo que está ocurriendo en Alemania ahora?”